Nerea descubre a su primer amor con 16 años, durante una vacaciones en Canadá. “Fue una experiencia un tanto intensa, ya que no me lo esperaba, yo iba a estudiar inglés a Canadá. Era un intercambio de estudios en una casa, con una familia, y ahí surgió la chispa, no se si le puede llamar “enamorarse” en toda regla, porque solo fue un mes, pero fue todo tan intenso… que me gusta pensar que realmente fue mi primer amor”.
Era el mediano de los chicos de la casa, y me quedé prendada en cuanto bajé del avión. Toda la familia vino a buscarme al aeropuerto, mi llegada era todo un acontecimiento en la casa, ya que era la primera vez que hacían un intercambio, y estaban todos emocionados. El era guapísimo, me miró, le miré… y bueno… ¿nos enamoramos?. No sé. En el mes que duró mi estancia no se movió de mi lado.
-Ibas a estudiar inglés, luego… ¿tenías mucho nivel?, o el idioma se convirtió en una barrera.
-Que va… eran todos muy amables y sobre todo Kevin, que así se llamaba. Hacía todo lo posible por entenderme, yo me confundía muchísimo… y me daba cuenta cuando el fruncía las cejas en señal de desaprobación, se empeñó en que tenía que aprender su idioma y conocer su país, y bueno… un mes no da para mucho, pero casi lo consiguió. El es monitor de campamentos, y le encantaba llevarme a descubrir parajes desconocidos por su Ontario.
– Has dicho “es”… luego mantienes el contacto, sigue por ahí…
– Entre risas me contesta. Sí, Canadá está muy lejos, pero… sigue ahí. Hablo con él de vez en cuando, la excusa perfecta es seguir practicando inglés. Pero, la distancia… yo tengo mi vida hecha o casi hecha aquí, y él… pues también estudia mucho, y luego sus campamentos… es muy difícil, pero el sentimiento, y las sensaciones no me las quita nadie.
– Has contado que prácticamente consiguió que aprendieras a hablar inglés y él, se animó con el español, como la historia de amor de Love Actually de la portuguesa y el inglés, que aprenden los dos el idioma del otro, “just in case”, vuelvan a encontrarse.
-Que va…apenas maneja algunas palabras, en los campamentos tiene niños españoles y se aprende alguna de vez en cuando, pero no domina nada del español. Pero, yo ya hablo inglés perfectamente y nos entendemos bien, lo malo es la distancia.
-Pero, ¿quién sabe? A lo mejor un día el lo deja todo y se viene contigo a España, o tu cruzas el charco y te vas a vivir a Canadá con él.
-¡Uy!, no, no… nunca me lo he planteado, no, no… yo no soy capaz de hacer una locura como esa por amor.