Ver Vs Mirar

No es lo mismo ver que mirar.

Tú te ves en el espejo, te detienes frente al él, te maquillas, te acomodas bien la ropa, te pones tus pendientes, o simplemente pasas delante de el como si no existiera.

Pero ¿Te miras?

Mirarse es observarse, reconocerse, amarse, aceptarse…

Mirar es otra cosa.

Puedes hablar con una persona, o entablar una conversación con alguien, y la estás viendo. Está frente a ti, o a tu lado, la ves…pero ¿la miras?

Mirar al otro es diferente, es fijarte en sus ojos, percibir sus gestos, sus movimientos, sentir a través de su corporalidad lo que está sintiendo.

Vemos más que miramos. No nos detenemos. Vamos rápido. Nos quedamos en la superficie y no ahondamos ¿por miedo? ¿por comodidad? ¿por costumbre?

Podemos estar en una playa, o en la montaña, y vemos atardecer, pero no lo miramos.

No sentimos la energía que transmite, la magia de las pinceladas en el cielo, el ave que pasa, el rayo que se escapa tras la nube…. nos perdemos tantas cosas por no mirar y, el día que nos paramos a mirarlo, ¡Nos parece tan hermoso! como si no hubiera sucedido nunca y, lo cierto es que, ¡ocurre todos los días!

Tendríamos que mirar más, detenernos, grabar en nuestras retinas, impregnarnos de lo que percibimos a través de nuestros ojos y dejar que llegue al alma.

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