BioShock Infinite es un juego muy polémico, cuando recién salió la recepción fue excelente, pero poco a poco todos lo comenzaron a odiar, tachándolo de ser un juego mediocre con intentos de filosofía y una pésima justificación argumental.
Yo pienso todo lo contrario, en mi opinión es la mejor experiencia (ojo, no el mejor juego) que tuve en la generación que estamos despidiendo.
Cuando se anunció Burial at Sea salté de emoción, «¿Rapture en todo su esplendor? ¡Al fin!» En un principio pensé que nada podría salir mal, pero después me di cuenta que la ciudad submarina es un lugar que completamos con nuestra imaginación y verla finalmente en todo su esplendor en pantalla podría ser fantástico o terrible. Afortunadamente no me decepcionó.
Comencemos hablando de las mecánicas. La expansión retoma muchos elementos —obviamente— de BioShock Infinite, desde el gancho para transportarte y asesinar a tus enemigos; hasta los plasmids que son una fiel copia de los vigors del juego original.
Este aspecto no me gustó mucho, siento que pudieron haber implementado más plasmids aunque hubieran tenido que justificarlo después. ¿Cómo van a haber nuevos plasmids si el primer Bioshock va después?
Está de más decir que si te gustó el gameplay de BioShock Infinite, te va a gustar el de Burial at Sea ya que es exactamente el mismo, si no te gustó te seguirá molestando, pero no tanto como en el juego original ya que las mecánicas que fueron implementadas en Infinite no se ven mucho en esta nueva expansión (simplemente considerando la duración de este DLC, tema que tocaré más adelante).
También se implementan mecánicas de sigilo que funcionan muy bien, como acercarte agachado a un enemigo para golpearlo por detrás y matarlo al instante.
Algo importantísimo en cualquier BioShock es la presentación y en la expansión este aspecto es excelente. Tiene belleza a la Columbia y el terror a la Rapture. Las pocas locaciones que nos muestran de Rapture son fantásticas. Las conversaciones de los habitantes son muy interesantes y te dan un vistazo de la situación por la que está pasando la ciudad. El DLC está lleno de guiños a BioShock Infinite e igualmente al primer BioShock, juegos que evidentemente tienes que terminar primero antes de jugar esta expansión.
Cabe mencionar que el DLC es corto, con una duración aproximada de dos horas. Yo me tardé casi tres por estar escuchando todas las conversaciones e investigando todos los cuartos.
Recordemos que este es el primer episodio, por lo que sumando los tiempos y suponiendo que el segundo dure lo mismo, nos da como resultado unas 5-6 horas de juego, lo cual no está nada mal. Lo que si les recomiendo es adquirir el Season Pass para que cada episodio les cueste 5 dólares en lugar de 15.
El final de este episodio —sin arruinárselos—, es muy bueno, digno de un BioShock y te deja a la expectativa del siguiente episodio, en el cual controlaremos nada más y nada menos que a Elizabeth.
No le pondré calificación a este DLC ya que es el primer episodio de una experiencia completa llamada Burial at Sea. Si son fans de la serie tienen que jugar esta expansión. Si no les gustó Infinite denle una oportunidad y regresen a Rapture, definitivamente vale la pena.
