Patria, una gran novela, ya digo

25 Sep
Patria, Fernando Aramburu, Tusquets
Patria, Fernando Aramburu, Tusquets

Uno no escoge los libros que lee. En mi opinión, son los libros los que te eligen a ti. No sé muy bien porqué, no hay impostura, Patria, de Fernando Aramburu, me escogió este pasado verano. Verano, tiempo de lecturas serenas, a la sombra de una siesta o en la resaca de un desayuno andaluz con pan, aceite y tomates de la tierra. Verano, qué lejos.

Patria es la última novela de Fernando Aramburu, Tusquets, 2016, y es un gran novela sobre la historia reciente del País Vasco que nos habla sobre la imposibilidad de olvidar y sobre la necesidad del perdón en una comunidad rota por el fanatismo político -hay un eco profundo, en presente de indicativo, en este párrafo, ¿verdad?-.

Digo que es una gran novela en varios sentidos: 1. formal, más de 600 páginas, 2. la obra de Aramburu hace un somero relato de más de 40 años de un buen puñado de personajes relacionados, y 3. Patria se presenta como una gran novela, valiente, pedagógica, necesaria, memorable, perdurable sin duda.

Se trata de relato libre, sin prejuicios ni pudores, descarnadamente distanciado, que recuerda en parte a “La Pelota Vasca, la piel contra la piedra”, de Julio Medem, en su versión libro y peli, pero quizás con un filtro de distancia y tiempo que la convierte, quizás digo, no estoy seguro, en más legible e imparcial.

40 años es mucho tiempo y Aramburu es capaz de escribir sobre las distintas sensibilidades, que viran en el tiempo, que se aceleran, se liman, mutan… Todo es pasajero. Un etarra que mata, por ejemplo, es años después un preso capaz de pedir perdón sincero. La sociedad es mutable y nosotros somos esa sociedad con nuestras pequeñas historias y miserias acuestas: la madre de un terrorista, la mujer de un asesinado, los hermanos, los vecinos, una sociedad asfixiante y recelosa, la perspectiva de un futuro distinto en las pintadas de un frontón…

Aramburu habla de todo lo que ocurrió allí durante aquel tiempo, de todo, sin pliegues: los gudaris y su lucha armada, el sometimiento de una parte de la sociedad que no levantó la voz por miedo, los excesos del Estado, las complicidades de la Iglesia, las víctimas, los héroes… La historia de dos familias que recorren un tortuoso camino que va de la amistad hasta el odio y el dolor, en un trayecto de ida y pretendida vuelta.

Fernando Aramburu lo dejaba claro en una entrevista concedida al diario El Mundo: “no he escrito ‘Patria’ para servir a ningún partido”, decía para subrayar después: “Mi temor cuando publiqué Patria es que una sola línea pudiera ofender a una víctima. Sería para mí insoportable. Ellos son los protagonistas. Por eso no me gusta cuando la política se apropia indebidamente de la novela. No puede convertirse en publicidad para el programa electoral de ningún partido. No debe ser usada con propósitos ideológicos”.

Silencio y miedo. Aramburu es valiente y pretende una gran novela contándolo todo. De otra manera, hubiera sido imposible, no hubiera sido una gran novela. Además de contar el dolor del terrorismo etarra y todas sus consecuencias, el autor también narra la tortura que ejercieron los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en comisarías y cuarteles. Otra forma de violencia.

Patria es una crónica necesaria de un rastro de muerte que no debe ser borrado de nuestra memoria, un retablo que viene a completar este camino hacia la paz y la normalización, una luz para salir de un laberinto. Quizás no sea la salida pero sí un paso más hacia ella y además es una gran novela valiente, pedagógica, necesaria, memorable, perdurable sin duda. Una gran novela, ya digo.

 

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