PASEO TRIUNFAL DE ROCA REY EN VALÈNCIA

FOTO: CARLOS GÓMEZ LITUGO

En el día de la soñada alternativa de Jesús Chover, el emperador Andrés Roca Rey se dio un paseo triunfal en València. Otro más. Aquí empezó su imperio hace cuatro años y ahí sigue, ahora ya a velocidad de crucero.

La misma decisión y capacidad de siempre, el valor férreo y curtido a la sombra de los andes y educado a la ribera del Guadalquivir. La inteligencia y el corazón de los privilegiados. Y una mirada voraz para la que ningún horizonte es límite.

Le pusieron para el desfile alfombra roja en forma de corridita de Victoriano del Río muy justa de trapío y presentación, salvo el cinqueño sexto que le correspondió al nuevo. Que fue como si le dijeran, ¡ahí la llevas, Chover! El resto, una corrida lavadita, previsible y anovillada con la que Roca Rey, él y sólo él, se explayó con un contundencia abrumadora. Ni El Juli encontró rendijas en su desgraciado lote.

Hasta por cinco veces, cinco, a lo largo de la tarde la plaza, entregada, se puso en pie de emoción ante las hazañas del ídolo desatado e imperial sobre el ruedo.

Su primer oponente llevaba nombre en femenino, ‘Maleada’. Seria su expresión, pero anovillado el trapío que delataban sus cuatro años recién cumplidos en enero.

La de tiempos que dio el peruano a sus toros para administrarlos hasta soltar la pólvora en el momento oportuno. Ni las chicuelinas y tafalleras de su primer quite tuvieron electricidad.

La ovación en el brindis al público dejó claro aquí quién era el protagonista. Los cambiados por la espada en los medios ya derrocharon temple. La forma de recoger la embestida al galope, sin tirones. Que el fuelle del animal estaba justo, estaba claro. Por eso los tiempos que da Roca Rey y el torear sin toro. Hay una serie de gran hondura, toda en una baldosa. La siguente para ‘Maleada’ ya es como como subir el Everest. Pero qué forma de administrar. Cuando llegan las dos últimas series la plaza enloquece con el toreo al natural de Roca Rey.

Sin rectificar, el toreo al natural más difícil. Uno sublime y el de pecho sin enmendarse. Una más, totalmente encajado y la muleta en la palma de la mano izquierda, el circular por la espalda y otra vez la respuesta unánime. Hasta las bernardinas fueron catárquicas. Qué puesta en escena, qué entrega, cuánta verdad. Lo estaban viendo más de 11.000 personas. Al final fue una oreja por un pinchazo y el espadazo de lento efecto.

El quinto fue el burraco de nombre ‘Jaro’. Largo y de carita anovillada. Pasmosa suficiencia la del bicho, perdon, la del emperador Roca Rey. Por chicuelinas prende la mecha en el mismo saludo. Por el mismo palo y con temple, Jesús Chover aprovechó el quite para regresar a la tarde.

Los estatuarios de inicio le pasan a centímetros del nuevo vestido nazareno y azabache. El ‘novillo’ lo hace a media altura, y Roca Rey otra vez casi que sin despeinarse. Entonces, cuando le bajó la mano el de Victoriano tropezaba con las suyas. En esas se dejó un paréntesis, volvió y le sopló una tanda en redondo acinturada y poderosa, interminable en el giro circular. El desplante desafiante y la plaza vibrando. Otra más y el mismo efecto. Las manoletinas y una estocada desprendida. Las dos orejas, exceso de borrachera. El emperador saldría en València, como siempre, por la puerta grande tras su paseo triunfal.

Con el toro ‘Tallista’, de Victoriano del Río, número 32, con 537 kilos y nacido en octubre de 2014, se ha doctorado Jesús Chover. Ya es matador de toros. Era su día y pretendía disfrutarlo y no dejarse nada en el tintero. Por eso se fue a porta gayola para comenzar a vivir su tarde, una tarde que estaba preciosa. La sonrisa de Jesús Chover ya había asomado en el paseíllo. Ha sido un día feliz.

‘Tallista’ ya salió pulido del chiquero. Noblón y de transmisión justa. La larga cambiada salió limpia y el saludo capotero frondoso. En banderillas sacó el repertorio sorista, su apoderado, Vicente Ruiz Soro, también era todo felicidad por alcanzar esta meta.

Chover trabó un inicio coherente por abajo. La largura vibrante en la primera serie se trazó en los medios. Decayó la transmisión a plomo del animal y la plaza desconectó. Chover intentó levantar aquello con unos naturales de aires verticales. Pero ni un molitene de rodillas para regresar a la mano diestra sirvió. Entonces Chover cortó en seco para no alargar. El Victoriano iba cuesta abajo. Unas giraldillas y una estocada caída pusieron punto y final. Todavía hubo petición. En la vuelta al ruedo Chover volvió a sonreír.

Pagó Chover la frialdad de una tarde de apreturas, de gente todavía sin encontrar su sitio del todo o con el ansia por ver a las figuras, por ver a Roca Rey.

En sexto lugar al de Benimàmet le tocó el único cinqueño. Bruto, sin clase y al final, sin fondo, queriéndose rajar.

El Juli fue el padrino de Jesús Chover. Por lo demás quedó inédito. Imposible el lucimiento con el castaño segundo. El personal tampoco tuvo paciencia y no le permitieron alargar. La estocada, desprendida.

El toro cuarto, ‘Impuesto’, lució más cuajo y hondura. Pero no le sobran las fuerzas y tiende a defenderse. A la carrera se fue El Juli a brindar al público y pronto paró entre la indiferencia y los pitos, la aspereza del toro y lo incómodo que estuvo el del barrio de San Blas sin encontrar las teclas. El Juli ha pasado por Fallas sin pólvora.

Roca Rey la disparó toda en su desfile triunfal.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de València, 15 de marzo de 2019. Séptima de la Feria de Fallas. Toros de Victorino del Río bajos de presentación, salvo el cinqueño sexto, anovillados, nobles y bajos de raza para El Juli (silencio en ambos), Roca Rey (orejas tras dos avisos y dos orejas tras aviso) y Jesús Chover (vuelta al ruedo y silencio traa aviso). Lleno de no hay billetes (11.000 personas).

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