Cómo empezar a escribir y qué tener en cuenta a nivel personal

La premisa:

Cuando escribas una memoria debes procurar no perder de vista la premisa de la historia. Si, por ejemplo, inicialmente habías decidido dedicar tu memoria al año sabático que te tomaste para dedicarte a viajar por el mundo sin rumbo fijo, en mitad de la historia no puedes cederle el protagonismo a la historia de amor que te surgió en el camino.
Aunque es positivo que una memoria abarque tanto tramas principales como subtramas, hay que saber diferenciarlas. No puedes detener la historia principal de tu memoria para dedicarte a escribir sobre una secundaria; tienes que aprender a introducir temas secundarios sin que resten protagonismo al principal desviando la narración.

El planteamiento:

Al igual que en la ficción, nuestra memoria comienza con un planteamiento. En el planteamiento mostramos cómo transcurre nuestra vida hasta encontrarnos con un desencadenante que logra trastocarla (si estamos escribiendo nuestras memorias, asumo que es porque en algún momento algo significativo irrumpió en nuestra vida con numerosas consecuencias). No confundamos el desencadenante con el primer punto de giro, El desencadenante hace que el lector se pregunte qué pasará, mientras que el punto de giro confirma sus sospechas. El punto de giro es ese momento irreversible que cambió de rumbo nuestra vida y ahora nos lleva a escribir sobre ella 😉

¿Principio estático, o con movimiento?:

Podemos utilizar un principio estático o un principio con movimiento. En un principio estático nos tomamos la narración con calma; presentamos al personaje, describimos el tiempo, el lugar en el que se desarrolla la historia… En un principio con movimiento, sin embargo, entraremos de lleno a la acción; permitiremos que el lector vea lo que está ocurriendo desde el comienzo y le obligaremos a hacerse preguntas sobre lo que está pasando.

como-empezar

Comenzar con una presentación:

Tenemos la opción de abrir la historia presentando a un personaje. No es necesario que lo hagamos describiendo su físico y su carácter; de hecho es mucho más eficaz presentarlo en acción y dejando que el lector saque sus propias conclusiones.
También es posible empezar hablando de un sitio que esté estrechamente ligado a la historia. Podemos limitarnos a describir el lugar estáticamente, o señalando sus caracterísiticas a medida que nuestro personaje vaya avanzando por el mismo.

El arte de la autocrítica:

No estés tentado de incluir todo lo vivido en la etapa abarcada por tu memoria. Hay que aprender a dejar material fuera, ya sea porque no case como debería o porque a tus lectores pueda no resultarles tan interesante como a ti. Una vez más, incido en la importancia de ser objetivo. Si te da lástima desechar ciertos fragmentos, entonces no lo hagas; guárdalos pensando que quizá puedas darles otro uso en un futuro, pero no los incluyas en tu libro. Eso sí, habrá muchas partes de tu obra que no serán excesivamente emocionantes pero que, sin embargo, te servirán para mostrar tu personalidad y encontrar tu voz. Discernir lo prescindible de lo que no lo es puede parecer complicado en un principio, pero con el tiempo, la práctica, y unas cuantas revisiones de tu narración, acabará por quedarte claro.

El miedo al fracaso:

Muchas veces no nos podemos a escribir, o dejamos la tarea a medias por miedo a caer en la mediocridad, a descubrir que no somos capaces de hacerlo tan bien como pensábamos que lo haríamos.
En ocasiones hablamos por los codos de nuestros proyectos, pero nunca los completamos; a veces ni siquiera los empezamos. Esto ocurre porque al mencionar lo que vamos a hacer, recibimos una recompensa inmediata (ya sea porque solo por el hecho de tener un proyecto ya nos sentimos realizados, o porque al compartirlo inmediatamente recibimos un feedback positivo de los demás) y esto es contraproducente. Nuestro deber es acostumbrarnos a sentirnos satisfechos por el trabajo que nos ayudará a conseguir logros a largo plazo, y no al momento. Es la única forma que tendremos de alcanzar nuestro objetivo.

2 pensamientos en “Cómo empezar a escribir y qué tener en cuenta a nivel personal

  1. A mí me ha ayudado mucho hacer un «esqueleto»: definir cuántas cuartillas abarcarás en la intro, cuántas en el desarrollo, y cuántas en el final, de ese modo se puede equilibrar lo que uno busca y, sobre todo, no perder la idea central, al tenerla identificada en cada una de las etapas. Y es cierto, a veces escribir es como hacer una línea: comienzas queriendo hacerla derechita, y al final va subiendo o bajando sin que uno se dé cuenta hasta que compara los puntos inicial y final.

  2. Sí, prever la extensión que se le concederá a cada parte de la historia es algo imprescindible para no perderse por el camino, pero muchas veces la tentación de dejarse llevar es demasiado fuerte. Gracias por tu aporte 😉

¡Escribe!

Blog de WordPress.com.