El  4 de junio se cumplieron 69 años de la asunción como presidente de la Nación del gran corruptor, el General Juan Domingo Perón.

Seis días antes había sido reincorporado al servicio activo y ascendido a General de Brigada, vulnerándose la reglamentación vigente, pues Perón había solicitado su retiro en el año 1945. El país venía de una gran prosperidad, consolidada durante la Segunda Guerra Mundial, pues había abastecido de alimentos a los beligerantes, especialmente a Inglaterra y a la que no le convenía que la Argentina entrara en guerra, para así seguir suministrándole alimentos. . 

 

Perón en 1943 había participado activamente del golpe al presidente Castillo y ocupado en el gobierno militar el cargo de secretario del Ministro de Guerra,  para ascender meteóricamente a Director de Trabajo y en los siguientes seis meses  a Secretario de Trabajo,  Ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación, tres cargos que ocupó simultáneamente, caso histórico e irregular.

 

Había sido simpatizante de lideres demagógicos y populistas europeos. En esa línea se deben entender los hechos de 1945, su renuncia, prisión en la isla Martín García, internación por enfermedad simulada en el Hospital Militar y liberación por presión popular y discurso al pueblo, todo en el mágico lapso de pocos días, del 8 al 17 de octubre.

 

Si bien el golpe  de 1943 había sido dado con el pretexto de  evitar que se declarase la guerra al Eje y para impedir el crecimiento del socialismo y comunismo, esos objetivos no se cumplieron. Los golpistas fueron forzados ya al finalizar la guerra y para salvar las apariencias, a declarar la guerra al Eje y Perón ya había tejido, desde su puesto de Secretario de Trabajo, firmes alianzas con el sindicalismo socialista y comunista. Luego las aprovecharía en la creación del Partido Laborista, germen de su movimiento.

 

El primer error económico importante de Perón fue impulsar la inflación como nunca antes había sufrido el país, al  decidir que los salarios de los trabajadores debían representar el 50% del PBI, para reflejar un equilibrio entre capital y trabajo. Para apurar esa relación, aumentó los sueldos sistemática y colectivamente por medio de las organizaciones obreras unificadas en la CGT, esta aberración económica que entre otros males incrementó desmedidamente la cantidad de empleados públicos y que no respondía a un Planeamiento Estratégico Nacional, que compatibilizara armónicamente todos los campos del desarrollo de un país: el económico, el psicosocial y el cultural, profundizó el camino de la decadencia. 

 

La demagógica decisión tomada por Perón, produjo además de la inflación y vaciamiento de las reservas del Banco Central, el desabastecimiento, la recesión, el desprecio por la educación, al consagrar la frase:«alpargatas sí, libros no» , la pérdida de competitividad y de exportaciones y una serie de desaciertos que culminan con la ridícula lucha contra el agio y la especulación, con precios cuidados y panaderos y almaceneros presos.

 

Pocos días antes de asumir, a pedido del mandatario, se crea el IAPI, Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, que monopolizó toda la importación y exportación del país, al comprar a los productores y vender al exterior, para repartir luego sus enormes utilidades discrecionalmente a sectores industriales protegidos sfines al peronismo y caer en numerosos casos de corrupción empresaria, que terminaron por costar la vida al cuñado del presidente, Juan Duarte, que el peronismo hizo pasar como suicidio.. Nace aquí el monumental negociado de las licencias de importación.

 

Nunca, fuera de la URSS, existió un organismo estatal con tanto poder sobre las actividades productivas de un país como  el IAPI. Dependía del Banco Central,  nacionalizado  horas antes de asumir Perón. Con esa medida se nacionalizaron todos los depósitos bancarios, se eliminó la garantía oro del peso y se creó un mercado de cambios monopólico y regulado.  La libertad de comercio y de cambios acababa de morir. Comenzaba a nacer el  empresariado prebendario, tipo Lázaro Baéz, Cristobal López, etc, etc,.

 

Los ferrocarriles, extraña compra de Perón a los ingleses, cuando ya se les acababa la concesión y debían entregarlos al país, fue  vergonzante y la causa de que de la extensión de vías en 1940 que sumaban 45.000 kilómetros y prácticamente unían todo el país, hoy a 69 años del comienzo del peronismo, las vías no llegan a 15.000 kilómetros y varios pueblos del interior han quedado aislados.

 

La sustitución de importaciones, alentada por Raúl Prebisch desde la CEPAL, es rápidamente adoptada en detrimento de la calidad hasta nuestros días. La necesaria industrialización se hizo con un modelo ineficiente que aún perdura.

 

En septiembre de 1946 se expropia la Unión Telefónica, subsidiaria de ITT, inaugurando una práctica que luego, combinada con la persecución, sería nefasta;  de paso, cimenta la enemistad  con los inversores extranjeros.

 

Seguirían luego entre otros, el embargo del grupo Bemberg y la alevosa apropiación de diarios, la restricción del papel para la  impresión al periodismo opositor, la quema de iglesias, el culto a la personalidad nombrando a las provincias de La Pampa y el Chaco con los nombres de Eva Perón y Juan Perón, el uso de corbata y cinta negra en el brazo izquierdo de todos los empleados públicos por el fallecimiento de Eva Perón en el año 1952.

 

Con la unificación de la CGT comienzan las huelgas sistemáticas, como método de negociación partidaria y a veces de confiscación, como el caso del diario La Prensa.

 

Perón congela la ley de alquileres, además de invadir los contratos y la propiedad privada, aleja de la vivienda propia a las clases más pobres, a las que se quería favorecer, pues se paraliza y encarece la construcción.

 

La reforma de la Constitución de 1949 agregó importantes ataques contra la propiedad privada y consagra la reelección consecutiva, fermento del nepotismo Perón-Evita, Perón-Estela Martínez  y años más tarde al ser nuevamente modificada la Constitución por el peronismo, las reelecciones Menem-Menem y Néstor-Cristina.

 

De a poco, la generosidad populista demagógica distributiva y una creciente corrupción, comenzaron a mostrar sus efectos en el segundo mandato de Perón: falta de divisas por caída de exportaciones, desabastecimiento energético por falta de inversiones, inflación desenfrenada y pérdida de reservas y empleo.

 

En sus discursos semanales, Perón culpa a la posguerra y a las acciones proteccionistas americanas e inglesas de la pérdida de mercados agropecuarios, devalúa el peso y por consejo de Prebisch convoca a aumentar la productividad y bajar el consumo, que antes fomentara.

 

Consumidas las reservas, presionado por la CGT, el IAPI paradójicamente en la ruina,  Perón recurre al crédito americano y a desesperados contratos con la Californian Oil (Hoy Chevron), pero ya es tarde. El experimento justicialista se ha agotado.

 

Desesperado por sus fracasos, el hombre astuto  se transforma en un energúmeno, enardece a la masa con el mataremos a 5 de los opositores por cada  1 de los nuestros, ataca a la Iglesia  y quema el Jockey Club. El golpe que mata a muchos inocentes en junio y lo depone casi con su anuencia en septiembre de 1955, lo salva de un final al estilo de Mussolini, al que tanto admiraba.

 

Después de leer el texto precedente, vemos que no hay diferencias con la actualidad. Si. La doctrina de los Kirchner, es la doctrina peronista.