Venezuela libre, en paz y con justicia

 

Venezuela: ¡Qué nombre hermoso! significa pequeña Venecia, pero también significa grandeza de nación, que le ha tocado experimentar grandes avances y altibajos en su historia porque fue engendrada con un tesoro en sus entrañas, el cual le sirvió para crecer precozmente en sus años mozos pero luego contaminó, como efecto colateral, el pensamiento y el alma de sus gobernantes y se desdibujó la historia por hacer, al configurarse un ambiente propicio para provocar una revolución sociopolítica, pero decadente e involutiva.

Hoy nuestra gran nación con sus habitantes transita un desierto laberíntico interminable y en penumbra que necesita por obligación una metamorfosis verdadera; se requieren nuevos valores y principios estructurales para lograr sembrar conceptos sólidos en la raíz originaria del ADN venezolano, hoy debilitada por malos comportamientos enquistados en líderes que luego distorsionaron las costumbres de integridad en nuestro país y gentilicio.

Debemos reconstruir y reinventar a Venezuela, debemos irradiar virtudes y convicciones correctas, confiar en el talento de nuestros jóvenes; capacitar y actualizar a nuestros maestros, configurar una red de centros de formación por los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía, avanzar en el reciclaje quirúrgico de nuestros líderes, seleccionados para saber enseñar con ejemplos y actitudes, mejor que con verso y prosa, y al final transformar esta ruda y penosa realidad que hoy sobrevivimos para reencontrarnos con una Venezuela libre y en paz, pero con justicia.

Es confrontar la adversidad de esta Venezuela cenicienta que hoy padecemos, con una bitácora inquebrantable de conductas apropiadas que debemos cumplir y hacer cumplir, no como sea, sino inculcando sabiduría, inteligencia, convicciones, sacrificio y esfuerzo con planificación estratégica cognitiva; confiando en nuestra aptitud y actitud para lograr lo impensado, lo utópico, fundar desde las raíces mas profundas, una Venezuela ganadora, una Venezuela Vinotinto, que trabaje y funcione como un equipo sincronizado en valores, principios y justicia para vencer los retos del porvenir con grandeza e irreverencia ante la lógica de la historia.

Y cuando hablo de irreverencia, lo hago con respeto y dignidad de saber vencer los obstáculos amurallados que nos han inculcado siempre como tradicionales e inexpugnables; debemos saber trabajar y saber conformar equipos solidarios, coordinados y en sinergia total para superar con éxito consistente las barreras mentales y coyunturales que tendremos por delante en este camino empinado que nos espera.

Venezuela grita horrorizada que no podemos continuar en esta pesadilla que nos ha tocado sufrir. Ya basta de soportar que los malos procedimientos nos guíen al siguiente fracaso, ya basta de seguir haciendo lo mismo y mal, ya basta de que los miedos rebasen a nuestro espíritu libertario: ¡Ya basta!

Un pueblo unido, cromático, organizado y resiliente es una energía descomunal para acabar con cualquier rival en esta confrontación asimétrica, nadie dice que es fácil pero nunca es imposible. Tenemos que apelar a nuestra esencia, a nuestra historia libertadora de países, a nuestros héroes libertarios, a sus ejemplos inmortales para transformar la utopía en realidad concreta.

Hoy Venezuela está en situación extrema, en etapa de enfermedad terminal y su pronóstico depende de una terapéutica certera y dosificada.

Hoy más que nunca debemos creer en nuestro talento histórico para superar adversidades y obstáculos increíbles, y así convencernos que la utopía de la transformación debe ser el faro que nos guie hacia el puerto seguro de una Venezuela Libre, en paz, pero con justicia.

¡Dios bendiga y cuide a toda Venezuela!

 

Richard Páez Monzón: Médico traumatólogo. Director Técnico de la selección absoluta entre 2001 y 2007, época en que transformó la mentalidad del futbolista nativo para ofrecer resultados deportivos que unificaron el sentimiento de millones de venezolanos. Además, fue entrenador de los clubes Millonarios (Colombia, donde resultó campeón de la Copa Colombia 2011), Alianza Lima (Perú), Deportivo Cuenca (Ecuador) y en Venezuela, estuvo con la Universidad de Los Andes, Estudiantes de Mérida (alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores de 1999), Deportivo Táchira y Mineros de Guayana. Fundador en 1993 de la Academia Emeritense.