Publicado en Libros, Novela

La buena reputación (Ignacio Martínez de Pisón)

Estoy viviendo unos meses bastante agitados, con mucho trabajo y muchas actividades que están superando mi capacidad de socialización. Por eso, ahora más que nunca, necesito encontrar lecturas que me regulen un poco; lugares a los que volver cada noche para recargar baterías.

Esta es la cuarta novela de Ignacio Martínez de Pisón que leo y nunca me defrauda. Sus más de 600 páginas han sido la defensa contra el ruido que necesitaba. Una prosa sencilla, una historia interesante, unos personajes bien trabajados y, como valor extra, en esta ocasión, lugares y acontecimientos que me transportan a mi infancia. No se puede pedir más.

La buena reputación es la historia de una familia a lo largo de tres generaciones. Comenzamos en Melilla, en el seno de una familia mixta: el padre judío y la madre católica. No va a ser un matrimonio ejemplar, desde luego; se trata, simplemente, de un matrimonio real, con dos niñas, que sobrevive a pesar de todo, incluso de ellos mismos.

Las niñas crecen y se convierten en adultas que forman su propia familia. Y lo hacen en mi ciudad, Zaragoza, por lo que me permiten recorrer calles y establecimientos que saben y huelen a infancia. Sus vidas tampoco son perfectas; son algo mucho más importante en una novela: son creibles.

Y, por último, acompañamos a la tercera generación en su camino a la edad adulta. Y, como un ciclo natural, los vemos regresar a Melilla, haciendo el viaje inverso que un día hicieron sus abuelos y su madre. Porque la vida es eso, un viaje continuo en el que te alejas y vuelves. Y al volver, descubres todo lo que ha cambiado, tanto fuera como sobre todo dentro de ti mismo.

La prosa de Martínez de Pisón es un lugar seguro en el que refugiarte de las inclemencias del tiempo. Os recomiendo, si no lo conocéis, que no tardéis en hacerlo.

Publicado en Libros, Novela

300 guerreros (Andrea Frediani)

Algo tienen las aguas calientes de las Termopilas que consiguen que vuelva a ellas cada pocos meses. Unas veces a través de ensayos, otras con forma de Podcast sobre las ciudades estado griegas y, la mayoría, con novelas que narran la derrota de los aliados griegos  y que, sin embargo, construyó un mito sobre el que se asentó las posteriores victorias.

La novedad de esta novela es el cambio de paradigma sobre los hechos fundamentales en los que se ha forjado la leyenda. Leónidas nos es presentado como un sanguinario fraticida con ínfulas de inmortalidad, el traidor Efialtes no es quién delata el paso por las montañas y contribuye a la derrota final. Y, sobre todo, acompañamos en toda la novela a un espartano que no comparte ninguno de los ideales que su ciudad predica con orgullo.

Este espartano es Aristodemo, uno de los dos supervivientes de los 300. La vergüenza que sufre por haber regresado con vida compone uno de los principales argumentos. El otro, su narración de esos días de enfrentamientos y muerte. Cómo es común a todos los que se acercan a esta batalla, los espartanos eran conocedores de la empresa suicida en la que se estaban metiendo. Y, hasta ahora, nos habían mostrado la total entrega de todos ellos. Hasta ahora. Aristodemo no huye de sus responsabilidades en la batalla. Se entrega a la lucha con la misma energía que sus compañeros, pero no deja de cuestionarse si ese sacrificio es útil.

El autor, experto en historia clásica, recoge esas teorías que han quedado sepultadas por la épica al servicio de la propaganda. Y nos trae a personas que tienen miedo, a aliados que se odiaban, pero que debían luchar juntos para detener a los persas. Nos trae ese aspecto menos glorioso de un mito que perdura y ha «perdonado» la crueldad de Esparta.

Quizá le falta un empujón para situarnos dentro de la batalla. Hay autores que nos han transmitido mucho mejor esos momentos de enfrentamientos. Pero, su trabajo de documentación es fantástico y sí que llegamos a pasear por ese campamento griego, participando de todo lo que rodeaba a esos hombres antes de una batalla.

Con una narrativa sencilla, que no se pierde en florituras líricas, la novela discurre muy rápidamente, nos atrapa con sus «nuevas» teorías y nos recuerda una idea que nunca deberíamos olvidar: la historia la escriben los vencedores, nunca quienes han perecido en ellas. Sería bueno que tomáramos distancia con tanta propaganda belicista.

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Ya tenemos lectura para el mes de junio

Ha sido un fin de semana de infarto. La emoción nos ha acompañado hasta el último instante, pues la diferencia entre el primero y el segundo ha sido de tan solo un voto, ¡después de tres días y 43 votos totales!

Nos vamos con una de las autoras con más tirón de la literatura europea. Nos sorprendió con su debut literario y ahora tenemos su «nueva» novela que se aleja un tanto de su trayectoria habitual. Seguro que no nos defrauda y nos ofrece un mes de junio lleno de sentimientos, grandes personajes y buena literatura.

Cómo siempre, comenzaremos el día 1 de junio a leerlo, aunque cada uno podrá adaptar su ritmo a su conveniencia. Y, también como siempre, el último domingo de junio tendremos el encuentro. Una cita que siempre nos brinda la oportunidad de profundizar más en la obra y amarla un poco más.

En Twitter esperamos dinamizar esta lectura con aportacionew que llevarán el hashtag #Farrel y #elsitiodemirecreo.

Y, como siempre os decimos, si estáis interesados en participar en el club de lectura mandad un correo electrónico a la siguiente dirección: elsitiodemirecreozaragoza@gmail.com.

Publicado en Ensayo, Libros

Almeria (José Luis López de Lizaga)

Nada cambia tu vida, tu mirada, tu persona entera de un modo tan abrupto y tan definitivo como la muerte de una persona de referencia. Una de esas (pocas) personas que la vida te concede y que están siempre para ti. Con independencia de que la relación sea fácil o difícil o, como suele ocurrir, tenga sus vaivenes, sabes que está ahí, que descuelgas el teléfono y la tienes. Y de pronto ya no.

La primera vez que te ocurre es un mazazo tan fuerte que ni siquiera puedes comprender que haya pasado. Vas por la calle y lo ves a lo lejos; levantas el teléfono mil veces y cuelgas otras mil con el corazón desbocado porque el más allá no da línea.

El resto de tus muertos no te noquean menos. La única diferencia es que esta situación ya la conoces. Sabes cómo será a partir de ahora. Entiendes que el paso del tiempo suavizará el efecto. Y a medida que vas cumpliendo años te vas llenando de muertos a los que llamas sin necesidad de móvil, que te acompañan en cada decisión, en cada nubarrón y en cada éxito. La muerte,para algunos, no es más ajena que la vida.

El libro que hoy os traigo está escrito en ese preciso instante de la revelación de que la muerte existe, de que va en serio. Un momento tremendo en el que el autor, de forma absolutamente generosa, nos regala sus pensamientos y sus emociones. Y lo hace de un modo extraordinario, por tres razones.

La primera es que José Luis escribe francamente bien. Eso ya lo sabíamos los que habíamos leído su anterior libro, Ártico. En ambos libros combina a la perfección el tono intimista del que te está contando algo que ha vivido y le ha marcado, con la prosa más reflexiva de un ensayo filosófico. A escribir se aprende leyendo y está claro que este autor ha leído mucho.

La segunda, precisamente, es que en este breve ensayo, entre anécdota y anécdota, hay muchas lecturas filosóficas sobre el sentido de la muerte (y, por tanto, de la vida). Lees el ensayo en una tarde y deseas comenzar a leer todos los clásicos que menciona.

Pero el motivo más importante para leer Almería es que, por una vez, alguien encara la muerte de un ser querido sin esconderse detrás de las frases hechas, los automatismos, la cultura más estereotipada. Lo primero que pensé al terminar de leer es que había sido brutalmente sincero y que esto, precisamente, es lo que se merece un lector que está pasando o ha pasado por el mazazo del adios definitivo.
Solo me queda, pues, recomendaros este libro. Hacedme caso: si la muerte ya os ha arrebatado a un ser amado, leed este ensayo. Estareis menos solos.

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Ventoux (Bert Wagendorp)

El ciclismo es un deporte de fondo y, en mi cabeza, un ciclista es una metáfora perfecta sobre nuestro paso por la vida. Las etapas de cada carrera están llenas de obstáculos, de rivales que buscan triunfar por encima de todo, público que nos anima en los momentos malos. La comparación entre subir un puerto de montaña y culminar un proyecto en nuestra vida tiene tantos puntos en común que lo raro, es no encontrar más novelas que usen este deporte como telón de fondo.

Ventoux es el ejemplo perfecto de lo que digo. Con la excusa de un reto deportivo, el autor nos ofrece una historia conmovedora sobre la amistad y el amor.  Sus protagonistas, con sus defectos y virtudes, nos llevan en sus bicicletas, consiguiendo que, desde el principio, pedaleemos con ellos. Queremos que lleguen a la meta, que superen ese puerto de montaña y , al final, sean felices.

Sabemos que la vida no es tan sencilla y esa es la gran cualidad de esta novela; ninguna decisión es fácil y sus consecuencias tienen un impacto permanente en el tiempo. Las historias que la componen ilustran esa complejidad de forma muy acertada. El círculo que construye su autor es perfecto. Además, está escrita de una manera muy sencilla y directa. Es una novela de personajes, nada más. Hay poca concesión a pensamientos internos, o lirismos asociados a los paisajes de montaña. Sus páginas nos ofrecen una historia llena de interés y humanidad. Todos podemos identificarnos con alguno de sus personajes y cuando se suben a la bicicleta deseamos que triunfen.

Es una novela muy agil, cinematografía en su composición, llena de saltos temporales. Saltos que utiliza de manera muy acertada, pues van aumentando el interés de una historia mucho más compleja de lo que parecía al principio. Igual que ocurre en nuestra vida, donde nada es simple.

Tenemos una buena recomendación, uno de esos libros que nos sirven de respiro mental, hecho para disfrutar. Si, además, les gusta el tema del ciclismo, ni lo duden, Ventoux debería ser su elección.

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Club de lectura junio de 2024. Opción relatos

Mañana comienza la semana de votaciones para la lectura de junio. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta” a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter.

Título: Cuentos telúricos

Autor: Rodrigo Cortés

Fecha de publicación: 2024

Número de páginas: 304

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Club de lectura junio de 2024. Opción novela social

Mañana comienza la semana de votaciones para la lectura de junio. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta” a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter

Título: Golpe de gracia

Autor: Dennis Lehane

Fecha de publicación: 2024

Número de páginas: 352

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Club de lectura junio de 2024. Opción novela intimista

Mañana comienza la semana de votaciones para la lectura de junio. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta” a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter

Título: La distancia que nos separa

Autora: Maggie O’Farrell

Fecha de publicación: 2024

Número de páginas: 344

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Club de lectura junio de 2024. Opción novela histórica

Mañana comienza la semana de votaciones para la lectura de junio. Tenéis hasta el viernes para darle a “me gusta” a esta entrada. El fin de semana será la votación en Twitter.

Título: Música en la oscuridad

Autor: Antonio Iturbe

Fecha de publicación: 2024

Número de páginas: 416

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El árbol del ahorcado y otros relatos de la frontera (Dorothy M. Johnson)

Soy lector de relatos, lo confieso sin pudor. Para algunos es un genero menor, para otros, un nicho de autores que no tienen la calidad para escribir una novela de más de 150 páginas. Para mí, un delicioso entretenimiento, lleno de variedad y de inagotable imaginación. Además, tener un volumen de relatos de alta calidad es un hecho muy difícil. Hay que crear ambiente, personajes, tramas y acabar en un final fantastico con una agilidad tremenda. Su reducida extensión complica contar una historia y que esta sea atrayente y entretenida. Ese reto hace que me guste tanto disfrutar con este tipo de lectura. Es cierto que, en ocasiones, uno lee cosas muy malas, pero compensa el esfuerzo cuando cae en las manos un libro como el que traemos hoy.

Seguro que si son amantes del género cinematográfico del oeste, el más clásico, el nombre de Dorothy Johnson les sonará. La fama, fuera de su país, le llegó a través de las adaptaciones de algunos de sus relatos. El hombre que mató a Liberty Valance, Un hombre llamado caballo, o el relato principal de este libro, El árbol del ahorcado, son historia del género.

Y si reflexionamos un instante, es raro encontrar a una mujer escribiendo sobre vaqueros, indios, desiertos y muerte. Pero, Johnson era una mujer muy atípica. Tuvo una vida agitada, con muchos altibajos y siempre en el filo de la navaja, al igual que muchos de sus personajes. En un mundo de hombres, supo hacerse un hueco y dejar su impronta. Su forma de escribir encajaba perfectamente en los gustos de la época: mucho humor y sin florituras estilísticas. Supo crear historias intensas, con protagonistas duros. Y, a diferencia de otros autores, tuvo un gran respeto hacia los indios. Sin dulcificar nada, plasmó sus costumbres con gran deferencia.

El relato principal del libro tiene ese punto que lo hace diferente al resto. De una mayor extensión, nos encontramos con un relato muy rico sobre la vida tan dura de esa época. Algo que se ha mitificado a través del cine, Johnson nos lo devuelve áspero y real. Y, es por eso, por lo que nos gusta muchísimo más. En su día vi la película y no voy a quitarle nada de mérito. Pero el relato en el que se basa es mejor. No desmerecen el resto, pero si es cierto que se nota cierta diferencia.

Tenemos un Oeste más real, más duro. Incluso, llegamos a sentir sed por esos desiertos interminables. Pero, no tengo dudas de que es este Oeste el que quiero.