Mala política, crisis y quejas inútiles

En estos tiempos de crisis, recortes, mala política… Nuestras mentes se alejan de lo realmente importante: vivir. La vida.

Clamamos derechos que nos arrebatan políticos embusteros, podridos de poder y dinero.

“¡No es justo!” se quejan aquellos a los que han congelado sus sueldos. “¡No es justo!”, aquellos que no cobrarán su paga extra de navidad. “¡No es justo, no es justo!”. ¡Cállate! Hay niños que mueren de cáncer, hay gente que ya nace pasando hambre ¿es eso justo?, ¿desde cuando la vida ha sido justa? Deja de llorar. Deja de lamentarte. Tienes una vida. Y el deber de vivirla.

Te aseguro que tu sueldo, tu trabajo de mierda, incluso tus penas de amor y deseo, se desvanecerían si te dijeran que una enfermedad te está pudriendo por dentro. Te daría igual todo. Te parecerían ridículas todas tus quejas anteriores. Sólo querrías recuperar la vida. Tu vida.

Dejamos nuestra vida en manos de otros. Dejamos que nos gobiernen, que nos amedrenten, y utilizan ese miedo para que sólo oses lamentarte con tus compañeros en el trabajo, o para maldecir en los bares, pero no haces nada, sólo te dejas llevar por la amargura generalizada que se extiende como un puto virus.

Pero el problema no está en los que “mandan” si no en los que nos dejamos mandar. En los que dejamos que otros decidan que vida debemos vivir, de que humor debemos estar y que necesitamos comprar para paliar una angustia que tal vez ni tengamos.

El que tiene el poder se cree inmune a todo, pero no lo es. La tragedia puede aparecer en su vida, en cualquier vida, de forma imprevista y ningún poder en el mundo puede hacer nada contra ello.


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