Casa Colo



Casa Colo – Calle de La Foina, s/n – Ceceda (Nava)   Tlf: 985 704 016

Hoy me acerco hasta Ceceda y visitamos un establecimiento muy conocido, un clásico dentro de esas rutas gastronómicas de fin de semana. Ir de monte, caminata, es la simple excusa para acabar sentado en cualquier bar de pueblo, devorando manjares contundentes que no resientan el bolsillo del «mochilero urbano».

En mi caso, la relación con Casa Colo se remonta a mi adolescencia más tempranera. El que me ha conocido en los últimos años probablemente piense que soy un pijo de ciudad, razón puede no faltarle pero si rasca en mi pasado podrá averiguar que las labores de campo no me son ajenas.

Cortar leña para la chimenea, subir cubos de carbón para la cocina, recolectar manzana, cavar la huerta, recoger patatas, encalar paredes haciendo la mezcla con cal viva, trepar árboles de 10 metros para coger cerezas, robar manzanas del vecino con un arco de flechas hecho con varillas metálicas afiladas de paraguas o hacerme mi propio gomero con sierra en un banco de carpintero, son algunas de las actividades que hacía.

El contacto con el medio rural fue un aprendizaje que en su día me dió mucho por saco sabiendo que mis amigos empezaban a ligar, a ir de discoteca, pero a la larga te das cuenta que hay tiempo para todo y que son ellos los que se perdieron esta parte de la vida.

La Goleta, en el concejo de Piloña fue donde mi familia, no se perdía fin de semana y aunque mi madre cocina de lujo, salir a comer fuera era parte de la rutina. La Roca y La Parra en Sevares, La Verja en Infiesto, el Benidorm en Villamayor, el bar-tienda de Leandro y Tina cruzando la carretera y por supuesto Casa Colo, eran nuestros habituales.

No puedo certificar este punto en absoluto, pero para mi, Casa Colo fue el origen del cachopo aunque ellos nunca lo han denominado así, filete al queso era y sigue siendo su nombre. El auge mediático desbordado con este plato a mi modo de ver ralla lo ridículo, queriendo convertirlo en santo y seña de nuestra gastronomía, por encima de las fabes con almejas, las verdinas y las cebollas rellenas.

Casa Colo es una casona de pueblo que apenas ha cambiado. El comedor principal lo recuerdo como una terraza descubierta, desconozco cuando se hizo la reforma pero ha quedado muy bien y las vistas son preciosas.

El recuerdo de Casa Colo siempre fueron esas mesas ubicadas en cualquier recoveco, un ambiente familiar laberíntico donde al preguntar por una mesa, siempre había algo como escondido. La decoración sigue siendo la misma y eso me gusta mucho, los sitios con solera y raíces.

Recordareis mi artículo de la boda que tuve en la Hostería de Torazo, pues este fue el restaurante elegido para comentar la jugada del día anterior. En Asturias somos unos «fartones» y meterse entre pecho y espalda lo que leeréis hubiese sido más propio del postboda de Felipe y Leticia, donde el Presidente Revilla desveló que había pasado más hambre que un perro de las calles de Bombay (este es un símil de cosecha propia).

A veces me preguntáis si yo me he comido todo, obviamente no, pero suelo probar unas cuantas cosas además de lo mío. Mi comanda fue el pote y el filete al queso entero (se puede pedir por medios), pero completé con una mitad el repollo relleno.

Sin entrar en muchos detalles, cualquier cosa que pidáis está muy buena, es comida casera, tradicional, bien elaborada, con buena materia prima.

Sopa de cocido

Pote asturiano

Callos

Cebollas rellenas de carne

Escalopines al Cabrales

Repollo relleno de merluza y marisco

Filete al queso

Peras al vino

Helado de turrón con chocolate caliente

Fritos de leche

Categorías: ASTURIAS, CENTRO, RESTAURANTESEtiquetas: , , , , , , , , , , , , ,

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