Albert es hola y un abrazo, calor desde el primer día
Albert es nervios y ansia y manos inquietas
y un ímpetu que llena habitaciones
Albert es el coraje de quien mira de frente a su cobardía
Albert es “tomamos un café” cuando quiere decir té
Es un guapo que va de los de “yo soy del montón”,
alumno infatigable, maestro sin pretenderlo,
un murmullo que escuchas a lo lejos
anunciando que ha llegado a la oficina
Risas y paseillo hasta alcanzar su mesa
Paz porque ya está sentado, aunque no lo parezca
Albert es siempre sonrisa, en su seriedad, sonrisa
En su tristeza, sonrisa, en su ansiedad, sonrisa.
Se cruza en tu camino y te toca la lotería.
Albert me mira y no tiene que hablar
Siento su ansiedad cuando me pongo seria
y cuando lo aplasto con mi honestidad.
Pero él me abraza con la mirada porque sabe,
en el fondo, que soy un alma perdida.
Lo conoces y lo sabes, que te ha dejado su huella
y que tiene acceso biométrico de por vida
a tu alma,
acceso premium, sin haber pagado un céntimo
porque ya te ha hackeado derribando cualquier muro,
cuando, en lugar de ojos, te habla y ves un corazón.
Grande, inmenso, como una casa.
Es un corazón océano que te mece en su ternura
Y, de pronto, despliega sus alas y ahí está
Albert, que empieza por “a”,
como ÁNGEL.