Carlos Toranzo, Pagina Siete:
The word is owned by citizens
In fourteen years of government, the escaped president had in his favor two fundamental capitals that facilitated the administration of the State and of politics.
The first, the extraordinary boom in the prices of raw materials; If the “neoliberals” ruled with the price of a barrel of oil at 12 dollars, during the Morales government that price, in two years, reached 150 dollars and in most other years it was set at 100 dollars. Bolivia’s exports multiplied by 13 times, due to the price effect and not due to an increase in the volume exported. That is the economic boom that Morales wasted on corruption, soccer fields, industries that have become white elephants that do not produce anything and, furthermore, on little perks spending to numb his political clientele.
The second capital in favor of the MAS, for it to have governed so long, was the division, the dispersion of the opposition, the debacle of the political parties facing the government. The opponents, to a large extent, took care to deal with each other, without effectively confronting a government that has been marked by corruption, authoritarianism and the violation of the Constitution and the laws. Each opposition party wielded speeches of unity, but they were only words that never had the correlate of practical actions to effectively generate the union of the opposition forces.
On the other hand, many citizen groups also had speeches about unity, but each of them actually wanted or wants unity around their preferred organization, party or leader. Each opposition party and each citizen group strives to criticize those who could be viable to achieve unity or, at least, to concentrate the opposition vote. The number of buts and buts they put against those who could feasibly confront the MAS, which is the symbol of authoritarianism and corruption, is immense. It is a certainty that no one assimilated the Venezuelan experience, because in it, the power, first, of Chávez and, later, of Maduro, was based on the division of the opposition.
The greatest good in current politics in Bolivia lies in strengthening democracy, avoiding the return of authoritarianism connected to drug trafficking, but to achieve this requires the ability to resign; President Áñez has already done it, her attitude is commendable and it is not necessary to look at her with pettiness, devaluing her decision. If the parties opposed to MAS, if citizen groups and citizens, are won over by pettiness; then all of them will have cleared the field for authoritarianism to return to power.
There are politicians who seem to have lost the north, there are candidacies that are not viable, but they insist on dispersing the vote; They have every right to be candidates, but, at the same time, they have the obligation to take care of democracy. The only beneficiary of the dispersion of the vote is the MAS, not democracy.
There are three polls that coincide in showing the electoral future, they indicate that if the dispersion of the vote continues, then the doors will be opened to the MAS so that it wins in the first round. So it would not make sense to fight for second place, thinking about the second round, because the delegate of the fugitive could be anointed as President of Bolivia so that, the next day, Morales will return and fulfill his purpose of walking towards a dictatorship, as he wanted it in 2019. Like last year, the dilemma remains: democracy or dictatorship. Be careful that the lack of greatness of the politicians paves the way for the dictatorship, as it is doing so far.
In any case, like 2019, we must think that, for the next elections, not only the politicians, the parties have the floor; But also citizens, young people, women, families, all those who with their peaceful mobilizations ousted Morales from power. Hopefully, once again, with the greatness they had in 2019, they can concentrate their vote to avoid the path of dictatorship.
Carlos Toranzo Roca is an economist.
La palabra la tiene la ciudadanía
En catorce años de gobierno, el presidente fugado contó a su favor con dos capitales fundamentales que le facilitaron la administración del Estado y de la política.
El primero, el extraordinario boom de los precios de las materias primas; si los “neoliberales” gobernaron con el precio del barril del petróleo a 12 dólares, durante el gobierno de Morales ese precio, en dos años, alcanzó a 150 dólares y en la mayoría de los demás años se fijó en 100 dólares. Las exportaciones de Bolivia se multiplicaron por 13 veces, por efecto precio y no por aumento del volumen exportado. Ese es el boom económico que Morales malgastó en corrupción, canchitas de fútbol, industrias que se han convertido en elefantes blancos que no producen nada y, además, en gastos prebendales para adormecer a su clientela política.
El segundo capital a favor del MAS, para que éste haya gobernado tanto tiempo, fue la división, la dispersión de la oposición, la debacle de los partidos políticos enfrentados al gobierno. Los opositores, en gran medida, se ocuparon de lidiar entre sí, sin enfrentar eficazmente a un gobierno que ha sido marcado por la corrupción, el autoritarismo y la violación de la Constitución y de las leyes. Cada partido opositor esgrimió discursos de unidad, pero sólo fueron palabras que nunca tuvieron el correlato de acciones prácticas para generar efectivamente la unión de las fuerzas opositoras.
Por otro lado, muchas agrupaciones ciudadanas también tuvieron discursos sobre la unidad, pero cada una de ellas, en realidad, quería o quiere la unidad en torno a su organización, partido o líder preferido. Cada partido opositor y cada agrupación ciudadana se esmera en hacer críticas a quienes podrían ser viables para lograr la unidad o, por lo menos, para concentrar el voto opositor. Es inmensa la cantidad de peros y peros que ponen contra quienes podrían enfrentar de manera viable al MAS, que es el símbolo del autoritarismo y de la corrupción. Es una certeza que nadie asimiló la experiencia venezolana, pues en ella, el poder, primero, de Chávez y, luego, de Maduro, se basó en la división de la oposición.
El bien mayor en la política actual en Bolivia radica en fortalecer la democracia, evitar el retorno del autoritarismo conectado al narcotráfico, pero para lograrlo se requiere capacidad de renunciamiento; la presidenta Áñez ya lo hizo, su actitud es encomiable y no hay que mirarla con mezquindad, devaluando su decisión. Si los partidos opuestos a MAS, si las agrupaciones ciudadanas y los ciudadanos, son ganados por la mezquindad; entonces, todos ellos habrán despejado el campo para que el autoritarismo retorne al poder.
Hay políticos que parecería que han perdido el norte, hay candidaturas que no son viables, pero insisten en dispersar el voto; tienen todo el derecho a ser candidatos, pero, a la par, poseen la obligación de cuidar la democracia. El único beneficiario de la dispersión del voto es el MAS, no la democracia.
Hay tres encuestas que coinciden en mostrar el futuro electoral, ellas señalan que si continúa la dispersión del voto, entonces se le abre las puertas al MAS para que éste gane en primera vuelta. Así que no tendría sentido pelear por el segundo lugar, pensando en la segunda vuelta, pues, el delegado del huido podría ser ungido como Presidente de Bolivia para que, al día siguiente, retorne Morales y cumpla sus propósito de caminar hacia una dictadura, como lo deseaba en 2019. Igual que el año pasado, el dilema sigue siendo: democracia o dictadura. Cuidado que la falta de grandeza de los políticos allane el camino de la dictadura, como lo está haciendo hasta ahora.
De todas formas, igual que el 2019, debemos pensar que, para las próximas elecciones, no sólo tienen la palabra los políticos, los partidos; sino que también cuentan los ciudadanos, los jóvenes, las mujeres, las familias, todos esos que con sus movilizaciones pacíficas sacaron del poder a Morales. Ojalá que, de nueva cuenta, con la grandeza que tuvieron en 2019, puedan concentrar su voto para evitar el camino de la dictadura.
Carlos Toranzo Roca es economista.
Bolivian Thoughts 