Hoy volvemos a montarnos en la moto para disfrutar al 100% de las carreteras de este bello país. Recorreremos la parte oeste de Interlaken. La ruta, más o menos, aquí.
Nos preparamos con más calma que de costumbre, queremos rodar con calma y la etapa de hoy es algo más corta. Al ir a poner el GPS en su soporte me doy cuenta de que en la base hay un agujero con una forma que me es muy familiar. Efectivamente, es para sujetar el conector mini-usb.
Menudo penco estoy hecho, llevo casi medio año con el soporte y me doy cuenta ahora.
Aprovechamos para hacer una breve y rutinaria inspección de lo más básico en busca de una irregularidad que nos fastidie el viaje. La rueda delantera tiene pinta de aguantar sin problemas, como habíamos predicho.
La cadena se está engrasando bien. Y va ya por más de 55.000 kms.
La rueda trasera tiene la banda central ligeramente marcada, seguramente por el gran número de kilómetros de autovía cargados. Ni resto de grietas o clavos.
Y sí, nos queda mucho margen para seguir tumbando. Mejor para nosotros :-)
Ya que estamos, aprovechamos para retratar el leve problemilla que tenemos con un depósito adicional de aceite para el engrasador. El depóstito normal del Scottoiler son 50 ml, que nos da para engrasar la cadena durante unos 2500 kms. Este viaje era de más del doble, así que tuvimos que buscarnos las castañas. Descartamos en un principio las opciones comerciales de la misma marca. Elegimos una aceitera de cocina low-cost que cumplía sobre el papel todas las espectativas: bastante hermética; flexible para poder apretar al rellenar; con la punta que quepa en el agujero de llenado del dosificador; y que cupiese bajo el asiento. El problema debió ser que iba demasiado justo y el asiento iba haciendo fuerza, sobre todo con los dos encima. Tampoco tuve la precaución de sacarle un poco de aire (como cuando metes una botella en el congelador) para que al dilatarse con el calor no hiciese excesiva presión. El tema es que se rajó, y nos dimos cuenta al entrar en Lucerna el día anterior, porque vi caer una gotita de aceite azul que sólo podía venir de aquí o de algún manguito del circuito de lubricación de la transmisión (qué fino y redicho me ha quedado ésto XD ). Por suerte, las rajas no llegan hasta la base del bote y no se sale todo. Aun así, lo metemos en dos guantes de gasolinera. Y cuando rellenemos, dejamos el bote en Suiza, de recuerdo :-P
Pues tras esta chapa, estamos listos para salir.
El día, una vez más, espléndido. Hay hasta quien sale a volar.
Salimos por la izquierda de Interlaken, bordeando la cara norte del lago Thun.
Por aquí un autobús me da que se deja el techo…
Se ve perfectamente como la carretera está excavada en la roca de la montaña. Y es que tampoco es que haya mucho sitio por el que construirla.
Nos cruzamos con unos cuantos Porsches que van en tropel. Y no serán los primeros…
Aunque también hay bastantes motos que aprovechan el día.
Los túneles son una constante. Y nos gustan :-)
Al fondo podemos ver Spiez.
Para subir a esta iglesia ya hay que tener ganas de subir cuestas :-P
Este buen hombre iba más despacio que nosotros y sufrió la ira de los dioses.
Para la gente es un perfecto día de playa, aprovechan los embarcaderos y los múltiples parques/jardines de los alrededores del lago.
Nos cruzamos también con bellezas como ésta. Y caemos en que es sábado. Por lo visto aquí también celebran el día del terraceo XD
Nos llama la atención las terrazas colgadas de las casas a pie del lago.
Este es el mini de los buenos, iba maqueado a la antigua usanza. Precioso, sin duda.
Menuda chabola construida, prácticamente, dentro del lago…
Este gran pino estaba al borde de la carretera. Tenía un tamaño gigantesco y, en vez de cortarlo, le habían podado las ramas que dan a la calzada para evitar accidentes.
Llegamos a Thun en un santiamén. Parece bastante turístico, con infinidad de terrazas…
Sin bajarnos de la moto tomamos instantáneas del pueblo y de uno de sus puentes, parecido al de Lucerna, pero más pequeño.
En medio de una rotonda tienen esto. Qué cachondos.
Ya casi hemos salido cuando llegamos a la estación de autobuses.
A su lado, la estación de tren. Está curioso el edificio.
Y hace nada más y nada menos que…
Así que decidimos para a beber agua y, de paso, dejamos el tanque lleno. Con tarjeta es una delicia!
Seguimos rodeados de montañas :-)
Cómo mola la imagen de la pipa XD
Tiramos hacia Spiez tras la breve parada. Con un poco de suerte no pillaremos más tráfico ni congestionadas zonas urbanas.
Éste sigue vigilándonos desde su posición privilegiada.
Sus colegas tampoco se pierden ninguno de nuestros movimientos.
Madre mía, qué lío… qué más da, si todas van para el mismo lado! :-P
Al fin rodamos hacia el interior por la carretera 11. Esta foto, a la altura de Grossdorf.
Un puentecito sobre el río que baja entre las montañas y los árboles. Aquí ya no hay flores ni adornos que valgan.
Continuamos nuestro camino hacia Zweisimmen.
El asfalto es pura lija, sin grietas, sin irregularidades y bajo un sol de justicia.
Chiringuito en versión helvética.
Este compi nos pasó como alma que lleva el diablo. Y otro puente más del mismo estilo sobre.
El tren nos acompaña durante una gran parte del trayecto.
Llegamos a Reidenbach, a su templo de arquitectura típica de la zona.
Y típicas también son las viviendas con gran cantidad de madera y tejados a dos aguas.
Por no hablar de los enormes prados y de las viviendas dispersas por las colinas.
Como no, el agua no deja de estar presente por todos lados.
Curiosa valla/mural a pie de carretera. Estamos en Zweisimmen y tiramos por la carretera 11, dejando la número 9 al este.
La melena se asoma tímida entre casco y cazadora :-)
Ya nos hemos adentrado bastante en el interior y hemos empezado a subir. Es difícil sacar una panorámica del paisaje sin que algún árbol se interponga.
En una de las obras de la carretera hay un semáforo que regula el tráfico alterno por el carril. Nosotros aprovechamos y hacemos el tonto con la cámara :-P
Y llegamos a Schönried. Muy cachondos con el cartelito XD
Adelantamos a este ¿Volvo? de bastante años. Iban de paseo no, lo siguiente.
Qué pena que no se vea bien el frontal del coche. Por cierto, imaginad el calor que hacía que hasta la copilota va con la visera abierta :-P
Ese pueblo es Saanen, que lo bordeamos «por arriba». Iglesia y cementerio en primer plano.
Ponemos dirección Chateau-d’Oex con un poco de hambre ya.
Pasamos por delante del aeropuerto (¿o es un aeródromo?) en el que estaban jugando un partido de algo.
Vaya, caballos… creemos que era un partido de polo.
O carreras de caballos tal cual. Como soy alérgico a más no poder a estos bellos animales :-( seguimos nuestro camino sin entretenernos.
Este tractor con remolque cargado hasta las patas se puso a adelantar. Nos acojonamos un poco, porque se meneaba por todos lados y teníamos pocas escapatorias.
Ahora el tren nos acompaña por la derecha. Impresionante la red ferroviaria que tiene esta gente. Pueblos de este tamaño en España no tiene ni una carretera sin baches.
Aquí Rougemont, con oooootra iglesia de torre puntiaguda. Qué raro, verdad? :-P
Y al fin llegamos a este curioso pueblo, Château-d’Oex, donde hubo importantes asentamientos de la Edad de Bronce.
Decidimos parar a tomar un refrigerio. Y, como no, seguimos haciendo el tonto (mi profesor de literatura estaría orgulloso de cómo uso el plural mayestático XD)
Menudas vistas para descansar un rato. Esa edificación es una iglesia, la que sale en la página del pueblo de la Wikipedia.
Esta localidad es famosa por el festival de globos aerostáticos durante la última semana de enero. Que menuda rasca!
Seguimos nuestro camino entre montañas. Son casi las 14.30 y hace un sol de justicia.
En un pueblecito nos encontramos con una fuente que nos da la vida. Rellenamos las botellas de agua y aprovechamos para mojarnos un poco los pantalones de cordura negra, que son un imán para el calor!
Por ahí hemos venido. Ojito al Subaru Impreza, que por estas carreteras tiene que ser muy efectivo… y divertido ^_^
Emprendemos la marcha de nuevo.
Y llegamos a Enney. No hay nadie por la calle! Eso sí, la decoración del pueblo está muy cuidada.
Estamos al lado de Gruyeres, famosa localidad de donde es típico el queso del mismo nombre. Pero nuestro camino hoy nos lleva hacia Broc.
La entrada al pueblo muy cuidada.
Un restaurante chino! Si lo llegamos a saber nos dejamos la comida en casa y yantamos aquí :D
Calidad de señal! Que luego no digan que esta gente no tiene sentido del humor.
Tenemos claro a dónde vamos :-)
Y comenzamos a subir Jaunpass.
Al comienzo de la subida abundan las curvas amplias con la calzada muy ancha.
Atravesamos una localidad que estaba desierta. Parecía un pueblo fantasma. Y es que son casi las 15.00.
No parece estar muy lleno este embalse. Claro, que si lo comparamos con los nuestros… Eso sí, el enclave entre las montañas y la vegetación que lo rodea le da una tonalidad asombrosa.
Continuamos avanzando entre bosques y prados.
Nos cruzamos con este señor que debía ir con la chaqueta abierta, porque parecía que iba a salir volando en cualquier momento :-P
Seguimos atravesando unas cuantas pequeñas localidades más con su peculiar encanto.
Y adelantamos a un triciclo de éstos tan peculiares.
Ya metidos en faena, la carretera pica para arriba.
Decir que este paso fue de gran importancia tras la guerra franco-alemana del 1870 al ser uno de los pocos pasos hacia Thun.
Estando ya casi arriba, la carretera se estrecha y desaparece la señalización horizontal que separa ambos carriles.
Llegamos a la cima a los 1509 metros de altura. Tenemos hambre y decidimos que puede ser un buen sitio. Antes de que nos de tiempo a desplegarnos con las viandas, llegan nuestros amigos que habíamos adelantado unos kilómetros atrás.
Nos echamos en una pradera con estas vistas. El único camino que pasaba hacia aquí estaba cerrado al tráfico salvo personal autorizado. Eso sí, senderistas había como para una boda!
Cuando estábamos poniéndonos los bártulos, apareció un grupo de motoristas, con niños y todo. Dejaron todo sobre las motos: cascos, cazadoras, GPS, mochilas… y se fueron tan panchos. Qué envidia no poder hacer eso cuando estoy de ruta por España ¬_¬
Con la barriga llena, emprendemos nuestra marcha de nuevo y nos encontramos con este Porsche del año del Sol y a su conductor fotografiándose con la señal del puerto. Menudo excéntrico :-P
Ya bajando por el lado este del puerto. Al fondo siguen nuestros amigos :-)
Aunque la carretera es estrecha, el asfalto está impecable… y calentito!
Aunque el puerto no tiene mucha altura, hemos descendido bastantes metros en muy poco tiempo.
En esta foto se ve el gran desnivel que se salva con cada horquilla.
Estos buenos mozos subían alegres. Nosotros ya estamos de vuelta B-)
Pero aún nos queda disfrute. Por allí en medio tenemos que volver.
Esta máquina estaba cortando los pastos. No os hacéis a la idea la inclinación que tenía esa ladera. Daba la sensación de que podía volcar en cualquier momento.
La última horquilla antes de enganchar otra vez con la carretera 11, por donde vinimos y por donde nos vamos.
Ya por la carretera general, adelantamos a este quad de dimensiones más que generosas. Iban muy tranquilos, la verdad.
Os suena el puente? Y os suena el Subaru? ;-)
Nos encanta rodar con un río al lado.
Lástima que esta foto esté movida, la hicimos deprisa y corriendo al ver semejante belleza clásica. Nos hubiera gustado oirlo encendido.
Debido a los tejado a dos aguas tan salientes que tienen las casas, avisan con antelación para que los vehículos de gran altura tengan cuidado y no se lo lleven por delante. Bien pensado, sí señor.
Y la señal de que pares en los pasos de cebra tampoco está mal. No sé si habrán tenido que pagar royalties a Playmobil o si es la empresa la que ha pagado como imagen publicitaria. De esta gente, cualquier cosa :D
Ya a orillas del lago Thun, estamos más cerca de finalizar la ruta. No nos cansamos de mirar el paisaje.
Y no somos los únicos que vamos sobre dos ruedas. Y no me extraña, esta zona es de un gran atractivo para los motoristas.
Decir que la carretera que recorre ambos lagos por su cara sur tiene una gran cantidad de túneles. Y no precisamente cortos.
Ya al lado de Interlaken, nuestra ruta va tocando su fin.
Nuestro amigo nos vigila desde ahí arriba.
Y la típica foto de entrada a WIlderswil un día más. Aunque hoy es distinto. Mañana partiremos y no volveremos hasta dentro de… quién sabe ;-)
Aprovechamos para dejar el tanque lleno para mañana, así será meter la llave y salir pitando.
Al poco de parar, llega esta preciosidad a la gasolinera :-O
Menudo cacharro… es impresionante!
Y a los dos minutos aparece un camión con este remolque. Menudos bicharracos…
Tras recuperarnos del shock, recordamos a nuestro acompañante del tren de vuelta de Berna y su recomendación de visitar Isenfluh. Así que ponemos rumbo a Lauterbrunnen. Y nos encontramos con más Porsches.
Llegamos a Lauterbrunnen para recorrerlo con calma y quitaros el «mal sabor de boca» del primer día.
Su catarata en la montaña, a escasos metros de las casas.
Si hacemos zoom, vemos la caída de agua más en detalle y una bandera suiza que está anclada a la pared vertical.
Desde abajo se ve el golpe con la piedra. Hace bastante ruido, la verdad.
«Buen viaje y hasta pronto», más o menos.
Nos damos la vuelta con algo de morriña. Quién tuviese una casita por aquí.
El agua empieza a hacerme ojitos ;-)
Poco antes del desvío a Grindelwald (viniendo desde Lauterbrunnen) sale a la izquierda el desvío de una carretera bastante estrecha, marcando la dirección a Isenfluh.
Pinta muy bien la carreterilla ésta :D
A punto de adentrarnos en el túnel «de caracol» que sube por el interior de la montaña.
Es realmente complicado sacar una foto con tan poca luz y en movimiento. Aun así, se aprecia la curva continua que es el túnel en cuestión.
A ésto se refieren los políticos cuando dicen lo de que ya se ve la luz al final del túnel? :-P
Y, como no, nuestras curvas de 180º ( o π radianes, según prefiráis)
Las vistas empiezan a ser impresionantes.
En cada curva se suben unos cuantos metros.
Y llegamosa la aldea en sí, Isenfluh. Realmente pertence al término municipal de Lauterbrunnen.
Vamos a tener que parar para hacer unas fotos con calma :-)
Ya no sé cuál es el «Eiger» (3970 m), «Mönch» (4099 m) y «Jungfrau» (4158 m). Juraría que es el Jungfrau, pero ya me lío XD
Detalle de la lengua de la masa helada.
Para que veáis que estuvimos allí :-P
Ese valle es el que lleva a Grindelwald.
Esas planchas evitan que se produzcan aludes de nieve… cuando haya nieve XD
Seguimos un poco más, a sabiendas de que en cualquier momento se acaba la carretera y tendremos que dar la vuelta. Las ovejas parece que se escondan de nosotros.
Damos la vuelta en un aparcamiento como buenamente podemos y tiramos hacia Wilderswil.
Nos acojonamos un poco. Ni una mísera protección para no despeñarse. Aunque pensándolo mejor, casi mejor así que con guardarraíles de los malos.
Y, de nuevo, al túnel de 1200 metros de longitud de pura curva.
Las filtraciones de agua son patentes en el interior.
Ya estamos abajo y no podemos resistirnos a ponernos a pie del río. Es el último día aquí!
Es una de las múltiples salidas de barcas. De hecho, cuando llegamos nosotros justo se iban unos 8 ó 10 zagales que acababan de cargar una balsa hinchable en una furgoneta.
Como soy un poco payaso, me acerco al agua para catarla un poco :D
El agua estaba realmente fría. Y lo dice uno que se ha bañado en Santander en pleno Abril.
Y ya que hacemos el tonto, lo hacemos bien :-P
Turno de la fotógrafa que aguanta lo que no está escrito!
Se aprecia la fuerza con la que baja el agua. Y los pies colgando como una muñequita.
Señal del aparcamiento, donde se viene a decir que es área protegida y que no seas ni un cerdo ni que descuides el entorno. Mi alemán es bueno, verdad?
Como aún tenemos luz, aprovechamos a darnos una vuelta por la zona de detrás de la estación de tren. Es una pequeña zona residencial de calles estrechas y tranquila. Muuuuy tranquila.
No es zona de paso, así que las calles no están muy bien dimensionadas.
Menuda planta tienen los caballos!
Tiramos sin saber muy bien a dónde :-)
Pasamos por debajo de la vía del tren, suponemos que será del Schynige Platte.
Desde este levemente sobre-levado terreno se ve el pueblo en perfecta armonía.
Creo que estamos por debajo de las 3.5 toneladas :D , así que vamos a cruzar motorizados un puente del estilo típico de esta zona.
Arras ojo lluvia! Me da que no cabemos!
Pues nada, nos toca recular un poco.
Ahora sí que podemos pasar :-)
Porque acabo de ver salir un BMW X3, que si no pensaría que esto se puede caer XD
Estos adoquines destrozan las posaderas tras un día de ruta :-(
Cómo no, es «el día del Porsche», definitivamente :-)
Con la moto aparcada, vemos que hemos hecho ya más de 3000 kilómetros en los ocho días que llevamos de viaje. Sobre la velocidad máxima, fue cuando entré en circuito :-P
Hoy es nuestra sexta y última noche en Wilderswil, así que tenemos que recoger unos cuantos bártulos de la habitación. Entre ellos, un poco de tenderete que teníamos montado. Tras la breve operación logística, decidimos irnos a la pizzería de enfrente. Eso sí, con la lección aprendida de que no hay que pedir botella de agua, sino agua del grifo ;-)
Y a descansar, que mañana llegaremos a Chamonix, el pueblo que está a los pies del Mont-Blanc!
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