Islas de aguas dulces


Capítulo XII. De la costa atlántica y de sus piratas caribeños

La fuente Centro Histórico, ciudad de Tlaxcala, Tlaxcala, México
La fuente
Centro Histórico, ciudad de Tlaxcala, Tlaxcala, México

 

     Como Ometepe estaba situado a la mitad del lago, pronto lo cruzamos hacia su lado oriental y lo estábamos dejando atrás. El abuelo interrumpió mi ensueño de ese momento:

     —Y bien, que te pareció la isla. ¿Te gustó, chinita?

     —Claro que sí, gran papá. Si por mi fuera, regresemos de un solo.

     —Sabes, mi madre solía decir: hay más tiempo que vida, querida bicha. Pero esperemos que podamos regresar juntos, muchas veces más. —Lamentablemente, no se encontraba en nuestro destino. A pesar de haber vuelto en varias ocasiones, nunca tuve la oportunidad de regresar con el abuelo.

     —¿Quieres escuchar un nombre raro? —me preguntó con una mueca—. A este lago también se le llama Cocibolca.

     —Pues sí que es raro ese nombre. ¿Qué significa, si se puede saber?

     —Por supuesto que sí. El nombre es de la lengua Nahuatl y significa Mar Dulce.

     —Guau, que buen nombre, abue. Me encanta. Sí que este lago es muy especial. Es suficientemente grande como para dar la impresión de un mar, pero le hace falta un poco de sal para llegar a serlo, ¿no crees vos?

      —Precisamente, mi querida nieta afligida por las cebollas blancas. Ometepe es la isla de aguas dulces más grande que se conoce.


 

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