La última entrega. (Vade reto verano 2021)


Después de una catástrofe mundial la Tierra está desolada. Según todos los indicios, eres la última persona viva en el mundo. Estás encerrado en tu casa, dentro de tu habitación, cansado de vagar solo por parajes desiertos, pensando con desesperanza en tu futuro. En ese momento, unos golpes llaman a la puerta…

LA ULTIMA ENTREGA.

«Toc. Toc toc». Los golpes sonaban insistentes y siniestros. Imposibles en un mundo vacío y devastado. No podía ser nadie y sin embargo…

«Toc toc toc». Allí estaban otra vez. No sabía bien qué hacer, si alegrarse por no ser el último habitante de la Tierra o temer a quién pudiera estar detrás de la puerta.

«Toc toc toc toc. TOCTOCTOCTOCOTOCOTOOOC». Fuera quién fuera, una cosa estaba clara: tenía prisa.

Aquello pintaba mal. Cogió la recortada, la cargó con dos de sus últimos cartuchos y se acercó a la puerta sin hacer ruido. Abrió con sigilo una rendija, dejó que asomaran por ella los dos cañones del calibre 45 y optó por actuar con cierta diplomacia.

-¡Seas quien seas, como vuelvas a golpear así mi puerta te reviento la cabeza!

Silencio. Tras unos instantes de espera, dejó que la puerta se abriera sin dejar de encañonar al extraño visitante. Se trataba de un tipo alto y enclenque; vestía vaqueros y zapatillas deportivas, una camiseta algo sudada, un extraño casco en la cabeza con la visera levantada y un paquete en sus manos. Después de dos años sin ver a nadie, sin poder comunicarse, sin esperanzas ya de volver a ver a uno de sus semejantes, sobreviviendo de cualquier manera y ansiando la muerte como una idea liberadora, tenía a su puerta a un jodido repartidor.

-Buenos días, caballero. ¿Es usted Primitivo Álvarez?

Aquello no podía ser. Un mensajero aparecía de la nada y le preguntaba por su propio nombre. No podía ser real. Demasiados yogures caducados. Tenía que decidirse de una vez a ir a saquear tiendas a pueblos más lejanos o terminaría sucumbiendo a la locura si continuada alimentándose de la bazofia que quedaba en la tienda de la gasolinera.

-Aquí le traigo un envío de amazon. ¿Es usted Primitivo o no?

-¿Tú ves a alguien más por aquí?

-Ehhh…. no, la verdad. No he visto a nadie en todo el camino, ni un alma desde Teruel a este poblacho. Esto esta vacío del carajo, ¿no?

-¿Vacío? Já, no he visto a nadie en los dos últimos años.

-Vaya, ahora entiendo aquello que decían antiguamente de la España vaciada. Pero, bueno, aquí estamos. ¿Es usted Primitivo?

Primitivo bajó la cabeza asintiendo y dejó de encañonar al repartidor que, visto de cerca, parecía de lo más inofensivo. No era

-Pues aquí le dejo esto. Me tiene que echar una firmita aquí si no le importa…- El muchacho le tendió su teléfono móvil.

Firmó de forma mecánica, como si lo hiciera todos los días, y ya se disponía a abrir el paquete cuando su mente se rebeló contra aquel tremendo dislate. Un millar de preguntas explotaron de forma simultánea en su interior mientras el repartidor se daba la vuelta para montarse en la moto y marcharse de allí.

-Espera. ¡Espera un momento, chaval!
El muchacho se paró de repente y le miró con una sonrisa compasiva.

-Ya, ya, pero no puede ser, lo siento, se lo agradezco mucho pero es política de la empresa no aceptar propinas y yo…

-¡Qué propinas ni qué historias! Es otra cosa.. es… joder, ¡es todo! ¿Quién coño eres? ¿De donde has salido tú? ¿Hay más como tú? ¿Dónde estáis? ¿Cómo os salvásteis de la hecatombe? ¿Es que existe amazon todavía? ¡Dime lo que sepas! Pero, no, no, espera, espera… contéstame a una sola cosa: ¿Tú no sabrás donde puedo encontrar un jodido yogur en condiciones?

-Oiga, eso son muchas preguntas y el caso es que yo voy fatal de tiempo, tengo que viajar desde ahora a 2052 para hacer otra entrega y con los atascos que hay en esos años me va a costar un huevo, asi que…

Primitivo le miró totalmente perplejo. Aquello era demasiado.

-¿Cómoooo? ¿En 2052? ¿Qué quieres decir con eso de 2052?

-Claro, 2052, el año 2052, hombre. Hace unos diez años, para que nos entendamos. Por lo que se, fue un buen año para las cosechas en la Ribera del Duero. Es que a mi me gustan los vinos, ¿sabe? tengo esa afición desde…

-¿Que es eso de que 2052 FUE un buen año? ¿Fue? ¿Cómo que fue? Estamos en 2021, joder. ¿De donde cojones se supone que vienes tú?

-Pues de 2070. Se le hace raro, ¿eh? Ah, claro, es por la ropa. Es que me va el rollo vintage, ¿sabe? Estos pantalones son de 2015 y la camiseta creo que la compré en 2019. Hoy en día ya no se hace ropa como esta, no señor. Es por el algodón, ¿sabe? Ahora está carísimo. Imagínese, los bastoncillos para los oídos los hacen de corcho, con eso se lo digo todo. Pero si no le importa, yo tengo que irme yendo, que se me echa la hora encima y…

-¡Tú no vas a ninguna parte! – Primitivo volvió a alzar la recortada para reforzar su argumento -. Ahora mismo me vas a ir contando todo esa matraca de que viajas por el tiempo.

-Va, tampoco es para ponerse así. Se lo cuento en dos palabras, que ando con prisas, ¿vale? Pues bien, todo empezó con la competencia de las empresas de reparto, allá por 2040. Si una hacía las entregas en 48 horas, venía otra que entregaba en 24, y después otra repartía en menos de ocho horas… Era un no parar. El que entregaba más rápido se quedaba con todo el mercado, y después vino aquel coreano que inventó la máquina del tiempo, y las empresas ya hicieron su agosto: imagínese, empezaron a repartir las cosas antes de que la gente las pidiera y, claro, los del amazon y el aliexpress y todos esos se frotaron las manos porque te podían mandar todo lo que les daba la gana, que algún día tú ya lo pedirías, y si después no estabas de acuerdo o no te gustaba o lo que fuera, pues entonces ya tenías que esperar a que pasara el tiempo y llegara la fecha del pedido para poder devolverlo, porque sin pedido no se puede devolver claro está, y, ¡qué le voy a contar!, para ese momento la gente ya se había acostumbrado a usar las cosas y no las devolvía, o les caducaban, o se les perdían, o vete a saber, así que todas esas empresas empezaron a mandar cosas a diestro y siniestro hasta que los mercados empezaron a saturarse, fíjesé como será la cosa que de 2060 para adelante a los repartidores nos reciben a pedradas, y entonces se pusieron a enviar cada vez más atrás en el tiempo, y más, y más, vamos, que no se lo va a creer pero el otro día le tuve que llevar unos paquetes de Salvaslip a Cleopatra, que pa qué, digo yo, si por aquel entonces no existían ni las bragas, pero que no dudo yo que acabarán mandándoselas cualquier día de estos, porque estos cuando ven negocio no hay quién los pare, y claro está que a ver ahora quién es el listo que le cobra a la Cleopatra, que digo yo que ahí a no van a recuperar ni un céntimo porque a ver que banco te cambia ahora unas piastras o unas rupias por euros, pero estos no paran en barra y puestos a cobrar, vaya, no se les escapa una, y son capaces hasta de buscar a la momía de Cleopatra y embargarle el sarcófago, pero mejor vamos a dejarlo ahí porque con todo este rollo voy a terminar llegando tarde a 2052 y como me pongan una reclamación se me va a caer el pelo, que ya llevo cuatro este mes, ¡una de ellas por hablar mucho con los clientes, no se lo pierda!, así que si no le importa dejar de apuntarme con esa antigualla, yo me voy a ir yendo que todavía me queda mucho reparto.

Primitivo lo miró anonadado, tratando de digerir aquel torrente de información.

-¿Quedaron bien?

-¿Quienes?

-Los que te pusieron esa reclamación por hablar mucho. Que digo yo que igual están en tratamiento o algo, ¿no?

El chico le miró fijamente, giró con un dedo el cañón de la recortada, se volvió y empezó a caminar hacia su motocicleta.

Primitivo vió como se alejaba su única posibilidad de contacto con otro ser humano; pronto estaría bien lejos y él volvería a estar solo en aquel pueblo perdido de poco más de catorce casas, tres gallineros, una gasolinera y un pajar que en los días de mayor prosperidad hizo de ayuntamiento. Solo otra vez, insoportablemente solo, y aunque eso tal vez sería mejor opción que soportar a aquel insufrible charlatán, la tensión del momento le impedía ver las cosas con claridad. Tenía que hacer algo, y tenía que hacerlo ya.

El estruendo vino acompañado de una tenue columna de humo; la moto cayó destrozada sobre el asfalto. Primitivo sopló sobre uno de los cañones, miró al asustado chaval y masculló: Te dije que tú no ibas a ninguna parte.

Algunos días más tarde Primitivo se atrevió por fín, despues de dos años, a expandir su area de expolio a los pueblos cercanos. Además de yogures tan caducados como los que comía habitualmente, se trajo un buen cargamento de aspirinas. Jonathan, el repartidor, atrapado ya sin remedio en 2021, era capaz de hablar incluso mientras estornudaba, proeza de la que por cierto presumía sin ningún reparo. Al cabo de un par de semanas Primitivo empezó a echar de menos aquellos tiempos en que era el único habitante sobre la faz de la Tierra. Se planteó incluso solucionar el problema recurriendo a su fiel escopeta recortada, pero no se veía capaz de quitar una vida, ni tan siquiera una vida tan insufriblemente insoportable como la de aquel dicharachero repartidor.

Fueron días largos, intensos, extenuantes, en los que Primitivo logró a duras penas sacar alguna información de entre toda aquella charleta absurda e interminable. Concluyó por fín que el repartidor había viajado en el tiempo desde 2070 a 2021 para llevarle aquel paquete, por lo que debía haber algo más, alguien más en el mundo para que en solo 49 años se hubiera reconstruido toda una civilización de aquella manera. Pensó en lo extraño que parecía que alguien le hubiera hecho un envío desde el futuro, y le inquietó saber quien podía haber sido, y por qué. Pero todavía no se fiaba de abrir aquel paquete que permanecía tal cual junto a la puerta de su casa. ¡Era todo tan raro! Aquel envío podía ser una especie de caja de Pandora, o un portal a otras dimensiones, o un artefacto explosivo… O podía no serlo. No sabía bien que hacer. Necesitaba pensar, pero no podía, no con aquella cotorra martirizandole sin descanso con su estúpida verborrea.

Hasta que una fría mañana de invierno Jonathan tuvo la feliz ocurrencia de amanecer totalmente afónico. Primitivo bendijo aquel día, y lo anotó en el calendario para celebrarlo cada año. Tras unos minutos de silencio todo empezó a cobrar forma en su mente. ¿Y si él mismo había conseguido sobrevivir despues de todo y se había enviado a si mismo ese paquete desde el futuro? ¿Y si aquello contenía una señal, una instrucción, un medio que pudiera ser su salvación? ¿Y si tenía el destino en sus manos, dentro de aquella caja, y solo tenía que abrirla quien sabe si para viajar al futuro, o para aliviar su situación, o para revertir las causas que habían causado el desastre mundial y convertirse en un héroe como Terminator en la segunda película? Aunque tal vez le habían enviado al Terminator de la primera pelicula y entonces se podía liar parda. Pero aquello era absurdo: en aquella caja no podía caber un Terminator ni de coña. Un Gremlin, como mucho… Paparruchas. Estaba desvariando. Tenía que abrir la caja, fuera lo que fuera, y averiguar de qué se trataba.

Así que tras asegurarse de que no hubiera agua cerca, Primitivo desenvolvió el paquete y levantó con mucho cuidado la solapa de la caja de cartón. Sacó el plástico de burbuja e hizo ademán de tirarlo, pero decidió que le podía venir muy bien cuando el jodido Jonathan se recuperara de la afonía. En el fondo de la caja había una nota y una pequeña bolsita de plástico blanco. Era su letra. Joder, ¡era su letra!

«Querido Primitivo del pasado, soy tú mismo dentro de unos cuantos años. Este mensaje implica por si mismo que sobrevivirás a todo esto. La ciencia ha avanzado mucho y ahora se puede viajar en el tiempo, pero no ha avanzado tanto como para comprender el final de Terminator 2, que todavía están en ello. Traerte aquí sería un verdadero lío, porque si tu y yo nos encontramos se puede liar parda, o al menos eso dicen los folletos de las agencias de reparto. Tienes que pasar por todo lo que yo he pasado, no nos queda otra. Lo que si he podido hacer es enviarte algo que te puede ser de bastante ayuda; ahora mismo ando bastante achuchado, pero en cuanto pueda descuida que te envío unos cuantos yogures. Mucho ánimo, no será nada fácil, pero al final lo conseguirás.

Por cierto, cuando llegues a 2070 acuérdate de enviarte a ti mismo este paquete, algún Primitivo de 2021 te lo agradecerá.»

Primitivo estaba desolado. Nada hay peor que conocer tu propio futuro y saber que estás encadenado a tu destino, un destino inflexible y cruel que te concederá sobrevivir, pero que no te permitirá llegar a final de mes. Un destino que como única alternativa a la soledad te había deparado años interminables soportando la verborrea insufrible de un tipejo atolondrado. Al menos tenía aquella bolsita.

La abrió despacio, con mucho cuidado, y vertió su contenido en la palma de la mano. Una amarga sonrisa iluminó su rostro. Despues de casí cincuenta años, Primitivo se había mandado a si mismo dos docenas de tapones para los oídos.

17 Comentarios

  1. Sí, sí, todo muy bien, pero al pobre repartidor de Amazon lo echaron al día siguiente porque no rellenaste la encuesta de satisfacción y pensaron que se había quedado con tu paquete. El hombre desesperado se une a la liga de los rapartidores repudiados y unos pocos años después la lían intercambiando las etiquetas de los pedidos y enviando además muchos falso. La gente empezó a volverse loca y acabó como el mensajero del futuro pero sin Kevin Costner para arreglarlo. Deja esa nota para el yo tuyo del futuro junto con los tapones. Por lo demás bien, saludos 😁🖐🏼

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      1. Yo problema ninguno, pero veras tú cuando vuelvas, que el dron de la DGT te esperará con la multa pertinente por exceso de velocidad. Y por mucho que en el pliego de descargo digas que solo fue para cambiar de época 🖐🏼🤣

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        1. De entre las innumerables paradojas que implican los viajes en el tiempo destacan las jurídicas: si viajas a la Roma antigua y te vas de cañas con Cicerón justo antes de las catilinarias, automáticamente te prescriben todas las multas de aparcamiento, incluso las del área de servicio de Ganimedes que no veas como las gastan desde que pondrán aquel sistema de cámaras de vigilancia. Eso si, Cicerón bebía como un cosaco recién divorciado, así que no se si sale a cuenta…

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          1. Pues no sé yo, si te metes en una bacanal con alguno de esos como vayas de pagano hasta la túnica te levantarían. Mejor pasa de los romanos y vete a la aldea gala que allí con Asterix y Obélix te pondrás igual de ciego y mucho más barato 😃👍🏻

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            1. Va, me los llevaría de calle al grito de «viva el derecho romano, que al esclavo manumite, y a la esclava mite manu», que por aquellos siglos aun se nombraban emperadores a los caballos y se podía exclamar según qué cosas. Lo de la aldea irreductible me atrae menos: tomaban sustancias. Aunque desde que pillaron a Abraracurcix bajando al moro y tuvieron que sustituir la poción mágica por croquetas Micebrina la cosa fue a menos y se dice que hasta Obelix bajó doce tallas de pantalones y tuvo que ponerse tirantes para poder llevar los menhires sin hacer el pingüino.

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              1. Tienes donde elegir y seguro de que pasaras unas vacaciones estivales muy amenizadas en espacio tiempo.
                Lo único que no te olvides una garrafa de combustible que en esa época las estaciones de servicio eran herrerías y a los caballos de tu Delorian no creo que les vaya mucho la alfalfa por muy, natural, nutritiva, y nada transgénica que fuera en esos años.
                🤣🖐🏼

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  2. 🤣🤣🤣🤣🤣
    Qué arte, Isra!!!
    La verdá es que me has sacado una gran sonrisa y empezar así el día es un regalo.
    No te lo vas a creer, te lo juro por mi tío Arturo, iba a empezar a mirar el correo, dónde estaba la notificación de este relato, y… han llamado al telefonillo, que no a la puerta. ¿Adivinas quién era?
    Por mi divina mare, ¡¡¡el de Amazon!!! Aunque el paquete era pa mi mujé. 😂😂😂
    (por una vez no me ha cogío en el cuarto de baño).
    El relato es un derroche de imaginación impresionante, cosa que ya no me sorprende de ti. Con esas dosis de locura y buen humor tan nuestro. Y el final… imprevisible, ingenioso y maravilloso. 👌🏻👌🏻👌🏻
    Conforme he ido leyendo el texto me lo he ido imaginando como en un corto cinematográfico de Alex de la Iglesia.
    Genial!!! Mi más sincera enhorabuena. 👏🏻👏🏻👏🏻
    Muchísimas gracias por aportar de nuevo para el VadeReto. Ya sabes que siempre tienes un sitito reservado junto a la mesita de las tapas y las cañas, ahora en la terracita. 😜
    Un abrazo grande.

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    1. Muchisimas gracias a ti, espero que el de amazon hablara lo justito🤣🤣

      Encantado de participar en este asunto, ya lo sabes, y en cuanto a lo de la tapita con cañita no te imaginas lo que me encantaría!!

      Un abrazo!

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