Es abrumador el sin fin de tareas que tenemos las amas de casa, como dicen los jóvenes 24/7, día y noche dedicamos la vida a ello, un pequeño espacio donde crecen almas con una enorme materia que formar. No hay carrera ni preparación para ello. Al comentario: “usted no trabaja, es ama de casa respondo “yo trabajo en mi casa”. Lo esencial es invisible a los ojos, dice Antonie de Saint-Exupéry en El Principito.

Llegué a los Ejercicios Espirituales más abrumada que cansada, 24 horas parecen insuficientes para completar todas las tareas de un “ama de casa que no trabaja”. La primera meditación como lluvia en desierto iluminó mi mente: Principio y fundamento: El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, mediante esto salva su alma. Todas las demás cosas fueron creadas por Dios para ayudarle a hombre a conseguir su fin. Esta meditación dio pie para, junto con la gracia de Dios, organizar primero las ideas, luego las actividades que parecían interminables.

El silencio que se vivió fue fundamental para poder escuchar a Dios, como si San Ignacio supiera el ruido en que viviríamos. Con ello, pude meterme de lleno en los Ejercicios y enumerar lo que estorba a mi fin y echar mano de lo que Dios pone a nuestro alcance para llegar a Él.

Después de cada meditación nos daban suficiente tiempo para ir a la Capilla y meditar, era como poner cada ladrillo de un puente que lleva a Dios. Me quedo con mucho y muy feliz trabajo por hacer, seguir construyendo el puente con la oración, la santa misa, los sacramentos, viviendo la caridad y todas las demás virtudes.

Sin duda recomiendo estos Ejercicios para cualquier ama de casa que no trabaja.

 

Blanca Mendoza Quintanilla.