La villa de Lerda

La villa de Lerda es otro de los despoblados que hoy forman parte del municipio de Undués de Lerda. Lo que hoy no son más que unos montones de piedras semicubiertos por la vegetación fue una majestuosa villa durante la Alta Edad Media. Fue elegida como lugar de enterramiento por uno de los obispos de Pamplona y albergaba edificios que eran considerados palacios reales.

La importancia de esta villa queda reflejada en la toponimia. De los poblados que había en la edad media entorno a Undués, Lérda debió ser el más importante. Esto lo vemos en que su nombre es el que  designa al Vallecico de Lerda. Incluso el propio nombre de Undués de Lerda refleja dependencia, relación o conexión con esta villa. Este protagonismo puede deberse o bien a que esta villa fue la más antigua del Vallecico de Lerda o bien a la importancia de algunos de sus residentes. Vamos a mostrar aquí los hechos históricos en los cuales ha participado la villa de Lerda a lo largo de los siglos. Además, en la página Referencias escritas sobre la villa de Lerda se pueden encontrar las citas de las referencias históricas que hemos encontrado de esta villa.

Situación de la villa de Lerda

La situación de la villa de Lerda está descrita en un documento fechado el 21 de Octubre del 880 del códice denominado Becerro Antiguo de Leyre. En dicho documento se dice que la villa de Lerda se encuentra en el alto del monte de Santa Cruz (ver «Documentación medieval de Leire: siglos IX a XII» Ángel J. Martín Duque, Documento 3). La cita exacta es:

Lerdam uero habeat terminos de Sancta Cruce que est in culmina montis

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Edificio de la villa de Lerda

No hay que confundir la situación de esta villa con el termino de Lerda o los denominados casales de Lerda que se encuentran en la parte baja del valle haciendo frontera con la localidad Navarra de Sangüesa. Muchas veces en la documentación histórica no hay diferenciación entre ambos asentamientos y es difícil distinguir entre ambos. El alto de Santa Cruz tiene una altitud de 850 m. Esta altitud es relativamente alta para la vida en estas latitudes. Nos podemos imaginar que la vida cotidiana a esa altitud no debía ser fácil, por ello en algún momento suponemos que algunos habitantes de Lerda decidieron trasladarse a lo que hoy se conoce como los casales de Lerda.

Fundación de la villa

No sabemos cuando se produjo la fundación de la villa de Lerda. Sin embargo, el topónimo Lerda nos puede dar alguna pista al respecto. Marcelino Cortés Valenciano en su libro titulado «Toponimia de las Cinco Villas de Aragón» documenta que el topónimo Lerda procede de la palabra prerromana «illi» que significa aldea, villa. Esto nos indicaría que la villa de Lerda pudo tener su origen en algún asentamiento de los pueblos prerromanos que habitaban la región hasta el siglo I a. C. que fue cuando los romanos conquistaron la región.

Primeras referencias históricas

Las primeras referencias históricas en las que aparece Lerda se encuentran en el códice denominado el Becerro Antiguo del cercano monasterio de San Salvador de Leyre. En concreto, la referencia más antigua data del 21 de Octubre del 880. Ese día el rey Pamplonés García Íñiguez acude al monasterio de Leyre en compañía de su hijo Fortún para conmemorar el aniversario de las Santas Nunilo y Alodía. En presencia del obispo de Pamplona Jimeno, cede al monasterio legerense las villas de Lerda y Añués con todas sus pertenencias.

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Restos de edificación de la villa de Lerda

Posteriores a esta referencia hay otras 11 referentes a Lerda en el becerro de Leyre. Éstas citas se extienden hasta finales del siglo XII. Una de las más significativas tiene fecha el 22 de Enero de 1064. En esta cita se recoge que el rey Sancho de Peñalen otorga a Fortún Aznarez y a su mujer Oria todos los bienes reales en la villa de Lerda. Esto nos indica que el propio monarca tenía bienes en esta villa. En concreto en otras citas de finales del siglo XII en las cuales se describen los bienes del monasterio de Leyre se cita en Lerda la posesión de un «Palatium de Lerda». Todas estas citas nos indican que importantes propietarios, incluido el propio rey, tenían pertenencias en la villa de Lerda entre los siglos X-XII. Esta importancia que tuvo la villa de Lerda queda también reflejada en la cita que hace sobre ella el historiador G. Gaztambide. Según él el primer obispo de Pamplona del siglo X, Basilio, quien murió en el año 921 se enterró en la Illerda. Según G. Gaztambide este lugar sería la villa de Lerda (ver «Historia de los obispos de Pamplona», Goñi Gaztambide).

Lerda en la historia

En el año 1054 las villas de Undués y de Lerda pasaron a manos de Ramiro I. Sería por esa fecha cuando Ramiro I creó la tenencia de Lerda. Así, en el documento denominado carta de Lerda que data de 1055 encontramos que está ratificada por el señor Oían Sanz de Lerda, quien pudo ser uno de los primeros tenentes de esta villa. Esta incorporación territorial de Lerda fue utilizada por Ramiro I para unir las iglesias de la Valdonsella a obispos Aragoneses, hasta la fecha dependientes del obispado de Pamplona. Esta adscripción tuvo que tener éxito ya que el Obispo García de Jaca en 1076 cede las rentas de la población de Lerda con tierras, viñas, selvas y montes a la canónica agustiniana por él establecida en la catedral de Jaca (ver E. Priedrafita Pérez). Esto no le sentó bien al obispado de Pamplona que intentó recuperar las iglesias perdidas. El acuerdo de su incorporación llegó hacia el año 1086.

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Restos de edificios en la Villa de Lerda

En el año 1175 los monjes de Leyre intentan crear una villa con una amplia población en las proximidades del monasterio. Para ello eligieron la villa de Lerda. Así, solicitaron la autorización al rey Alfonso II de Aragón para dotar de población a la nueva villa. La fórmula fue la utilizada en otros intentos similares, reunir la población de núcleos de población próximos en uno. En este caso querían concentrar a los habitantes de Undués y Serramiana en la villa de Lerda. Para que éstos aceptaran se les redimió durante un tiempo limitado del pago de algunos impuestos como galleta, delgada y malos fueros. A los nuevos habitantes de la villa se les otorgó el fuero de Jaca (ver L. J. Fortún Pérez de Ciriza). La iniciativa no debió ser muy bien acogida entre los habitantes de la zona ya que ni Undués ni Serramiana quedaros despobladas.

Las relaciones entre los reinos de Aragón y Navarra se fueron tensando durante el siglo XII. La tensión alcanzó su punto máximo en 1282 – 1283. Tropas de guerra Francesas que estaban en el reino de Navarra se adentraron en el reino de Aragón por la zona de Undués. El rey de Aragón, Pedro III, ordenó que los pobladores de la frontera no salieran a combatir a campo abierto. Deberían proteger las fortalezas y guarniciones donde las hubuere. Los lugares que no tenían defensa debían acudir a la fortaleza más próxima. El ejército invasor entró por la frontera de Sangüesa saceando la villa de Lerda. La villa quedó casi arrasada y en manos Navarras por un período de 10 años. Fue en el año 1298 cuando fue debuelta al reino de Aragón (ver «Anales de la Corona de Aragón», J. Zurita).

Despoblamiento de Lerda

A principio del siglo XIV se decide reforzar la frontera entre Aragón y Navarra en la zona de la Valdonsella. El rey Jaime II de Aragón decidió en 1302 fundar la villa de la Real, en la zona llana situada entre Sangüesa y Sos del Rey Católico. Los habitantes de las villas próximas fueron obligados a poblar la nueva villa fortificada de La Real. Entre estos habitantes estaban los de la villa de Lerda. Así, Lerda deja de tener jurisdicción propia y queda formando parte del municipio de La Real.

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Restos de edificación de la villa de Lerda

Una nueva invasión de los ejércitos Navarros en 1366 hacen que la villa de Lerda quede arrasada. No hemos encontrado más referencias históricas posteriores a 1366. Por lo que podemos suponer que esta invasión fue el fin de la villa de Lerda.

Lerda en la actualidad

Las ruinas de la que fué la villa de Lerda se pueden encontrar en el alto del Monte de Santa Cruz. Apenas se pueden ver hoy en día algunas paredes de edificaciones de poco más de un metro de altura. Además, están muy cubiertas por la vegetación que crece de manera exhuberante en los alrededores. Entre todas las edificaciones, se puede apreciar una que puede ser de mayor relebancia. Este edificio se encuentra en el pico del monte de Santa Cruz. Aunque hoy no es más que un montón de piedras, se puede apreciar que es de grandes dimensiones. Por su ubicación central y por sus dimensiones pudiera ser la iglesia de Santa María de Lerda que aparece en varios escritos históricos. Este edificio con el tiempo pudo convertirse en la ermita de Santa Cruz que también aparece en documentos del siglo XVIII. Un paseo por las ruinas de Lerda tiene como parada obligada en este edificio.

Esperamos que estas referencias históricas de la villa de Lerda sirvan para que la próxima vez que visitemos esta villa medieval lo hagamos con el respeto que se merecen sus ruinas y con el conocimiento de su milenaria historia. Lo que hoy son montones de piedras, en el pasado fueron casas, palacios e iglesias que albergaban una importante vida comunal.