Penúltimo día del viaje. Ya notamos el sabor agridulce del retorno a casa. No pasa nada, es parte del viaje, parte del encanto de olvidar toda tu realidad cotidiana para ocuparte de un viaje de éstos. La ruta de hoy es corta, de unos 160 kilómetros. Podéis verla aquí.
La razón no es otra que hemos visto que las carreteras por las que circularemos son más o menos lentas. Dormiremos en Andorra. Y, de paso, echaremos un ojo a ver si la equipación es tan económica.
Desayunamos en el hotel. Ya casi no tenemos viandas y decimos hacer uso del buffet. Salimos!
Llenamos y nos despreocupamos.
El asfalto es bastante más irregular. Lejos queda el compactado y uniforme asfalto suizo.
Zona montañosa, zona ciclista.
Y nos adentramos poco a poco en los Pirineos.
Ya echábamos de menos las curvas de 180º
Pasado Puivert, nos desviamos por la D120
Estas carreteras perdidas tienen un encanto… la luz, el olor, las tonalidades verdes…
Por aquí ha llovido hace poco.
En esta subida pillé un bache en plena curva. Era tal que, a pesar de ir a paso de tortuga, rozamos con el caballete central. Ya tengo de qué presumir cuando esté de terrace :-P
Hasta que llegamos a Ax-les-Thermes.
Mucha gente, mucho tráfico… Es justo mediodía y las calles están petadas.
Tenemos claro dónde vamos, verdad? :D
Nos tenemos que colar por ese hueco entre montañas.
Hay tráfico, pero se avanza más o menos bien. Aunque hay alguno que parece que no tenga sangre en las venas. La carretera no es un circuito, pero tampoco es el pasillo de un museo para ir mirando a los lados!
Pillamos la señal de milagro. Pide precaución a los motoristas. Qué educados…
Y llegamos a un señor atasco. WTF?
Un motorista que bajaba nos dice que tiremos, que tenemos una buena fila de coches delante. Yo, que soy muy educado, le hago caso :-P
Resulta que el ejército y demás servicios de emergencias estaban de maniobras. Eso era todo lo que pasaba. Lo único que pasaba.
Si encienden las aspas cuando estamos pasando, salimos volando xD
… hasta que llegamos a la aduana franco-andorrana.
La policía de Andorra tiene un León tuneado :-P
Ya por suelo andorrano, observamos la cordillera pirenaica.
Las balizas de niebla/nieve nos acompañarán durante muchos kilómetros.
La vegetación típica de las zonas que están cubiertas por nieve gran parte del año. Como quemada.
La verdad es que hacía fresquete, porque corría un aire fresco bastante majo. Y el sol jugaba al escondite con las nubes.
Una rotonda decorada con una antigua máquina quitanieves.
Y comenzamos la bajada, que es bastante pronunciada y larga.
Constantes y continuos avisos de la gran pendiente.
Más que el desnivel en sí, es que son muchos kilómetros seguidos.
En esta otra rotonda, una cabina de teleférico. Curioso XD
Y llegamos a Andorra La Vella.
Con el coste de la gasolina ligeramente inferior que en España, llenamos el tanque para mañana salir pitando. No tenemos previsto tocar la moto hasta mañana.
Llegamos al Hotel Jaume I a las 13.30. En el pueblo, pero alejado de la zona más comercia. Por 40€ nos dan una habitación enorme. Descargamos los bártulos y nos vamos a soltar las doloridas posaderas debido a los baches.
Comemos en el paseo del río, al solecito. Se agradece, la verdad.
Aun así, yo sigo buscando la sombra XD
Nos enteramos que hoy pasaba la Vuelta a España por aquí.
Nos pilla de camino con todos los bártulos y vestidos de romanos… y me pego un tiro xD
Antes de pasar los ciclistas pasan una cantidad ingente de motos y coches. Pero algo exagerado.
Los vigilan hasta desde el aire :-P
Pasada la vorágine ciclista, a patear. Mola la escultura dedicada a Dalí.
Recorremos la calle comercial. En general, no vi las cosas más baratas que de costumbre. Al menos hay muchos precios que se pueden mejorar comprando por internet. Claro, que hablo de la calle más conocida, a saber qué hay más allá.
Llegamos a una plaza en la que hay aparcadas dos motos
La inglesa iba cargada hasta arriba. Debían estar cerca, porque tenían el casco puesto encima sin candar, y las botas tomando el aire xD
En la Plaza de Rebés nos refrigeramos en una fuente.
Con las mismas, ponemos rumbo al hotel para echarnos un rato. Luego recorrermos la zona de tiendas de motos.
De camino vemos este… engendro. Con todos mis respetos. No porque la preparación no estuviera bien, sino porque estaba demasiado destartalada. Pero bueno, si a su dueño le gusta, quiénes somos los demás para juzgar.
Nos echamos la siesta y hacemos un pis (somos como niños…).
Ya en la zona de motos, encontramos cosas que merecen la pena si tienes que renovar equipación. Sobre todo en cosas de la temporada anterior. Ahí es donde más se nota la disminución de precio. No cargamos con nada, pero me quedo con la tarjeta de alguna tienda por si en un futuro… quién sabe ;-)
Salimos a cenar. El cuerpo pide algo minimamente elaborado y caliente.Ración de sepia, de foie y de alitas. No eran nada del otro mundo y el precio no era precisamente barato. Pero bueno, el precio de ser un turista más.
Sobre Andorra la Vella… he de decir que me defraudó un poco. Era la primera vez que ambos estábamos en dicha localida y nos esperábamos más.
Paseo de vuelta y a planchar la oreja.
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