Los HORRORES del franquismo en Asturias. Parte 2, Los Crímenes

Asturias 22 word pressViene de Parte 1, La Represión

En Asturias, muchos Republicanos fueron asesinados en zonas previamente controladas por los franquistas. Isidro Liarte Lausín, gobernador civil de Asturias, fue asesinado por fusileros franquistas en 1936 en la cárcel de Oviedo. Ese año, el diputado republicano José María Díaz y Díaz-Villamil fue asesinado por falangistas en Taramundi. También en 1936, mercenarios falangistas asesinaron en Cangas del Narcea al matrimonio de maestros Balbina Gayo Gutiérrez y Ceferino Farfante Rodríguez, que siguen desaparecidos.

Jesús Fernández Pérez, un albañil de 33 años de Mántaras (Tapia) fue encarcelado en noviembre de 1936 y “sacado” de noche por los falangistas de “El Cangrexo” de la cárcel de Tapia; su mujer, con una niña de 6 días, no volvió a saber nada más de él, no se sabe dónde está enterrado. Clemente Amago, socialista, concejal de San Tirso de Abres, fue detenido el 20 de septiembre de 1936, y torturado. Su mujer e hijo lo vieron mal herido y ensangrentado en una camioneta. No volvió a verlo más. A los pocos días un falangista mostró en el bar del pueblo un reloj que perteneció a Clemente. Hay al menos 5 casos denunciados de asesinatos y desapariciones sucedidas en ese municipio en aquel mes de septiembre de 1936. En Febrero de 1937 los franquistas fusilaron al rector de la Universidad de Oviedo, el Republicano Leopoldo García-Alas García-Argüelles a modo de escarmiento por su categoría intelectual, por su crédito de profesor y por odio a la inteligencia. 

Cuando los franquistas tomaron Asturias Republicana, la maquinaria represiva franquista llevó a muchos miles de Republicanos a consejos de guerra y pelotones de ejecución. El coronel José Franco Mussió, Jefe de la Fábrica de Armas de Trubia, fue fusilado con otros 7 militares leales: El Comandante Manuel Espiñeira Cornide, los Capitanes Luis de la Revilla y de la Fuente, Hilario Saenz de Cenzano y Pinillo, Ernesto González-Reguerín Suárez, Ignacio Cuartero Larrea, José Bonet Molina, y el teniente Luis Alau y Gomez-Acebo; los informes Republicanos los consideraban políticamente «indiferentes». Fueron ejecutados el 14 de noviembre de 1937 en Oviedo. Otros militares que lucharon en el Ejército Republicano pasados por las armas fueron Julio Bertrand Gosset, Tomás Álvarez Sierra y Eduardo Rodríguez Calleja. El hijo de Mussió, José Franco Soto, capitán de artillería, prisionero en Santander, fue fusilado unos días después.

El destino de muchas mujeres Republicanas quedó sellado por significarse en su colaboración con el gobierno Republicano. Sufrieron una doble derrota como mujeres y como Republicanas. Entre 1937 y 1938 fueron torturadas y sometidas a farsas de juicios con condenas fijadas de antemano. Entre las 7 y las 8 de la mañana eran fusiladas en el paredón del cementerio de Ceares, y sus cuerpos arrojados a la fosa común “el Sucu-Ceares” de Gijón, en la que yacen 30 mujeres.

A José Martínez Vázquez y Aida Alvaré Marqués les sacaron de la cárcel de Avilés el 22 de octubre de 1937 y les fusilaron sin más en la playa de Salinas. Sus cuerpos quedaron abandonados junto a la fosa que hay en un el pinar cercano, en la que se calcula hay más de 300 personas asesinadas. José Abargues Perles, secretario del Partido Comunista de San Esteban se incorporó al frente en defensa de la República; fue condenado a muerte por «rebelión militar» y fusilado el 28 de septiembre de 1939. Lo enterraron en la fosa común de Oviedo. Su mujer, Josefa Dávila Álvarez, embarazada y ya con 6 hijos, estuvo presa en Pravia y Oviedo donde nació su última niña. Después pasó a la prisión de Saturrarán (Guipúzcoa), donde cumplió la condena por «auxilio a la rebelión» hasta el 29 de abril de 1943.

La noche del 27 al 28 de octubre de 1937, un grupo de militares del IV Batallón «Arapiles» de la VI Brigada Navarra fusilaron a 17 trabajadores, hombres y mujeres, que prestaban servicio en el hospital-Psiquiátrico de Valdediós, para después arrojarlos a fosas comunes. Tuvieron que pasar 40 años para que Enesida García Suárez, fallecida en 2001, se atreviese a escribir su historia en un libro: ‘Mi infancia en el franquismo‘ «Llevo una herida muy grande en mi propia carne. Me mataron a mis padres y a una hermana», palabras «llenas de dolor, de rabia, pero también de reivindicación de la memoria» en las que narra la brutal represión en Tiraña en 1937.

En 1937, agentes franquistas asesinaron a 9 republicanos, 4 hombres y 5 mujeres, en la cuesta Vindoria, Langreo (Asturias). Una de las mujeres, embarazada, era la abuela materna de Rosario Alonso Suárez, víctima por partida doble que, con 2 años y medio, vió cómo su padre, Erasmo Alonso, caía también a los pies de Peñamayor y terminaba sepultado en el Pozu Funeres, donde trabajadores comunistas y socialistas fueron fusilados y arrojados, aún vivos, al interior de la fosa. Cerca de 400 Republicanos fueron arrojados a muerte al Pozu Fortuna, en Turón.

Javier Naves Cienfuegos logró encontrar a su abuelo Luis Cienfuegos, fusilado junto con otras 11 personas, todas arrojadas a la fosa de Parasimón (Lena) en noviembre de 1937. «Pero más que hallar los restos de mi abuelo, que era un buen hombre, lo que me impresionó fue situar la línea de fusilamiento y encontrar las balas. El símbolo de la maldad». También en 1937, cinco Republicanos fueron fusilados por las tropas franquistas en 1937, y enterrados juntos: “Los cinco de la fosa Ciañu” han sido nombrados, a título póstumo, ciudadanos ejemplares por el ayuntamiento de Langreo (Asturias).

En Julio de 1938, 7 republicanos maniatados, una mujer y 6 hombres, fueron asesinados  por mercenarios falangistas en La Bornaína (Asturias). La mujer era Oliva Faza Castillo, de 23 años, esposa del macabramente asesinado alcalde de iloña, Laureano Argüelles Felgueroso, que fue amarrado a la cola de un caballo y arrastrado por los caminos de Infiesto hasta ser rematado en un lugar conocido por Llano Del Rio.

Los Republicanos Francisco Pando Rivero y su hijo Emilio fueron fusilados por los franquistas en Gijón el 5 de enero de 1938. Sus restos fueron enterrados en la fosa común del cementerio gijonés del Sucu. Francisco fue apresado cuando pretendía marchar hacia Francia en barco acompañado de 2 de sus hijos de 16 y 14 años.

Rosalía Zapico había sido niña de la guerra en Francia. El 8 de noviembre de 1951 iba a llevarles noticias a sus compañeros que se escondían de los franquistas, pero en El Cadavíu la guardia civil le disparó a muy corta distancia, tardó varias horas en morir. Su cuerpo fue tirado boca abajo cerca de un camino, y como un perro la enterraron.


Documentos: La Nueva España (Javier Rodríguez Muñoz). La voz de Asturias (Elena G. Bandera). El Plural ( Marcos Paradinas). El Comercio (Azahara Villacorta). Público (Henrique Mariño). Crónicas a pie de Fosa (Jesús Pablo Domínguez Varona & Aiyoa Arroita Lafuente). Errepublika. Imagen Fosa Común Oviedo


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española