La inquietud me domina, lo fácil me aburre, lo complejo me estimula, mis neuronas están de juerga permanente y a veces no dan tregua, no se conforman con un día normal haciendo unas simples parrochas con jamón.
Esa fue la idea inicial, hacer un plato de andar por casa pero que me encanta cuando voy de sidrerías, unas botellas de sidra y unas parrochinas con jamón son un auténtico espectáculo.
¿Cual sería la ciencia de publicar un artículo donde lo poco que hay que hacer es enharinar y freír?, pues esa, ninguna. A partir de ahí le di una vuelta de tuerca y aún manteniendo la idea original (tenía antojo), complementé con esta versión hecha con una tempura en la que mezclé sésamo negro y semillas de amapola.
Si a las tradicionales les acompaña el imprescindible jamón, para las tempurizadas hice una salsa de mostaza y miel que le fue muy bien. El resto, tal y como pone el plato, Para Compartir con quien queráis, en mi caso lo hice con una barra de pan, gran compañera de viaje en un plato como este.
Ingredientes:
2 docenas de parrochas (sardinas pequeñas), harina, jamón, mostaza de Dijon, miel, sésamo negro, semillas de amapola y aceite de oliva virgen extra.
Limpiamos las parrochas quitando la cabeza y las tripas, aclaramos bien y dejamos que escurran. Cortamos el jamón y reservamos.
Preparamos la tempura mezclando la harina especial con agua bien fría, añadimos nuestras semillas. Rebozamos y sumergimos en abundante aceite. Sacamos y colocamos en papel absorbente.
Enharinamos y freímos para nuestra versión tradicional. El jamón lo freí aparte.
Para la salsa de mostaza y miel mezclamos los ingredientes a nuestro antojo según nos guste más o menos dulce.
Receta original.. Otra muy a tu estilo Juan, la pondré en práctica tan pronto como pueda.
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No está mal, no esperes el cielo pero un cambio nunca está de más. Y como me comí las dos versiones no hay remordimientos
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Remordimientos si no lo hubieses hecho jaja
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