México y la Complacencia

Por: Óscar Alejandro Segura Flores
Alumno de Ciencias de la Comunicación UCEM
Colaborador del Laboratorio de Periodismo UCEM

México tiene caras muy distintas. Una de éstas es la de la complacencia e ignorancia, que es el lado optimista de siempre. Escuchamos en cualquier lugar que México es un país megadiverso, rico en cultura y recursos naturales, con una historia que abarca siglos, con infinidad de tradiciones y costumbres. Es cierto, todos esos elementos, tanto ajenos al hombre, como cualquier manifestación natural y que el mismo hombre crea, como la cultura y la historia, no son un mito, son componentes de identidad nacional. En cuanto al mexicano, podemos catalogarlo como una persona creativa, cálida , “fiestera” y por qué no, trabajadora. Pero: ¿cuál es nuestra realidad en el mundo?¿qué proyectamos como país? ¿cuál es la otra cara de la que hablo? Probablemente te imaginarás que tenga que ver con la inseguridad, la pobreza, la corrupción, la economía o el desempleo, pero no es así. Su otra cara oculta, maquillada, olvidada y muy poderosa, va más allá de eso, justo a la raíz generadora de casi todos los problemas del país que no nos permiten avanzar. Yo la llamo educación de calidad.

Si nos vamos a una perspectiva global, y revisamos lo que nos dice la Historia, vemos que existieron diversas civilizaciones milenarias, imperios y naciones que se fueron consolidando a lo largo de los años, y que al igual que México, poseen su propio acervo de sucesos concretados en el pasado, unos más y unos menos. China, por ejemplo, tiene una historia muy antigua con íconos representativos como Confucio que instauró la doctrina del Confucionismo. Actualmente la región es una de las economías más grandes y proyecta índices elevados de competitividad, según el Reporte Global de Competitividad 2015-2016 del Foro Económico Mundial, pero ya no hablemos de quién tiene más o menos historia. Singapur, un país que no cuenta con materias primas, es la segunda economía más competitiva a nivel mundial. Pasa lo mismo con Japón, que ocupa el sexto lugar. En términos más amplios, estos países tienen una educación de calidad, equitativa y global, cuentan con una infraestructura sorprendente, una eficiencia elevada del mercado de bienes, viven en un entorno donde la innovación y la preparación tecnológica son sus prioridades, donde sus productos con mayor valor agregado valen más que miles de toneladas de materia prima.

Ahora revisemos a México, un país petrolero con una inmensa cantidad de recursos naturales en su territorio, se localiza en el puesto número 15 en previsión de PIB, según datos del Banco Mundial y se encuentra en el lugar 57 de competitividad global, con los resultados más mediocres en los tests internacionales como el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) que indica un retraso en matemáticas, lectura y ciencias de casi dos décadas, con un sistema de educación desigual que tiene a un millón de estudiantes entre 6 y 17 años dejando la escuela cada año, en términos más concretos: con 60% de jóvenes que después de cursar 12 años de educación básica y medio superior no tienen comprensión lectora, y que finalmente genera rezago educativo en 30 millones de personas entre 15 y 64 años. ¿Escalofriante no? Sin embargo, esa es la realidad en la que vive México aunque suene incómodo y tal vez te lleve a cuestionarte: ¿por qué tanto énfasis en la educación? Si también existen otros problemas como la inseguridad, corrupción o desempleo, mi respuesta es que nuestra educación es el reflejo de todos esos problemas que hay en el país, aunque no le encontremos relación alguna y en seguida me explico: según una encuesta realizada por la OECD a padres de familia sobre el futuro laboral de sus hijos, el 80% dijo que esperan que trabajen en una ocupación “profesional” o de “gestión” a los 30 años. ¿Cómo alcanzar eso? si cada año un millón de estudiantes deja la escuela, si nuestra educación no produce innovadores o creadores de startups que generen empleo, si el sistema educativo sólo nos enseña a memorizar contenidos del pasado y no a cuestionar, si los jóvenes después de 12 años de su formación no tienen comprensión lectora, si no tenemos las herramientas para acceder a un trabajo bien remunerado y ser competitivos en el mercado laboral. Resulta difícil hacer ciencia o laborar en un trabajo que requiera de un afilado razonamiento lógico-matemático como las finanzas, si los niveles de PISA muestran un atraso de casi 20 años en esas materias en nuestros chicos de 15 años. Simplemente nos vamos quedando aislados de la economía global del conocimiento, donde una ola de nuevas tecnologías, desarrolladas en los países con los mejores centros de investigación, sustituirán algunos de los empleos que existen en la actualidad que pueden ser fácilmente computarizados.

Suena cruel y ojalá fuera un mito, pero esa es nuestra realidad que tiene hundido y en retraso a nuestro país en comparación con otros países desarrollados, inclusive Chile, que es de la región. Como primer paso, deberíamos aceptar nuestra realidad, reconocer dónde estamos y preocuparnos por nuestra educación, dejémonos de cuentos de que el gobierno es quien tiene la culpa, hay que dejar a un lado ese pensamiento mediocre y apartarse de la satisfacción sin fundamentos. Al principio de este texto mencioné que hay una cara de México que es la de la complacencia. Un estudio de la empresa encuestadora Gallup, junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) le preguntó a personas de América Latina, Europa, Asia y otras partes del mundo, acerca de qué tan satisfechos estaban con sus sistemas educativos. Los resultados son algo sorprendentes, en América Latina, la mayoría de las personas están satisfechas, mientras que en Europa y Asia sucede lo contrario, ¿gracioso no?, mientras los países con los mejores sistemas educativos dicen que aún tienen que mejorar, en América Latina pensamos que estamos bien. Queda claro que somos una sociedad muy complaciente con todo, poco informada, que no cuestiona y no mira a los demás para ver qué se puede aprender o considerar.

El mundo no nos va a esperar y habrá que preguntarse: ¿qué estarán haciendo los países más avanzados que nosotros no estemos haciendo bien?

2 comentarios en “México y la Complacencia

  1. Excelente artículo, efectivamente comparto que dejémonos de culpar al otro, al gobierno, al de lado, que estoy haciendo yo por mejorar la educación, que hago yo como maestra para que mis alumnos adquieran el gusto por el estudio, les guste leer que superen al maestro.

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