estimados lectores:
quiero cerrar el año, en un cliché honesto, con una reflexión.
de primero, quiero agradecer a todos los lectores que han visitado mi blog, en especial a todos aquellos que por escrito y en persona me han señalado cómo disfrutan y han aprendido cosas que no sabían leyendo mis entradas (del blog, no de mi cabeza sin pelo). para un periodista y escritor, el tener feedback de lo que hace es vital, y el hecho de que personas «de la industria» me den su aval también me llena de satisfacción.
en un acto de transparencia, pocas veces aplicado en estos medios electrónicos informales, arriba les muestro las estadísticas del blog. en año y dos meses he tenido más de 6 mil visitas, lo cual me parece decente. no es el más leído ni el más popular, pero tiene su gente. su nicho, como dicen los mercadólogos. admito que no hago mucho para promoverlo (facebook, mails), y que por trabajo he tenido periodos bajos de entradas, pero siempre trato de que cuando comente algo lo haga con fundamento, un espíritu didáctico, y con objetividad.
sí quería comentar sobre un caso en el cual me auto censuré. hace unos meses hice una entrada que no fue 100% objetiva sobre una campaña, y que sin querer salió con un tono agresivo. antes de publicarla revisé con algunas fuentes fidedignas su contenido, y en un arranque de «honestidad ciega» lo publiqué. sin embargo, y literalmente minutos después de subirla, mis antenitas de vinil me dijeron que algo estaba mal: estaba atacando la integridad de la empresa que hizo la campaña, más allá del mero aviso, y esa no era mi intención. mi objetivo en este espacio en internet no es atacar ni menospreciar, y tampoco es mi lugar hacer comentarios que demeriten el trabajo de una empresa ante los ojos del público y de potenciales clientes. por eso, a media hora de estar «al aire», quité y borré la entrada.
aunque conozco a los responsables de este aviso, no hice un esfuerzo ni esperé que en tan poco tiempo este comentario llegara a sus ojos. pero si lo hizo, lo cual es muy probable conociendo lo que pequeño que es panamá, quiero pedirles disculpas.
es propio de un periodista, mas que de un blogger, el llegar a la temida decisión de la autocensura. en los blogs todo el mundo dice y publica lo que de la gana, sin ton ni son muchas veces. pero lo bueno de este formato es que el escritor controla el medio y puede poner o quitar cosas a discreción. también con una mentalidad periodística, en este blog se ofrece el derecho a réplica que un medio ofrece (por ley) a lectores que sienten que lo publicado los ofende o está mal.
también quiero comentar sobre un artículo que me publicaron en la revista SoHo Panamá de este mes. para su sección de «odios» me solicitaron, considerando mi experiencia como escritor y publicista, el hablar sobre lo que odio de los creativos. acepté pero señalando que iba a decir lo que odiaba de los malos creativos, porque como en todo, hay buenos y hay malos. así que titulé mi nota «lo que odio de los (malos) creativos», especificando mi «ataque» a aquellos que, como describo en el texto, no hacen las cosas según lo que mi experiencia me ha dicho que está bien o mal en la publicidad.
yo fui editor de esta revista y conozco a la persona que la edita ahora y a sus dueños en colombia y panamá. sin embargo, y no se porqué, el título fue cambiado sin consultarme a «por qué no soporto a los creativos», oración que a diferencia de mi propuesta original hace ver como si odiara a todos los creativos y a la profesión en sí, cosa que no es cierta. esto me molestó, pero ya era muy tarde para hacer algo al respecto porque me enteré del cambio cuando tuve la revista en mis manos.
no guardo rencores al equipo de SoHo, pero sí pienso que yo hubiera manejado la situación de manera distinta. pero ni modo… para acabar de rematar, debido a una cita que destacaron dentro del texto y a la ilustración que se hizo en colombia después de que escribí la nota (sin mi input y sin conocer nada de panamá), un grupo de personas pensó que me refería específicamente a un destacado publicista local, cosa que no es cierta y que fue total coincidencia. por suerte me enteré de esto y todo se explicó y arregló el asunto con esta persona.
la conclusión que comparto con ustedes es esta: no soy un resentido profesional que busca atacar a las personas que trabajan en publicidad. aunque no esté en una agencia de fijo, sigo «en el medio» como freelance y nadie me echa cuentos. gracias a dios y a mis capacidades tengo clientes decentes, referencias comprobables y puedo aplicar mis conceptos creativos cuando me los solicitan. y reitero: este blog busca enseñar, entretener y hacer pensar para conocer mejor una de las industrias y trabajos más interesantes que un comunicador puede ejercer.
mi propósito para el 2011 es seguir dando buen contenido, tanto a lectores como a clientes, y aplicar un poco más la filosofía de lennon de «live and let die».
raa