JUBILACIÓN:

Si su despertador sonó aquella mañana a la misma hora en que lo había hecho los últimos 40 años fue porque era el primero de su pérdida de memoria. Sí, aquel día iba a comenzar a olvidar quién había sido durante tantos años. Y había olvidado apagarlo.

Comenzaba a olvidar, pero también recordaba que nadie le esperaba en ninguna parte. Cambió de postura y se acomodó para continuar durmiendo como nunca lo había hecho.

La sorpresa llegó desde la cocina unos minutos más tarde, cuando el olor a café recién hecho penetró en su habitación.

Abrió levemente un ojo y vio los árboles que ya dejaban pasar unos rayos de luz que llegaban a su cama. Entonces pensó en quien acababa de preparar el café que durante años había preparado él.

Cuando tomó la decisión de casarse hacía ya 43 años, lo hizo apoyado por el deseo de compartir su vida con aquella muchacha que lo hacía sentirse tan vivo. Ahora pensó que en aquel momento no sabía que aquel deseo iba a tardar tanto en llegar. Los dos llevaban mucho tiempo dejando pasar aquellos momentos y dejándolo para más adelante.

Sonrió para sus adentros, había llegado su primer día de casado, ella le preparaba el café y él le prepararía unas tostadas con miel. Por eso, y con una sonrisa en la boca, dio un salto y se acercó apresuradamente a buscar a su chica, aquella con la que pasaría el resto de su vida haciendo lo que una vez soñaron que harían.

Desayunaron leyendo el periódico en la tablet, recogieron lo que les apeteció y salieron de casa rumbo a las montañas. Los dos cargaban una mochila en los hombros y vestían una sonrisa en la cara.

Deja un comentario