Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024

Ana Blandiana es una figura legendaria de las letras rumanas y una de las voces fundamentales de la literatura de la antigua Europa del Este. Su poesía y su narrativa se han traducido ampliamente, y en Periférica hemos tenido la suerte de sacar a la luz dos de sus libros de relatos: Proyectos de pasado (2008) y Las cuatro estaciones (2011).

Los primeros poemas que publicó le granjearon muchas dificultades: sufrió la censura, el señalamiento y la vigilancia policial en los años setenta y ochenta por parte de un despiadado régimen totalitario.

Ana Blandiana es una conciencia cívica y artística de primer nivel que logró resistir los envites de la cruel dictadura de Nicolae Ceausescu y trascender sus fronteras gracias a la excelencia de su proyecto literario.

Ana Blandiana es el seudónimo de Otilia Valeria Coman. Su padre fue comandante durante la Segunda Guerra Mundial, y tras ésta sacerdote en la catedral ortodoxa de Oradea y profesor de instituto; acusado de conspirar contra el estado, sería condenado a varios años de cárcel y liberado tras seis de prisión, muriendo poco después. Su madre nació en una aldea transilvana llamada Blandiana, de donde tomaría su nombre literario. Ya como Ana Blandiana, en 1959 aparece en una revista su primer poema, pero al poco sería denunciada y se prohibiría oficialmente que «la hija de un enemigo del pueblo» volviera a publicar en Rumanía (se le negaría también el derecho a estudiar en la universidad). En 1964 aparece su primer libro de poemas: Persoana întâia plural (Primera persona del plural), inicio de una fértil carrera literaria que llega hasta el presente pero que alcanzaría en 1982, con la concesión del prestigioso Premio Herder de la Universidad de Viena, uno de sus momentos más relevantes. Desde muy joven, tanto la poesía como su trabajo periodístico tendrían gran repercusión fuera de su país. Proyectos de pasado, publicado en 1982, tras la concesión del Premio Herder, forma parte de una amplia obra en la que conviven la poesía (también para niños), algunos ensayos y una corta pero interesantísima producción narrativa. Periférica ha publicado otro volumen de relatos de la autora, Las cuatro estaciones (2011). Parte de su poesía puede encontrarse ya, traducida al español, en la editorial Pre-Textos, en Galaxia Gutenberg y en Visor.

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‘LOS DÍAS VIENEN Y PASAN’, de HEMLEY BOUM

Acercamiento a Camerún y sus campos de Boko Haram

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En el ocaso de su vida, Anna rememora su agitada existencia en un Camerún en profundo cambio. A su lado, su única hija, Abí, que ha elegido vivir en Francia, intenta resolver sus propios conflictos y conciliar su vida amorosa con sus responsabilidades familiares. Una mujer muy joven, Tina, superviviente de los campos de Boko Haram, sumará su voz y su destino a los de ellas. A través de estas tres generaciones de mujeres, Hemley Boum abarca tanto la historia contemporánea de Camerún como la eterna historia del corazón humano en un único impulso narrativo.
«Empleando los retratos de madres y sus hijos que luchan por sobrevivir en una sociedad patriarcal que se desmorona, Hemley Boum difumina los límites entre las historias personales y la historia en Los días vienen y pasan». (Séverine Kodjo-Grandvaux, Le Monde)

HEMLEY BOUM (Duala, Camerún, 1973) Creció y se formó como autora en su ciudad natal, Duala. Obtuvo un máster en ciencias sociales con opción de antropología en la Universidad Católica de África Central de Yaundé, seguido de dos postgrados en Francia: uno en comercio exterior en la Universidad Católica de Lille y otro en marketing y calidad en la Escuela Superior de la misma ciudad. En 2010 publicó su primer libro, Le Clan des femmes, que trata de la poligamia en un pueblo africano a principios del siglo XX. Ha recibido varios premios, entre los que destaca el Premio Ahmadou Kourouma, en 2020, por su cuarta novela, Les jours viennent et passent. En su palmarés figuran el Prix Ivoire (2013), el Gran Premio Literario del África Negra (2015) y el Premio Les Afriques, entre otras distinciones. Junto con varios autores africanos, participó en el diseño del cuarto número de la revista «IntranQu’îlité», publicado en 2016 bajo la dirección de James Noël, y en la obra «Volcaniques: une anthologie du plaisir» en 2015.

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NOS DEJA ALICE MUNRO

https://www.todoliteratura.es/noticia/59577/actualidad/alice-munro-1931-2024:-el-silencio-y-el-eco-profundo-de-la-conciencia.html

Alice Munro (1931-2024):
el silencio y el eco profundo de la conciencia

POR ÁNGEL SILVELO GABRIEL

Miércoles 15 de mayo de 2024, 10:40h

La vida y la literatura están plagadas de casualidades, y ambas, poseen eso que denominamos como lagos interiores que en apariencia nadie ve, pero que sin duda existen. La necesidad última del ser humano por expresarse, le llevó a una joven madre canadiense llamada Alice Munro a refugiarse en la escritura, y lo hizo mientras sus hijas pequeñas dormían la siesta. El silencio y ese eco profundo de la conciencia que, cual duende no nos deja conciliar el sueño, hicieron su función de una forma sencilla y magistral en la todavía joven e inexperta Alice. Seguidora de la mejor tradición de los escritores norteamericanos, ella supo conjugar su propio mundo a través de la demoledora precisión del relato corto caracterizado por la pasión del retrato psicológico de sus personajes, en lo que podríamos denominar como la aventura de los discursos interiores. Tanto es así que una buena parte de su producción transcurre en un condado que lleva su propio nombre, al mejor estilo de Faulkner.

Alice Munro nos ha dejado con la misma sensación que sus cuentos al terminar de leerlos: aturdidos por el peso de una vida unida a la intemperie por la que transitaban sus personajes. Viajeros sin más rumbo que el del sentido de la búsqueda de una felicidad que nunca coincide con lo esperado. Un inconveniente que, sin embargo, no jugó en su contra sino a favor de ese espíritu de lucha y confrontación con la realidad que la llevaron a crear un mundo propio, donde el amor y la necesidad del sentido de la libertad fueron dos de sus brújulas más importantes a lo largo de toda su obra literaria. Una libertad que, sin embargo, ella compartió muchas veces en silencio, tal y como declaró cuando le concedieron el Premio Nobel de Literatura en el año 2013 —fue la primera mujer que en ser distinguida con ese galardón por una obra cimentada en sus relatos cortos—. En este sentido, Munro, como buena diseñadora de vidas ajenas conocía de la importancia del tiempo y la soledad que conllevaban el oficio de escribir, de ahí que en una de las múltiples entrevistas que concedió tras recibir el Nobel declarara que Demasiada felicidad sería su último libro, porque el poco tiempo que le quedaba no lo quería pasar sola, sino junto a su familia. Una dura decisión que no llegó a cumplir, pues no la debió resultar fácil renunciar a aquello que amaba, por más que la vida que transcurría más allá de su obra literaria la apartara de su segundo marido hacía poco tiempo. En aquel momento, con 82 años, y sin la posibilidad de ir a recoger el Nobel, Munro a pesar de todo se mostró al mundo sonriente y segura de su victoria: la materialización de su más valioso sueño como escritora.

La soledad de Alice Munro nace como esa fuerza que nos somete a lo largo de la vida. Soledad que no desaparece con la muerte, pues se trata de un reflejo interior que nunca se extingue ni tampoco llega a atisbarse en un mundo hostil y primitivo como el que habitamos. Una inmunidad a la muerte que se refleja en sus relatos cortos, donde las aguas subterráneas por las que fluyen sus historias no dejan de correr por su mente y la de sus personajes. Aguas que una y otra vez salen a la luz en narraciones afincadas en una realidad muchas veces hostil porque huyen de ella asociadas a la indiferencia. Vidas anónimas que también necesitan de algo de cariño. Un cariño que parece que nunca encuentran, porque Munro indaga en los secretos que mueven nuestras vidas y en las atrocidades que éstos engendran. El resultado de todo ello convierte a sus personajes en seres débiles y sensibles que necesitan de ilusiones efímeras o absurdas que se crean ellos mismos para sobrevivir. La vida, en estos casos, es un espacio de ausencias. Ausencias que, sin duda, necesitan aliarse con el destino, y donde las historias contadas lo son de vidas paralelas que no tienen nada en común, salvo la soledad. Vidas paralelas que, sin embargo, acaban uniéndose en un enigmático final marca de la casa que nos ofrece la posibilidad de terminar o reinterpretar lo leído o imaginado. Un ejemplo de todo ello es el cuento titulado como Demasiada felicidad. En esta pequeña biografía de la matemática rusa Sofia KovalevskiAlice Munro nos proporciona una clase magistral de contención, frialdad, y perfección narrativa a la hora de relatarnos los últimos días de la matemática rusa, pues lo hace con una mirada inequívocamente sublime hacia el personaje, lo que nos obliga a no dejar de leer. Demasiada felicidad es la partitura de una hermosa historia de amor y sus desencuentros. De su atrevimiento y su desencanto. De su valentía y sus renuncias. Una historia plena de magnetismo. Intensa. Mágica como un cuento de hadas. Reveladora como el mayor de los milagros. Una historia donde la nieve hace de justiciera maldita y atroz. Una historia que en su último capítulo llega a la perfección. La limpieza con la que Munro afronta esta biografía es admirable, porque nada falta y nada sobra en esta brillante narración teñida por el infortunio y la soledad que nos acoge a lo largo de nuestras vidas, a pesar de que en ella tenga cabida la frase demasiada felicidad como expresión de ese último deseo que nos acoge antes del final. Una felicidad que, sin embargo, se transforma en la cruel soledad del diferente. Igual que el amor que te despoja del mundo. Sí, Alice Munro nos ha dejado bajo el silencio y el eco profundo de la conciencia.

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‘LAS PROPIEDADES DE LA SED’, de MARIANNE WIGGINS

Marianne Wiggins

Las propiedades de la sed
  • Traducción: Celia Filipetto

Una épica historia de amor ambientada en California durante la segunda guerra mundial.

Rocky Rhodes lleva años protegiendo con uñas y dientes su rancho de California frente al Departamento de Aguas de Los Ángeles que está drenando sus acuíferos. Es en ese rancho del valle de Owens donde su mujer y él criaron a sus hijos gemelos, Sunny y Stryker, y donde Rocky ha llorado a su esposa desde su muerte. Cuando Estados Unidos entra en la segunda guerra mundial, el gobierno decide construir en el valle uno de los campos de internamiento en los que confinará a los más de cien mil ciudadanos de origen japonés que viven en los estados de la costa del Pacífico. El director del campo, un chico judío de Chicago, quedará fascinado por la familia Rhodes, especialmente por la joven Sunny.

Las propiedades de la sed es una inolvidable novela sobre uno de los episodios más oscuros del pasado estadounidense, pero también es una historia de amor: el de una familia por un paisaje amenazado y el de un hombre por una mujer asombrosa. Una historia universal e íntima, cuyos ecos resuenan especialmente hoy en día, sobre la celebración de los vínculos amorosos y familiares que sobreviven a pesar de las dificultades. Sin duda, una de las grandes novelas americanas de los últimos años. Una novela destinada a convertirse en un clásico.

Marianne Wiggins

(1947, Lancaster, Pensilvania, Estados Unidos) es autora de nueve novelas, entre las que destacan John Dollar (1989), Evidence of Things Unseen (2003), finalista del premio Pulitzer de ficción y del National Book Award, y Las propiedades de la sed (2022; Libros del Asteroide, 2024). Ha sido merecedora del Whiting Award, de una beca del Fondo Nacional de las Artes, del premio Heidinger Kafka y ha sido finalista del Women’s Prize for Fiction. Vive en Venice, California.

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CONSUELA SABER QUE SIEMPRE NOS QUEDARÁ LEER Y RELEER

… Paul Auster y una página en blanco

https://www.infolibre.es/opinion/columnas/gente-corriente/paul-auter-pagina-blanco_129_1782362.html

Ha muerto Paul Auster y una se pone a hojear mentalmente las páginas que leyó de lo que él escribió. Como cuando muere un amigo y tu cabeza recorre las escenas que vivisteis juntos y construyes una película resumen de vuestra historia uniendo escenas, tal y como hizo el fotógrafo Eadweard Muybridge para lograr el famoso caballo en movimiento. 

Pero, al tiempo, proyectas el futuro sin el autor y visualizas una página en blanco, la que no escribirá. Y te preguntas cuántas obras suyas te perderás, tal y como te lamentas al pensar en los momentos futuros que jamás compartirás con tu amigo…

Cuando muere alguien muy querido, haces un doble viaje: al pasado que recuerdas con nostalgia, a veces ligeramente edulcorado, y a ese futuro impredecible que tiene una sola certeza: él, ella, no estará contigo

Cuando murió José Luis Sampedro, escribí aquí –en un intento de consuelo, supongo– la idea a la que me aferré al perder a mi padre: “nos queda lo que fueron, nos queda lo que son”. Me repetí al morir Forges y hoy vuelvo a rezarlo, como un salmo, para despedir a Auster. Consuela saber que siempre nos quedará leer y releer.