El Avivamiento en Casa

El Avivamiento en Casa

¿Cuál será esa extensión que llevamos de nuestras casas a nuestras comunidades de fe? ¿Será esto el motivo de no tener un verdadero avivamiento? ¿Seremos aquellos que vienen al conocimiento de Dios, arrepentidos de su antigua manera de vivir y que buscan a Dios con todo su corazón y fuerzas?

Carlos Alejandro Muro Flores

“Cuando los creyentes se sienten satisfechos con su vida cristiana a tal grado que ya no se preocupan por su crecimiento espiritual, comienzan a distraerse, dejan de orar, y vuelven a ser influenciados por las actividades naturales de la vida”.

Tomás Brooks, 1652

Por mucho tiempo hemos estado esperando un avivamiento en nuestras congregaciones; pensamos que cambiando algunas cosas en la liturgia o en la manera de llevar el servicio dominical, o en la manera de presentar la Palabra, vendría un aumento en el ánimo de los feligreses, un cambio en la manera de responder a las diversas actividades o a los retos que Dios nos ha puesto. En algunos casos, culpamos al liderazgo, o a los ministros; o usualmente también solemos asociarlo con pecado oculto en algún sector de la congregación. Todo esto como impedimentos para que un avivamiento se haga presente.

En este caso, estando en nuestra iglesia (hogar), ¿cuál ha sido el resultado en este tiempo? Tenemos un hogar en pleno avivamiento o un hogar que espiritualmente va en decadencia o está simplemente estancado. Esto pudiera ser un reflejo real de nuestra vida y participación dentro de nuestra congregación, que en este caso se hace evidente en nuestro hogar; o somos luz o no lo somos.

El Espíritu Santo se mueve igual en todos lados, pero es muy notorio cuando la responsabilidad de mantener la vida espiritual recae directamente en nosotros y, en este caso, de los que deberíamos llevar el liderazgo en casa.

¿Nos quejamos de mala predicación y carente de contenido? ¿De alabanza mediocre o puro “show”? ¿De servicios largos y tediosos? ¿De personas mal preparadas o poco aptos en los ministerios o liderazgos? ¿De ministerios sin alcance?

¡HOY ES NUESTRA OPORTUNIDAD DE SUPERAR TODO ESO!

¡Hagámoslo mejor en casa según el Don o ministerio que se tenga!

No, no es broma o una expresión irónica.

Los avivamientos no llegan solos, es la puesta en práctica de hábitos y costumbres que darán como resultado (no como fórmula) una mejor relación con Dios a nivel personal, después familiar y, como la congregación está conformada por familias (hay excepciones, claro), el mover de Dios será una constante.

Por otro lado, si en nuestro hogar no buscamos MÁS de Dios, el regreso a nuestras congregaciones no pasará de ser eso, un regreso sin más.

Va a ser muy raro para los que estuvieron con nosotros el que nos vean llorar, alabar y leer en el templo cuando en casa no lo hacemos; por otro lado, será muy gratificante y de testimonio mutuo llevar a nuestras congregaciones una extensión de lo que ocurrió en casa.

Pero insisto, ¿cuál será o ha sido esa extensión que llevamos de nuestras casas a nuestras comunidades de fe? ¿Será esto el motivo de no tener un verdadero avivamiento? Esto es, personas que vienen al conocimiento de Dios, arrepentidos de su antigua manera de vivir y que buscan a Dios con todo su corazón y fuerzas.

Muy diferente es esto a lugares llenos con personas que buscan satisfactores que Dios tiene que proporcionarles según sus criterios y ausentes de un arrepentimiento y amor por Dios y su Palabra.

El confinamiento está dejando claras muchas cosas, entre ellas (que) si en lo íntimo buscamos a Dios o no lo hacemos, la manera y constancia en que lo hacemos y el por qué lo buscamos.

Dios ha derramado muchas cosas sobre su pueblo en este tiempo. Él es muy creativo al respecto; no nos quedemos al margen, o lo que es peor, pensar que al regresar volveremos a encontrarnos con Él. Pues la verdad es que Dios nunca nos ha dejado, somos nosotros los que lo “hacemos invisible”, aunque eso es imposible.

Muchos estamos en la misma condición; ¿Cuál será el día de mañana la suma de muchas condiciones? ¿Acaso el esperado avivamiento?

“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti…”.

2 Timoteo 1:6