La Esposa – Lidiando con la Inseguridad

Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor… Salmo 78:53

Desde mi niñez me han gustado mucho las historias bíblicas. Mis padres nos leían devocionarios para niños con historias de diferentes hombres y mujeres de la Biblia, lo cual despertó en mí ese interés de aprender sobre la fe a través de los retos que cada uno de ellos enfrentó. Por eso, en estos días, pensando sobre el tema de la inseguridad, llegaron a mi mente los nombres de varias mujeres de la Biblia, cuyas historias nos enseñan y fortalecen nuestra fe.

¿Por qué he estado pensando sobre el tema de la inseguridad? Muchas mujeres batallamos con sentimientos de inseguridad a lo largo de nuestras vidas. Inseguridad sobre nuestra apariencia, inseguridad sobre la carrera que debemos estudiar y nuestra habilidad para desempeñarla, inseguridad sobre nuestro llamado, inseguridad sobre nuestro rol como esposas y madres, entre otros. La inseguridad puede atacarnos en diferentes etapas de la vida, sin importar cuán experimentadas o maduras creemos que somos.

Esto me llevó a pensar cómo debió haberse sentido Sara cuando Abraham le dijo que salieran de su tierra y parentela para ir a una tierra prometida por un Dios desconocido para ella en ese momento. También pensé en Rut, la moabita, y cuánta incertidumbre debió experimentar luego de quedar viuda y cuando decidió acompañar a su suegra Noemí hacia Belén, donde sería una extranjera. Luego la historia de Ester llegó a mi mente, huérfana, llevada a la casa real sin revelar que era judía, puesta en una posición estratégica y peligrosa para salvación de su pueblo de procedencia. Es imposible pensar en incertidumbre sin que llegue a la mente la vida de María de Nazaret, virgen, desposada para casarse y recibe la visita de un ángel con un anuncio de algo que es imposible, ella dará a luz al Mesías prometido.

Entonces María dijo:
He aquí la sierva del Señor;
hágase conmigo conforme a tu palabra.
Y el ángel se fue de su presencia. – Lucas 1:38

Si tan siquiera tratamos de imaginar cómo se debieron haber sentido estas mujeres, pudiéramos estar de acuerdo que, en algún momento, la inseguridad o la incertidumbre se asomó a sus corazones. Pero cada una de ellas tuvo una respuesta a la inseguridad que nos enseña una valiosa lección. Esa respuesta fue la obediencia. Sara respondió en obediencia al llamado de Dios hacia su esposo para encaminarse lejos de su tierra y de su familia. Rut obedeció al llamado de Dios a su corazón para trasladarse a una tierra extranjera para ella y estuvo dispuesta a seguir el consejo de su suegra, una mujer mayor que conocía a Dios. Ester obedeció a Mardoqueo, su padre de crianza y siguió sus instrucciones para convertirse en reina del imperio persa y llevar a cabo un rol esencial en la liberación de los judíos de una sentencia de muerte. María le creyó a Dios y obedeció a su llamado para portar en su vientre al Mesías prometido y siguió obedeciendo cuando Dios le dio instrucciones específicas a su esposo José para guardarlos del peligro a ella y al niño Jesús.

La respuesta a nuestra batalla contra la inseguridad está en la Palabra, está en las historias de estas mujeres y tantas otras historias más que podemos encontrar al leer la Biblia. La respuesta es obedecer a Dios, aunque tengamos miedo o sintamos incertidumbre. La respuesta es confiar en Él por encima de nuestras emociones y sentimientos. Cuando obedecemos los principios bíblicos, podemos tener seguridad porque están fundamentados en nuestro Dios soberano que conoce todas las cosas desde la eternidad hasta la eternidad.

Pero el Señor ha sido
mi baluarte,
y mi Dios la roca de mi refugio. –
Salmo 94:22

Así que, en medio de nuestras inseguridades actuales, podemos confiar en la Palabra de Dios. Podemos buscar su instrucción sobre las cosas que nos preocupan, obedecer y descansar en que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Podemos estar seguras de que Él es refugio en la adversidad y que, aunque no conozcamos cómo se resolverán las cosas, Su Palabra no retorna atrás vacía. Algo bueno aprenderemos y un ejemplo dejaremos. Obedecer a Dios no siempre será fácil, pero siempre será la respuesta correcta.

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