ORACIÓN
Una gran señal apareció en el cielo:
Una mujer revestida del sol,
con la luna bajo sus pies
y una corona de doce estrellas sobre la cabeza.
Estaba encinta
y gritaba con los dolores de parto y las angustias de dar a luz.
Otra señal apareció en el cielo:
Un Dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos;
sobre sus cabezas, siete diademas.
Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo
y las lanzó sobre la tierra.
El Dragón se puso delante de la mujer en trance de dar a luz,
para devorar al hijo tan pronto como lo diera a luz.
Ella dio a luz un hijo varón,
el que debía apacentar a todas las naciones con una vara de hierro.
El hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono.
Y la mujer huyó al desierto,
donde tiene un lugar preparado por Dios,
para ser alimentada allí durante mil doscientos sesenta días
(Ap. 12, 1- 16 )