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El espectáculo que oculta

El espectáculo que oculta
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Al igual que El despojo, la obra de Marcel Sawchik que es reseñada en otra página de esta edición de Voces, La violación de Artemisia es un texto que ha sido publicado recientemente por el Instituto Nacional de Artes Escénicas. El volumen dedicado a Jorge Denevi recoge cuatro obras: La muerte de Tarzán (1977); Esta noche, Oscar Wilde (1978); Tardes enteras en el cine (2010) y La violación de Artemisia (2020). En el prólogo Álvaro Ahunchain señala que La violación de Artemisia “utiliza el recurso brechtiano de un presentador que intermedia entre los personajes y el público para ofrecer, como si fuera un show, el proceso judicial que debió transitar la pintora barroca italiana Artemisia Gentileschi, tras ser violada por uno de sus maestros. Se trata de una personalidad artística fuertemente reivindicada por el feminismo, desde que debió padecer un bajo reconocimiento de su obra solo debido a su género, así como cargar con el estigma del desprecio social, dado por quienes la inculparon de ser una libertina, negando así el delito de que ella fuera objeto.”

En las palabras de Ahunchain ya se descubren algunas de las claves de la estructura del espectáculo, estrenado en el Teatro Circular con dirección del propio Denevi. En primer lugar no accedemos directamente a la reconstrucción de la violación de Artemisia, sino que hay un presentador que contextualiza y ordena los hechos ante los espectadores. Pero ese presentador tiene un rol que parece ir más allá, la obra no necesita de alguien que intermedie entre los hechos y el público, la función de ese presentador, más bien, parece ser la de hacer un paralelismo entre el espectáculo teatral y la forma en que muchas veces hechos análogos a los narrados se convierten en noticia. El proceso judicial iniciado por la denuncia de la violación llega a la platea como un show televisivo. Y solo hay que estar atentos a programas “informativos” de nuestro presente más inmediato para ver como las denuncias de violaciones se convierten, muchas veces, en un show mediático que termina ocultando y tergiversando los hechos. Más allá de la contextualización, la presencia en sí misma de ese presentador que “espectaculariza” el proceso judicial parece ser una denuncia de cómo se tratan temáticas análogas cuatro siglos después.

Artemisia aparece en escena representada en dos momentos de su vida. Renata Denevi la encarna cuando la pintora se estaba formando y sufre la violación que la llevará a juicio mientras que Ileana López pone el cuerpo a Artemisia ya madura y es capaz de hacer una retrospección de su obra, analizarla y brindarnos algunas claves para interpretarla. La historia entonces irá intercalando esos dos momentos de su vida y permitirá a la platea en primer lugar ir apreciando el enorme talento de una pintora que permaneció siglos ignorada, y por otro lado descubrir los mecanismos sociales que ignoraron o relativizaron su denuncia.

Entrados en el centro del espectáculos iremos viendo como se suceden las declaraciones de las personas involucradas en la violación. Por un lado se escenifican los hechos tal cual se recogieron en su momento. La reconstrucción judicial se nutre de testigos falsos y un aire de sospecha se instala sobre la denunciante. El tratamiento estético, aparentemente “realista” en realidad continúa proponiendo un planteo “espectacular” del proceso, en donde griteríos y peleas entre parteras/peritas no dejan de ser un factor más de revictimización de la persona que hace la denuncia. En definitiva la gravedad del hecho queda oculta detrás de las disputas entre quienes dan su testimonio. En ese aspecto es clave la composición del juez que realiza Pepe Vázquez. Dominado por sus prejuicios, ese “juez”   designado por el Papa se nos aparece torpe, dubitativo, permeable y condescendiente con el varón y escéptico respecto a la mujer. Si bien finalmente el fallo será favorable a Artemisia (aunque la condena es irrisoria), la forma en que el proceso se desarrolla revictimiza a la denunciante y no solo de manera simbólica. La sociedad, representada por el orden judicial, le impone al propio cuerpo de la víctima pasar por una nueva instancia de sufrimiento para validar su testimonio.

Quizá lo que se puede cuestionar del espectáculo es que esa espectacularización del proceso por momentos no queda del todo clara y con esto algunas ideas de la puesta parecen quedar algo diluidas. De todas formas hay varios aspectos de la obra que resultan relevantes. El rescate de la artista en primer lugar, una artista que hoy no dudamos en reconocer como superior en talento a sus “maestros” pero que quedó oculta bajo su sombra. La propia interpretación de algunas de las obras de Artemisia que son proyectadas en el Circular resulta también relevante desde un punto de vista formativo. En segundo lugar, descubrir los mecanismos institucionales que ocultan denuncias como la de Artemisia que trascienden lugares geográficos y siglos no deja de ser relevante para pensar como continúan operando en la actualidad. Por último parece enjuiciarse la forma en que se realizan puestas en escena mediáticas de procesos judiciales que enturbian el proceso y que operan para ocultar o relativizar los hechos denunciados. La violación de Artemisia Gentileschi parece ser un espectáculo ideal para disparar discusiones y pensar cuan enraizadas están algunas prácticas casi medievales en nuestras sociedades contemporáneas.

La violación de Artemisia Gentileschi. Texto y dirección: Jorge Denevi. Elenco: Ileana López, Renata Denevi, Pepe Vázquez, Félix Correa, Iván Rezx, Martina Maresca, Luana Bovino, Emmanuel Santos, Anthony Fama y Axel Darriulat.

Funciones: sábados 21:00, domingos 19:30. Sala 1 de Teatro Circular.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.