El club del divorcio

El club del divorcio, de Kazuo Kamimura (ECC Comics)

Kazuo Kamimura ganó el premio al patrimonio en el Festival de Angoulême de 2017 por El club del divorcio. La obra fue publicada originalmente en la revista Weekly Manga Action entre los años 1974 y 1975 de forma semanal y en total está compuesta por cuarenta episodios. Kamimura, pese a su corta vida – falleció a los 46 años de edad -,  fue un autor muy influyente en el manga adulto – gekiga – y fue considerado un maestro por autores como Jiro Taniguchi. Su obra Lady Snowblood inspiró a Quentin Tarantino para crear su archiconocida Kill Bill. Tras el éxito cosechado por El club del divorcio en Francia y también en Italia, donde el festival de Lucca le dedicó una exposición, la editorial ECC, que en 2015 ya editó Historia de una geisha, decidió publicar a finales del pasado año el manga completo recopilado en dos cuidados volúmenes.

Yuko es la protagonista del relato. Tiene 25 años, una hija pequeña y un gran estigma para el Japón de su época: está divorciada. Pese a que en los años setenta el divorcio era legal en Japón, las mujeres divorciadas tenían que afrontar realidades terribles. Generalmente su situación económica era muy delicada, ya que habitualmente tenían una dependencia total de su marido, hecho que se agravaba por la dificultad de encontrar trabajo. Además tenían que lidiar con el rechazo social, en muchos casos por parte de su propia familia. Esta doble discriminación provocaba que en innumerables ocasiones estas mujeres se vieran obligadas a prostituirse o, si eran afortunadas, a trabajar en un local como el que regenta Yuko, donde las mujeres solo entretenían y hacían compañía a los clientes.

El tono de denuncia de Kamimura es evidente. La inclusión de estadísticas oficiales de la época permite que seamos conscientes de la realidad de estos años para las mujeres japonesas. La historia de Yuko, asimismo, muestra también con crudeza los efectos de la crisis económica que azotó Japón en la década de los setenta, a consecuencia de la Crisis del Petróleo. Es una mujer valiente, capaz de gestionar y dirigir su propio negocio en un ambiente tremendamente machista, pero la crisis es para ella un enemigo muy poderoso. Solo gracias a su abnegado esfuerzo y a un poderoso patrón podrá salvar su negocio.

La conciliación laboral y familiar era algo totalmente utópico en esos años y Yuko se ve obligada a dejar a su hija con su propia madre. Las tres generaciones sirven a Kamimura para describir la posición de la mujer japonesa en la sociedad de la época y para enfatizar la problemática que padecían las mujeres como Yuko. Su madre no acepta la vida que lleva y se lo recrimina constantemente. Para empeorar aún más las cosas, el exmarido de Yuko, un músico melancólico y fracasado aparece ocasionalmente y desestabiliza a Yuko y a su hija. El triángulo se cierra con Ken, el joven camarero que trabaja en el club, pérdidamente enamorado de Yuko y de oscuro pasado, que Kamimura utiliza para mantener la tensión a lo largo de la trama, que recordemos, fue creada originalmente como capítulos semanles.

El club del divorcio es un cómic complejo y cargado de detalles, que bien merece una segunda lectura para tomar conciencia de su magnitud. El retrato de la sociedad japonesa de los años setenta y la historia personal de Yuko se entrecruzan y generan multitud de momentos muy emotivos. A nivel histórico es una obra realmente interesante para observar la situación de la mujer en una época muy determinada, pero también para comprender la evolución económica y social de Japón en las pasadas décadas. Algunos de los elementos que más adelante provocaron un gran estancamiento económico y que al mismo tiempo convierten al Japón de hoy en día en un lugar que provoca fascinación ya se vislumbran en la obra de Kamimura.

Uno de los detalles más llamativos del cómic es la visión que muestra el autor de su propio gremio: los dibujantes de manga – mangakas -. Él mismo se retrata como uno de los clientes que visitan el local de Yuko en busca de compañía femenina y, como muestra la siguiente viñeta, se autorretrata con dureza. Su infancia, compartida con su madre y sus hermanas, hace que Kamimura tenga una sensibilidad especial para crear personajes femeninos potentes y complejos, como hace con Yuko.

A nivel gráfico la labor de Kazuo Kamimura es espléndida. El dibujo es muy limpio y el uso del blanco y negro es muy efectivo, tanto gráfica como narrativamente. Las composiciones de página están muy cuidadas y es imposible no maravillarse ante algunos de los recursos que utiliza: planos generales, secuencias tremendamente rítmicas, grandes viñetas que ocupan toda la página… Las imágenes que jalonan este texto son solo algunas muestras del genio creativo y del dominio del medio del autor nipón. Su catálogo parece infinito y cada episodio contiene alguna página que te deja atónito.

Con El club del divorcio estamos sin duda ante una de esas obras que muestran cómo ha evolucionado el mercado del cómic en los últimos años. Pese a los prejuicios que aún existen sobre el manga y a los tópicos que todavía vemos y oímos frecuentemente, el manga tiene una diversidad de géneros y de temáticas prácticamente infinita. Pese a los más de cuarenta años que han transcurrido desde su publicación original, la historia que narra Kamimura es plenamente vigente. Indudablemente, es uno de los mejores cómics publicados en 2017 y así lo demuestra su gran acogida por parte de la crítica.

4 respuestas a “El club del divorcio

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