Sábado de sexo
Cómo cambia la vida después del sexo de los sábados. Pero ojo! Me refiero al sexo ‘post-conquista’ en lugares de perversión y deseo, es decir: discotecas. Varios son los ejemplos, incluidos los propios. Para empezar, sirva de ejemplo hoy. Esta mañana cuando iba a trabajar me he encontrando con un chico que salía de un portal con una sonrisa de oreja a oreja, con su atuendo de noche de sábado: americana al hombro, pelo rebelde, camisa por fuera, corbata en la mano, pantalones con la ralla poco calibrada… La noche ha sido larga, la noche ha sido satisfactoria. Pero la sonrisa delata. Desde luego que este chico a las 7 a.m no iba a correr por el parque, venía de otro tipo de carrera.
Hablemos de esa sensación de sexo de sábado. Lo podemos llamar la satisfación del SS. Salir con los colegas a una cena, ir entonándose, divirtiéndose, elegir las primeras copas en el pub que nos gusta, donde siempre hay una camarera atractiva con la que flirtear. Los hombres nos envalentonamos en manada como buenos cazadores. El estado de ánimo comienza a crecer proporcionalemnte a nuestra deshinibicion. La noche está en marcha, el cazador está en el ambiente.
Se llega a la discoteca, lugar de acutación. Se puede triunfar o no, pero aquí se intenta por iniciativa propia o por la “presión” del grupo. Los chicos funcionamos así, bienvenidas. Ok, agilicemos el texto. Obviemos el visionado, la elección, el cortejo y la respuesta. Pongamos que hemos tenido éxito. Hemos ligado, eso creemos. Salimos de la discoteca, la excitación es máxima. La nuestra, la vuestra. Nos gustamos, y además el ambiente invita a que nos gustemos más. La sensualidad de la música, el baile, el alcohol, el alcohol de nuevo, vuestra ropa sugerente, que invita, que demuestra pero no muestra, ese escote -quizá con añadidos- del que no podemos apartar la mirada. Fin. Salimos de la discoteca.
Los besos de fuera de la discoteca, las paredes que nos sirven de improvisados aliados verticales -a falta de horizontales-. La segunda parte de la noche empieza ahora. Las excitciones se palpan, palpitan y además ya no se ocultan. Es el momento de elegir destino para liberar. Elegido: su casa, la vuestra. Ese momento para los chicos es un momento de satsifacción -el de la chica vosotras sabréis-. Lo primero que se piensa es: “La noche ha triunfado, si me vieran mis amigos. Mañana se lo cuento”.
Ahorremos la noche de sexo de sábado. Pensemos que ha sido un éxito, que el alcohol no impidió lo que el reggaeton unió. Nos vamos a ese momento tras el beso de despedida, unas veces comprometido y otras satisfactorio. Los hombres cambiamos mucho antes y después de estar excitados, como vosotras antes y después de maquillaros. Símil fácil lo sé, símil ofensivo, lo sé. Lo siento. Continuo. Eso de vestirte a tientas, de no mirar atrás y bajar esas escaleras a saltitos, satisfecho, orgullos, pletórico. Te sientes como un emperador romano tras una campaña exitosa, volverás a casa al descanso del guerrero.
Ese momento de salir a la calle, si encima tienes gafas de sol, mejor que mejor, más jefe. Y caminas como por una nube, el día despierta pero que tú le llevas un día de ventaja, estás por encima de ello. Ahora duermes, pero tu domingo ya ha acabado, el resto es un regalo. Lo has hecho todo. Sales, te diviertes, te sientes guapo, tus amigos te aupan, una tía te tumba en su cama, sales a la calle con un aire distitno, desde luego no eres el mismo que el día anterior. Te sientes como un torero después de una faena -que no se me enfaden los antitaurinos-. Esa luz la ves distinta, quieres que todos te vean. Esa luz de post-sexo-sábado es el mejor del mundo, y si es en el centro de una ciudad que despierta, o en un pueblo pequeño del interior más interno o lo que sea, pero esa sensación no te la quita nadie.
Al menos una vez en la vida hayque vivir esas sensación. En ese momento sales de a casa de esa chica y podrías pilotar un helicoptero, o conducir una máquina perforada. No hace frío, tú regulas el clima.
Te he ‘comentado’ aquí:
http://exlumbrainsolem.blogspot.com.es/2013/03/domingo-en-la-manana.html
😀
Contestado en tu blog.
Sensaciones de los que se van y sensaciones después de acciones para los que se quedan
Totalmente de acuerdo. En el paseo «de la vergüenza», nosotras con los tacones en la mano, miren como te miren, piensen lo que piensen, que te quiten lo bailao. Yo añadiría que nosotras además, salimos del portal hablando por teléfono contando el polvazo a alguna amiga.
Enhorabuena por tu blog! Me encanta!
Hablemos pues de ese «paseo de la vergüenza»o «paseo de tierra quemada» las mujeres con tacones en las manos, gafas de sol en horas nocturnas y teléfono en mano, siempre me han parecido interesantes. Detrás siempre hay una historia o historia-revolcón.
Los hombres después de esas noches de sábado sexo, acostumbramos a repasar en nuestra mente los momentos donde demostrábamos nuestra virilidad, o donde creemos demostrarla.
Los hombres somos más tontos que todo eso , vosotras os vais de ese portal con los tacones en la mano pensando en el placer que os lleváis. Nosotros pensando en la faena que hemos hecho, perdón , que os hemos hecho.
¿ y luego somos nosotros los egoístas? 😉
Toda la razón. Vamos pensando en lo tranquilitas y en lo bien que estamos.
Os envidio por eso. ¿ No habéis pensado en lo extremadamente cargante que es para un hombre tener que sentirse valorado en casa faena sexual?
Sinceramente, no. Pero sí, os evaluamos, y mucho. Y lo peor de todo, no nos guardamos para nosotras. Vosotros soléis ser más fáciles de complacer, la naturaleza nos ha dado esa ventaja!
Jajaja!!! Pues sí !en ocasiones nuestra simpleza atribuida nos facilita la búsqueda y encuentro con el placer. A vosotras no os evaluamos ! Deberíamos hacerlo!