Encuentros du cinema

Hong Khaou y su Lilting

Lilting

Hacia 1950 no teníamos idea de que tipo de cine se hacia en Asia ni tan siquiera si se estaba haciendo alguno. Hasta que le dieron la oportunidad a Kurosawa de proyectar su Rashômon en occidente poco sabíamos de que manera veían el cine al otro lado del mapa. Dudábamos que pudieran hacer algo decente y a otros no les causaba el mínimo interés saberlo. Abrimos la veda a que llegaran títulos poco a poco para así empaparnos de su cultura, cotidianidad e ideas universales que tanto allí como aquí venían siendo las mismas.

Ahora es algo sencillo acceder a títulos que antes se veían encerrados en una coraza cultural infranqueable como Lilting (Lilting,2014). Se podría afirmar que Ang Lee entre otros son los máximos exponentes que a día de hoy sobrevuelan los temas que en cualquier lugar del globo carecen de superficialidad y ademas son capaces de entremezclar tesituras personales entre las principales culturas y hacer de eso un género más que únicamente un tema. Rompiendo ese candado sociocultural nos llega cada día con más frecuencia productos como el de Hong Khaou. Lilting  se nos presenta como una cinta más sobre identidad sexual, miedos y un afecto desproporcionado a lo desconocido, aunque de manera lenta este dejando de ser un tema utópico el mostrarlo en el cine.

Khaou desborda con increíble talento a sus compañeros asiáticos de profesión, realizando una joya visual sobre el amor perdido o el doloroso proceso del duelo familiar, no obstante es un análisis claro y emotivo sobre la dificultad de comunicación entre culturas por motivos de lastres idiomáticos y modos de resolverlos haciendo de los intermediarios implicados en el proceso, meros testigos de comunicación. Y aún hay tiempo en esta delicada opera prima para deleitarnos con su gusto exquisito gastronómico y una mirada hacia los hechos, convirtiendo a los sujetos en magníficos vouyeristas de la soledad que ni François Ozon habría podido imaginar.

Lejos quedan las inefectivas primeras obras de Ang Lee como Manos que Empujan (Tui Shou 1992) o Comer, Beber y Amar (Yin shi nan nu 1994) dramáticamente sepultadas por la nostálgica visión de Hong Khaou sobre la vida.


Jorge Miguélez

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Esta entrada fue publicada en 15 marzo, 2015 por en Críticas y etiquetada con , , , , , , , , , , , , , , , , , , .