Llámame por tu nombre

Las relaciones homosexuales siguen siendo minoría en la literatura, aunque cada vez hay más propuestas que nos acercan los sentimientos de dos personas del mismo sexo que se quieren o que sienten atractivo el uno (una) por el otro (otra). En esta tendencia, la más exitosa y de boyante actualidad, quizás por el Premio Óscar al Mejor Guion Adaptado, es Llámame por tu nombre, de André Aciman.

Este libro cuenta la historia de Elio, un joven italiano perteneciente a una familia de clase media – alta de la costa italiana que, en la década de los ochenta, instauró la tradición de recibir cada verano a estudiantes jóvenes creadores que, a cambio de alojamiento, ayudaran al padre en sus compromisos culturales. Ese año, es el turno de Oliver, un chico norteamericano que pasa un verano en esa casa y que trastoca los sentidos de Elio.

El tema de esta novela es la búsqueda de la propia identidad sexual, pues a lo largo del argumento vemos en varias ocasiones cómo Elio se contradice sobre lo que siente y lo que quiere sentir, sintiendo hasta vergüenza en determinadas ocasiones. En su mente experimenta los primeros síntomas del amor, el resurgir de los instintos sexuales y las ganas de comerse el mundo a pesar de las convenciones.

Sin duda, es una novela donde el erotismo juega un papel importante, desde el propio lenguaje con el que se evocan los sentimientos de los personajes hasta la propia forma de contar lo que está pero no se sabe. Y es que Aciman consigue evocar, más que contar, y ahí reside el punto fuerte de esta historia tan sugerente, que atrapa tanto a jóvenes como a personas más adultas que se reconocerán en las vivencias y descubrimientos del primer amor.

Se juega aquí con el tiempo, y ya desde el principio de la novela sabremos que este enamoramiento tendrá que durar lo que dure un verano, aunque de él quede huella para toda la vida. Quizás esta metáfora del amor en el verano es lo que dota de fuerza narrativa un argumento ya de por sí atractivo y que hará emocionarse a más de uno. Una sensación que se contrapone con las vivencias culturales, en las que viven sumergidos los dos protagonistas, y que le da ese contrapunto necesario para que la novela logre el equilibrio entre la pasión más arrolladora y la racionalidad.

“Llámame por tu nombre y yo te llamaré a ti por el mío”, algo que no había hecho jamás en mi vida y que, en cuanto pronuncié mi propio nombre como si fuese el suyo, me llevó a un lugar que no había compartido jamás con nadie antes, ni desde entonces he vuelto a hacerlo”.

Ficha técnica

Título: Llámame por tu nombre