Una cuadrilla de falangistas ASESINÓ en 1936, a 2 grupos de 3 y 4 jornaleros REPUBLICANOS de Robleda (Salamanca)

Robleda 2 word pressCon motivo de la llamada de los mozos de Robleda a filas del ejército sublevado, el 10 de agosto de 1936, varios sindicalistas y otros afectados se opusieron sin utilizar la fuerza. Hubo zarandeos y palabras mayores, aunque finalmente se los llevaron. Para los militares sublevados este hecho era una rebeldía en toda regla contra ellos, que podía tener malos efectos si cundía el ejemplo. A los 2 días, falangistas de Ciudad Rodrigo detuvieron a 9 robledanos en sus casas. Dos se salvaron porque “tenían amistad con el alcalde golpista y el médico”.

Los otros 7 fueron llevados en 2 vehículos a la finca de Castillejo de Huebra, a 50 kilómetros de Robleda, donde asesinaron y enterraron a 3 de ellos, Sebastián Bonilla, Santiago o Benito Montero y Julián García Pascual. Los “conductores” del otro vehículo no acertaron con el paraje. De modo que los otros 4 cautivos fueron asesinados por los falangistas a la altura de Boadilla (Salamanca) el 13 de agosto de 1936. Sus cuerpos quedaron abandonados hasta que fueron encontrados por Segismundo, un niño de 8 años, su perro fue quien halló el espectáculo, los 4 cadáveres, 2 tirados en la cuneta y 2 en la carretera.

Una persona del mismo pueblo comentó cómo les debieron hacer sufrir hasta las 2 de la mañana, parece que los asesinos se emborracharon, por el gran número de botellas vacías encontradas junto a los cadáveres. En Boadilla desconocían su identidad, los llevaron en un carro a la parte civil del cementerio y los arrojaron a una fosa común. La ARMH ha encontrado los restos de los 4 asesinados. Durante la exhumación, dirigida por el arqueólogo Serxio Castro, se encontraron además 2 casquillos de un fusil Mauser y suelas de albarcas. Ellos eran:

Esteban Mateos Mateos, natural y vecino de Robleda, labrador y concejal Republicano. Tenía 32 años cuando fue asesinado. Estaba casado con Isabel Lozano Sánchez y tenía 3 hijos de corta edad.
– Su hermano menor, Tiburcio, natural de Robleda, jornalero y responsable político o sindical. Cuando los falangistas entraron en el pueblo tenía 26 años. Estaba casado con Rafaela Mateos Martín y tenía 1 hija.
Emilio Gutiérrez Pascual, natural de Robleda, tenía 33 años cuando fue asesinado. Era jornalero y ejercía un cargo sindical. Estaba casado con Manuela Mateos Cabezas y tenía 2 hijos.
Julio Calzado Blasco tenía 18 años. Era peón albañil, originario de Gata (Cáceres). Estaba afiliado a la Casa del Pueblo, gestionaba la bolsa del trabajo, la antesala del Infierno para el fascista Párroco de Robleda que junto a ultracatólicos y labradores aspirantes a ricos, se oponían a los jornaleros sindicalistas y Republicanos reformistas, que tenían la intención de recuperar los antiguos baldíos comunales.

Siete hombres asesinados, sin motivo, ni juicio, ni defensa, 7 familias privadas del luto, del honor, de un lugar donde poder llorar o depositar una flor, condenadas para siempre al olvido y con la incertidumbre del desenlace final, obligadas a vivir con miedo y sometidas a una dictadura donde los verdugos campaban a sus anchas en total impunidad.

Sebastián Mateos Mateos, de 34 años, era hermano de Esteban y Tiburcio. Eran una familia de labradores de Robleda con tierras y ganado, y otras ocupaciones de carácter industrial. Eran primos del alcalde Republicano de Robleda Fermín Mateos Carballo de 50 años, y de sus hermanos, José de 49 años, y Juan, 43 años. Ambas familias, los “Rosu”, estaban muy unidas, lo que también se materializaba en los negocios, que se hacían entre hermanos y primos.

A Sebastián lo llamaron a la oficina del ayuntamiento y lo montaron en la trasera de un camión. Juliana, su mujer suplicó que no se lo llevaran, que tenían 3 hijos pequeños y otro en camino de 7 meses. Recibió como respuesta un golpe con el fusil que la dejó tirada en el suelo. A Sebastián lo “sacaron” la noche del 2 de septiembre, para asesinarlo en los alrededores de Zamarra (Salamanca). La canalla franquista también asesinó ese verano del 36 a sus 3 primos, los hermanos Fermín, Juan y José Mateos Carballo.

Los rebeldes fascistas se preocuparon cuidadosamente de sembrar el terror y exterminar familias completas, que quedaron hundidas y no consiguieron salir adelante. El olvido con el que durante tantos años se les cubrió y la culpa que se echó durante años sobre estas personas asesinadas y sus familias infundió injustamente en el resto de familia y amigos un terror que no les permitió reaccionar.


Documentos: Salamanca24horas. El País (Sara González Boutriau). Farinatos por la memoria. Salamaca Memoria y Justicia. Salamanca RTV Al Día (Ángel Iglesias Ovejero). Memoria Republicana, Isabel Mateos Mateos, nieta de Esteban Mateos Mateos


En MEMORIA de las mujeres y hombres del Ejército de la REPÚBLICA Española