Marcela González Salas

POR: THELMA MORALES GARCÍA

Llegué al Instituto Mexiquense de Cultura un 15 de octubre de 1999; ese día conocí a quién sería mi jefa y después mi amiga, me refiero a Marcela González Salas, mujer poseedora de un carácter férreo, pero también de una gran nobleza espiritual y humana.

De esa primera etapa, recuerdo que visitaba el museo de Culturas Populares una señora muy agradable y distinguida, sin decirme quién era, sólo me pedía le llamara por su nombre: Teté; quiero decirles que estuvo visitando este espacio cada semana y siempre que nos veíamos, me decía que era yo una directora de museo muy joven, pero le encantaba mi entusiasmo, cuando me pedía le recomendara a dónde podía comprar los mejores tamales, yo le respondí que sí conocía los de ollita de Ocoyoacac? me dijo que no y que le encantaría probarlos, así es que ese mismo día fue a comprarlos y a la siguiente semana me dio las gracias, pues le habían encantado.

Para el mes de diciembre, me pidió que le consiguiera unos pinochos de madera elaborados por los artesanos de San Antonio La Isla, pues pensaba regalarles a sus nietos juguetes tradicionales, hasta ese momento y después de que la Directora General, llegara a las salas de exposición buscando a su mamá, que visitaba frecuentemente el museo que tanto le gustaba, fue que me enteré que doña Teté Petriciolli, era la mamá de Marcela; desde ese momento nos unió el gran cariño que le profesé a su mamá hasta el día de su muerte y de la que hablábamos frecuentemente en nuestras conversaciones, recordado su bondad y su alegría.

En los dos años que estuvo al frente del Instituto Mexiquense de Cultura, tuve la fortuna de estar muy cerca de ella, pues en los primeros meses del año 2000 fuimos juntas al Encuentro Nacional de Cultura en Baja California Sur, después al encuentro en Oaxaca donde acompañadas de don Carlos Arriaga Alarid, entonces Director del Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, hablábamos sobre la admiración a la Décima Musa; nuestras pláticas eran muy divertidas; voraz lectora, trilingüe, sabía de literatura, arte, danza y disfrutaba enormemente los conciertos de música clásica. La cultura transforma vidas, pero sus enseñanzas también nos marcaron a muchos quien como yo, tuvimos la fortuna de su amistad.

Durante los años que estuvo en otros cargos, nos reuníamos en un restaurante en la ciudad de México que se llamaba Sofía, sobre la avenida Reforma, recuerdo que en 2009 festejamos ahí mis 10 años como directora del Museo de Culturas Populares. Compartimos el gusto por las artesanías y el arte popular, ambas portamos con tanto orgullo los quechquémetls elaborados por nuestras magníficas mujeres de los pueblos originarios mazahuas y otomíes, así como las pulseras bordadas, los rebozos, las blusas. Su energía era enorme, trabajaba incansablemente.

En 2017 cuando fue nombrada Secretaria de Cultura del Estado de México volvimos a trabajar juntas, en esta etapa me decía: quiero disfrutar de todas las maravillas que nuestra entidad tiene en el arte y la cultura, aún con el sismo y la pandemia logró rehabilitar los espacios culturales, como museos, casas de cultura, y deportivos. Recuerdo el viaje a Guanajuato al Festival Cervantino, donde nuestra entidad fue invitada de honor de ese año; si algo caracterizaba a Marcela era su carisma; gran conversadora, perfeccionista, nos compartió su sabiduría, sus experiencias, su generosidad, esos dones que en la vida nos mostró y que hicieron de ella un ser humano excepcional.

El pasado mes de noviembre en su cumpleaños 75, su mensaje fue tan emotivo, pues tenía poco que su hermana Jorgina había fallecido; nos dijo a los presentes, disfruten de la vida, cada momento con su familia y amigos; guarden esos momentos en su mente y en su corazón, ese día bailó y dio gracias a su familia: Tere, Diego a Lourdes y al gran amor de su vida don Mario, también a sus amigas y amigos que la acompañamos en este viaje llamado vida.

En el viaje que emprendió el pasado sábado 22 de abril, partió tranquila rodeada de sus grandes amores. Hoy yo te doy las gracias Marcela por tu profesionalismo, por tu luz, por tu energía, tu entusiasmo, por estos 24 años de amistad y por tu legado. En mi corazón siempre presente querida amiga.

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