A mi me lo decía mucho mi madre de pequeño; «Hay que comer mucha fruta! Que es muy buena!». Y que razón tenía como siempre. A mi no me costaba ningún esfuerzo comerme mi bote relleno de fresas y melocotón recién troceado, y gustoso complacía a mi madre.
Sin embargo, no todas las ovejas del rebaño son iguales, ni les gustan los mismos brotes. Muchos de los niños que merendaban conmigo antes de los entrenamientos se llevaban auténticos berrinches, mientras su madre le gritaba una y otra vez; «Que no te voy a comprar nada hombre ya! Te comes la manzana y punto en boca!» Si no quería tener una hipoglucemia en la piscina, el niño no tenía otra opción. Es el problema de hacer cotidianas las excepciones como los bollos, las palmeras y demás repostería de alto contenido calórico… (pero sin las vitaminas, minerales, ni muchas veces la fibra que poseen las frutas).
Es cierto que el niño ha de aprender, y la madre/padre están ahí para educarle. No obstante, considero que debemos gastar todos los «cartuchos» que tengamos en la recamara de nuestras opciones o consejos terapéuticos. En muchas ocasiones los progenitores actúan incrementando la presión y la aversión del niño hacia ciertos alimentos, en el caso que nos ocupa, de las frutas. No nos interesa que vea con malos ojos a los alimentos y les coja manía. Este tipo de actitud por parte de los padres puede llevar a conseguir precisamente lo contrario; que el niño destierre las frutas de su alimentación.
Como una de las posibles alternativas he recogido algunas de las imágenes que más me han gustado de Internet, para compartirlas con vosotros y poder inspirar quizás a algunos padres frustrados. Con risa y haciendo más atractivos e interesantes los platos, los alimentos pasan mejor y resulta más interactivo para ellos (incluso son más codiciados por los comensales de la mesa por ser exclusivos, los niños son así…).
De hecho, uno de los mayores reclamos en la alta cocina para los más prestigiosos cocineros del país y en lo que invierten gran cantidad de su tiempo, es en descubrir cómo transmitir esa experiencia única a través de la comida y que el cliente no pueda olvidar lo que descubrió en su establecimiento.
Estas elaboraciones requieren su tiempo, es cierto, pero se supone que lo haremos en edades tempranas y con el propósito de que le gusten en el futuro sin necesidad de tanta parafernalia.
Sin más preámbulos os dejo con las imágenes de platos a base de fruta qué más me han gustado, de las que he visto por ahí, espero que las disfruten;
El Reflejo en la Ventana 
¡Están divinos!
Me alegro Mariana! Gracias por pasarte por aquí!
jajaja son geniales!
También hay muchos casos de padres que presioann a sus hijos para comer fruta pero… ellos jamás la comen! no hay nada como el ejemplo, en esos casos ni con platos bonitos.
Amén Matronaonline! Ya lo creo que hay que dar ejemplo, actuamos por IMITACIÓN fundamentalmente, más aun en edades tempranas. Todo quisqui a comer frutas frescas!
Francamente, a mí me gusta mucho más las frutas que las masitas y esas cosas. “¿De postre querés un alfajor o una bananita?”. Obviamente una banana, la más noble de las frutas.
Totalmente, a mi no me gusta lo que hacen por ejemplo con las guindas y los roscones y no me gusta NADA la fruta en almívar (de hecho en diabetes contraindicado). Un saludo Elio y bienvenido a estos lares!