Saint Luis Rey – Natural Broadleaf

No estoy del todo claro si esta gente que hace los Saint Luis Rey fuera de Cuba tiene un mal concepto de los tamaños o si lo hacen solo por echar broma, pero la última vez que probé este cigarro fue en 2021 y la vitola se llamaba Rothschild, a pesar de tener dimensiones de 5 x 56, que viene siendo más como un robusto extra o incluso más. En esa ocasión el cigarro formó parte de un pack mensual de Rumbullion Club, pero esta vez la verdad es que no estoy del todo claro cómo llegué a él. Es en una nueva vitola, por lo que no lo califico como una recata, y esta vitola es realmente impresionante, con medidas de 7 x 58 y calificado como un Churchill según la marca, que nuevamente no es lo más correcto y me hace pensar otra vez que no tienen un buen concepto de las vitolas.

Recuerdo que en su momento me pareció algo más fuerte de lo que debería ser, o muy fuerte para ser disfrutable y eso hizo que pospusiera varias veces la ocasión de fumar este Churchill. El cigarro es realmente imponente, no solo por sus dimensiones, sino por lo marmoleado de su capa, las múltiples venas y el box press tan pronunciado que, por un momento, me hace pensar que su cepo es menor. En su capa tiene aromas a chocolate y establo muy pronunciados, seguidos de té negro y chocolate en el pie. Por último, luego de picarlo con una guillotina de doble hojilla y realmente darme cuenta de las dimensiones del cigarro, la calada en frío me permite apreciar aromas de cáscara de limón, chocolate y pimienta.

Es durante la fumada que realmente pongo en perspectiva las dimensiones del cigarro y me doy cuenta que me va a tomar un buen rato fumarlo, y que curiosamente son varios los cigarros de dimensiones grandes los que me han tocado en esta lotería de fumadas que suelo tener para reseña. Por su gran cepo me toma un rato encenderlo, además que lo hice con fósforos y me quemo los dedos antes de haber encendido la mitad del Natural Broadleaf. Eventualmente logro hacerlo bien y desde las primeras caladas los sabores son de chocolate con leche, azúcar morena y cuero viejo, mientras que en el retrogusto encuentro notas de pimienta y ese mismo cuero. Para el tamaño que tiene y especialmente el cepo, así como el hecho que es box pressed, el Natural Broadleaf quema relativamente bien, con un tiro muy correcto y el hecho que el humo alcanza mi boca con una baja temperatura, lo que alarga el disfrute entre calada y calada. La fortaleza está en media, con una intensidad similar, pero un toque más alta.

En el segundo tercio todavía no me he encontrado con una fortaleza destacada, cosa que por un lado me parece extraña porque mi experiencia previa fue la de una cigarro mucho más fuerte, pero al mismo tiempo lo agradezco porque no quisiera un cigarro de estas dimensiones y que además tenga una fortaleza mayor. Los sabores incluyen el mismo chocolate con leche del tercio anterior, pero las notas de azúcar son mucho más suaves y son las notas de madera las que se acercan al nivel protagónico, con la misma pimienta en el retrogusto, pero esta vez con sensaciones de madera y de almendras. En cierto modo se siente un poco lineal, con pocos cambios, pero eso también es algo muy típico de un cepo como este y con 7 pulgadas de largo, tampoco espero cambios muy radicales. La fortaleza se mantiene en media, pero aunque tiene más sabores, los presenta con una intensidad reducida, que se coloca igualmente en media. Quema muy bien, con un buen tiro, pero no mucho humo.

En el último tercio me pasa lo que sabía que me iba a pasar. Mejor dicho, esperaba dos posibles resultados de esta fumada: 1) me iba a aturdir, o 2) me iba a aburrir. La fumada se acerca más al segundo escenario, pero entre esos dos esperaba que fuese el número 2 más que el 1, pues puedo seguir fumándolo y me puedo levantar, que son dos cosas que espero de cualquier cigarro. Los sabores no tienen una gran variación, salvo que ese sabor de madera se coloca de segundo y es acompañado por una nota de café americano. El sabor principal sigue siendo de chocolate y en el retrogusto sigue participando la pimienta y algo de madera, pero fortaleza e intensidad se mantienen en el mismo punto que el tercio anterior, con un tiro igual de bueno que ya produce más humo.

Me tomó dos horas y 15 minutos fumar el Natural Broadleaf y aunque fue una fumada placentera, no es una fumada que repetiría. Al final los Churchill me gustan y puedo fumar tranquilamente algo de cepo 58, pero la combinación de los dos se traducen en una fumada muy larga y muy similar. Dicho eso, ni los Churchill ni los cigarros de cepo 58+son mis preferidos. Pero en general el Natural Broadleaf en Churchill puede ser un buen obsequio siempre que compres uno y el hecho que no es un cigarro carolo hace ideal, aunque me iría más bien por algo de menores dimensiones. Viendo la puntuación que le di en la última prueba, creo que le daría más en esta, pero quizá porque lo disfruté más. No estoy claro cuál fue el problema entonces que le mereció 78 puntos, pero más allá de lo relativamente normal que fue, no le puedo encontrar defectos, es solo que no tiene grandes virtudes. Sí, tiene un precio extraordinario, pero no es el único.

Partagas – Presidentes

La marca cubana Partagas es quizá una de las más reconocidas dentro del portafolio de Habanos, después de Cohiba y Romeo y Julieta, pero también es una de las que más vitolas tiene, incluso más que Cohiba, alcanzando 14 productos distintos de producción regular, 9 exclusivos de La Casa del Habano y 4 conjuntos de LCDH y Habanos Specialist. Es un palmarés que incluso alcanza números de marcas no cubanas. En lo particular, es una de mis marcas preferidas de Habanos, por lo que la oportunidad de disfrutar de este Presidentes es un privilegio. Lo digo principalmente porque no es la vitola habitual y tampoco es uno de los Serie, que son posiblemente los que más se ven. Pero el Presidentes es un producto que existe en el vitolario desde antes de la revolución y ahí sigue. Dado que no es común su vitola perfecto, no esperé mucho tiempo para darle fuego.

Algo que me sorprende de este cigarro es lo irregular que se ve la capa. Si bien los figurados como éste no son los cigarros más fáciles de torcer, llama la atención lo moteada e irregular que es la capa, incluso con algunos puntos donde se ve considerablemente arrugada. Pero se siente bien hecho y un pequeño masaje alrededor del cigarro no me muestra ninguna irregularidad o baches en su construcción. Pero algo que promete una capa así es bastante sabor y dado que el sabor de los habanos viene de su totalidad y no solo de la capa, hay mucho que esperar. Por el momento tiene aromas interesantes a madera y caramelo en esa capa, con unas notas más de caramelo, cedro y almendras en la calada en frío. Se siente algo apretado, pero estoy esperando que una vez supere ese pie tan pequeño se abra, no solo en combustión, sino también en tiro.

En verdad no sabía qué esperar de este Presidentes, principalmente porque Partagas tiende a ser una marca con productos de fortaleza media a alta, pero mucho de lo que he leído de esta vitola es que suele ser suave, pero el mío está algo más fuerte de lo que me hubiesen hecho pensar todas esas lecturas. De hecho, la pimienta negra es pronunciada tanto en el paladar como en el retrogusto y tiene notas de caramelo y canela, con una fortaleza media y una intensidad media-alta. La quemada comenzó bastante irregular y precisó algunas correcciones puntuales, que no parecen haber tenido mucho efecto, pero al menos se mantiene encendido y quemando de manera regular. A lo largo del tercio también aparecen sabores de cuero nuevo, madera, café en polvo y esa combinación de sabores y aromas que encuentras en una carne al fuego. Realmente se ha comportado más que agradable en la cantidad de sabores y la complejidad de los mismos parece evolucionar en cada calada.

En el segundo tercio prácticamente desaparecen los posibles problemas de quemada que pudo haber tenido antes, principalmente porque el tiro también mejoró y la forma es más uniforme. Se sigue viendo como un cigarro rústico y la intensidad bajó a media, con una fortaleza muy similar. Sin embargo, la pimienta sigue teniendo un papel protagónico en la fumada, seguida de caramelo, almendras, madera y café, con notas mucho más suaves de pimienta en el retrogusto y cuero.

En el último tercio la pimienta regresa con la misma intensidad del primer tercio, acompañada por las notas de canela, madera, caramelo, cuero y café que sentí en esa sección también. Pero no es que el primero y el último tercio son de un bando y el segundo es otro, sino que simplemente es como un círculo o una continuación de la experiencia, con distintos matices que están relacionados. Lo más destacado es que la madera parece ir en aumento durante este tercio, al punto de llegar casi a la intensidad de la pimienta. Cabe destacar que esta madera no es cedro, que suele ser un sabor común, sino más como el olor que sientes en un aserradero. Me toma una hora y 15 minutos fumar el Presidentes, que quizá esperaba un poco más de tiempo, pero al final se deformaba muy fácilmente para hacer las caladas uniformes.

Una particularidad de fumar cigarros doble figurados o perfectos como este Presidentes es que la experiencia tiende a ser un poco más intensa y a entregar sabores de una manera que es casi imposible en un parejo. El Partagas Presidentes se trata de un cigarro no tan fácil de encontrar, no porque su producción sea baja, sino porque a la hora de pensar en Partagas, la gente suele irse por los parejos más conocidos, como alguno de los Serie o incluso el Lusitanias, lo cual es perfectamente válido porque constituyen una increíble experiencia. Pero el Presidentes también lo es y dado que su precio es más o menos normal, creo que sería una experiencia que debes incluir en tu repertorio.

HVC – Hot Cake Golden Line

Sin darme cuenta, pero muy agradecido, HVC se ha convertido en una de mis marcas preferidas. No sé si es por lo boutique de sus productos, pero sus ligas realmente me han gustado casi todas. No las he probado todas, y precisamente hay una que lanzaron en 2016 llamada Pan Caliente, que siempre me ha llamado la atención. Tengo uno de ellos en mi humidor, que espero darle fuego pronto. Pero el hecho es que en 2020 lanzaron un follow up de esa línea, llamado Hot Cake, que tampoco he probado. En 2023, HVC lanzó una nueva línea del Hot Cake, llamada Golden Line y que se diferencia por la inclusión de una capa Connecticut, en vez de la capa San Andrés mexicana que tiene el original. Este Golden Line promete una experiencia más cremosa y sutil que el otro producto, y es hecha en 4 vitolas, de la cual hoy tengo la Corona Gorda, que es la más pequeña de todas, con dimensiones de 5⅝ x 46.

La verdad es que originalmente no estaba seguro de cuál cigarro de HVC era este, pues las anillas tienden a parecerse bastante. Fue la anilla inferior la que me sacó de dudas y realmente está muy bien nombrado, pues la capa Connecticut ecuatoriana pareciera tener un cierto brillo sobre ella. Esta capa dorada tiene aromas muy agradables a nuez moscada, tierra húmeda, madera y cuero, mientras que en el pie (después de quitarle la anilla, claro) se aprecian cedro, paja, establo y granos de café. Un corte recto me da una calada de muy buen tiro y aromas a nibs de cacao, granos de café, pan de masa madre y cedro.

Desde hace un tiempo me está gustando (mucho) la tendencia de los cigarros de capa Connecticut que tienen una buena fortaleza. Este Hot Cake Golden Line es definitivamente uno de esos y comienza con pimienta blanca, cedro y canela. La sensación picante se mantiene en los labios durante gran parte del tercio, mientras que los sabores de canela y cedro se ubican hacia el final de los sabores, que son eventualmente acompañados por merey en intensidad principal y notas secundarias de masa madre, nibs de cacao, granos de café y nuez moscada. El retrogusto incluye notas florales y nueces, así como pimienta blanca. La fortaleza al final de este tercio es media-baja, con una intensidad media, pero quemando muy bien y con humo abundante en cada calada.

En el segundo tercio ese sabor de merey se siente más dulce y las notas secundarias incluyen ahora tierra, cuero, paja, granos de café y nibs de cacao. En el retrogusto sigo teniendo pimienta blanca y notas florales, pero con mayor intensidad, pero es en el paladar donde la sensación picante se ha reducido un poco. Al finalizar el tercio la intensidad está ubicada en media-alta, con una fortaleza media-baja. En su construcción, aunque no he tenido problema alguno con el tiro y la velocidad y el aro de combustión, hay un par de instancias en que siento un cambio y le doy un toque de fuego para corregirlo, pero no son algo que se note visualmente.

Los sabores principales en el último tercio son de merey y pan tostado, con una mayor intensidad del pan, pero ambos con suficiente para coronarse principales. También hay notas de chocolate negro, granos de café, tierra húmeda y un ligero toque de cáscara cítrica, que acompaña a la pimienta que es más como sensación picante, mientras que en el retrogusto hay abundante pimienta blanca y una nota mineral, que bien puede ser un retazo de esa tierra húmeda del paladar. La intensidad se coloca en media-alta y la fortaleza en media, pero nos mantenemos con una quemada ideal y humo abundante gracias a un tiro fenomenal. Luego de una hora y 40 minutos, este Hot Cake Golden Line llega a su fin.

El Hot Cake es definitivamente un Connecticut diferente, pero muy parecido al CT que me gusta. Es el tipo de CT que se aleja del estándar, aunque últimamente más y más marcas están haciendo CT así. Lo bueno de estos y los que se adhieren más a ese estándar son las notas cremosas de madera, frutos secos (merey, en este caso), paja y pimienta blanca, junto con algunas especias dulces, pero con este nuevo estilo, la fortaleza tiende a aumentar y la intensidad de los sabores con ella. El Hot Cake Golden Line es quizá de los menos fuertes de esta tendencia, así como una fragilidad en la capa, pero muy sabroso y algo que quiero probar más y más veces.

Reserva 1955 – El Placer Broadleaf

Probablemente no todo el mundo lo sepa y lo digo porque fue hace poco que me enteré, pero Don Carlos Cigars dejó de llamarse así y ahora se llama Reserva 1955. Esto viene después de un largo rato discutiendo con marcas más grandes por el nombre Don Carlos. El que sepa de tabacos lo verá como que existen muchas marcas llamadas Don (algo), pero también sabrá que hay una marca con una línea muy famosa llamada, precisamente, Don Carlos. Pero dado que su nombre previo rendía tributo al padre del dueño, aunque ambos se llaman Carlos, esta nueva iteración pretende rendir tributo a la misma persona, pero a partir del año de incursión en la industria tabacalera, que fue en 1955. El logo sigue siendo el mismo y los cigarros llevan el mismo nombre: El Placer; solo que éste es identificado con el sufijo de la capa que lo cubre.

Precisamente, Carlos Perez (hijo) me hizo llegar esta nueva liga que está lanzando en vitola gordo (6 x 60, creo) y en este robusto (5 x 50) que fue el que decidí probar para reseña. Para su construcción estamos hablando de una capa Broadleaf americana, sobre capote nicaragüense y tripas Piloto Cubano dominicana y nicaragüense de Estelí. El resultado es una capa más lisa de lo que esperaba, pero muy uniforme y con aromas a chocolate y caramelo, especialmente como ese caramelo que tienen las golosinas americanas. En el pie aprecio madera de roble y canela, y finalmente lo pico con la doble hojilla y me encuentro con aromas a caramelo y madera en la calada en frío.

Un encendido cuidadoso resulta en lo que finalmente es un encendido uniforme y esa es una particularidad de esta capa, que como es más venosa y resistente, hay que darle fuego un rato más. Pero también le pasa que es un cigarro muy fiel a sus aromas en frío, especialmente por la influencia de esta capa tan rica en sabores y durante el primer tercio los sabores destacados son de caramelo, chocolate, notas tostadas, almendras y almidón, como de un dulce. El retrogusto es de madera y café, todo con una intensidad media y una fortaleza similar. Llama la atención que la capa Broadleaf suele utilizarse en blends fuertes y por lo mismo tienden a ser cigarros con intensidad picante desde el inicio, pero este El Placer Broadleaf pareciera ser la excepción. Excelente construcción y un tiro muy bueno hacen que el primer tercio se consuma en unos 35 minutos.

No hay grandes sorpresas en el segundo tercio, pareciendo más como una continuación del primero, en donde me encuentro con una ausencia de las sensaciones picantes y una gran cantidad de sabores de caramelo y chocolate. El mayor cambio es la posible ausencia o al menos mucha menos intensidad dulce, por lo que este tercio es más aromático y el retrogusto me permite probar casi todo. Precisamente, la madera sigue presente en el retrogusto, pero le acompañan granos de café, mientras que el resto de los sabores incluyen madera y una sensación de pan tostado. En construcción todo sigue muy bien y no ha habido necesidad de retoques, con una intensidad media y una fortaleza igual.

En el último tercio hay grandes cambios y eso es algo inesperado, pues el segundo tercio me engañó. Mejor dicho, la tendencia suele ser que el segundo y último tercio son muy parecidos, pero este El Placer Broadleaf tiene más similitud en el primero y segundo tercio. En el último aparecen notas picantes y es la primera vez en esta fumada que la pimienta forma parte destacada de la fumada. Con ella aparecen también sabores de cerezas, principalmente esos bombones de chocolate rellenos de cereza, pero sin licor. El retrogusto sigue siendo de madera y café, al igual que en el tercio anterior, pero la fortaleza aumenta a media-alta, y sorpresivamente la intensidad le sigue el ritmo. Me toma un poco más de una hora y media acabar con este El Placer Broadleaf, lo cual hice con mucho gusto.

Son muchas las marcas de algún país que mandan a hacer sus cigarros en República Dominicana, Nicaragua, Honduras o cualquier otro lugar. Es algo que ocurre en todos lados y puedo pensar en al menos tres marcas venezolanas que lo han hecho. Una de ellas es Reserva 1955, aunque tengo entendido que también tienen productos hechos en Venezuela, que no he probado. Hago esta aclaración porque hay quienes piensan que eso no es posible y ven esta y otras marcas que lo han hecho, como un producto 100% venezolano. Más allá de lo que es y no es, sí hay que destacar que una liga no es algo que se hace y se le pone la anilla y se vende. Es el resultado de distintas pruebas, sugerencias y licitaciones, y la consecución de este producto El Placer Broadleaf es solo una de ellas. Hubiese querido una uniformidad en la fortaleza del cigarro, porque estoy acostumbrado a esta capa y me gusta, pero esa variación es adrede. Hay gente que le puede tener miedo a una capa Broadleaf, precisamente porque tienden a ser fumadas muy fuertes, pero aplaudo a Carlos Perez por conocer a su público y hacer un cigarro acorde a lo que la gente le gusta, más allá de sus gustos personales. En otras ocasiones he probado los cigarros de esta marca y me han parecido muy decentes, pero en esta ocasión debo decir que es algo que con gusto tendría en mi humidor.

La Aurora – Preferidos Platinum

La serie Preferidos de La Aurora busca, principalmente, rendir tributo a los tabacos de antaño, por eso las ediciones más especiales vienen todos en un tubo de aluminio y son en formato perfecto. Eventualmente, y gracias al éxito obtenido, fueron haciendo versiones en vitolas más habituales como toro. Así como el Preferidos Connecticut que fumé hace poco, éste es lo que se conoce como flagship de la marca, o el producto bandera. En su auge, estuvieron disponibles en siete ligas distintas y el Platinum es uno de los de mayor renombre gracias a su capa Camerún ecuatoriana. Todas las hojas de capa de estos tabacos son añejadas en barricas de roble y tienen una producción total limitada anualmente a 200 mil unidades.

Esta versión Platinum tiene la capa Cameroon ecuatoriana que mencioné, sobre un capote dominicano del Valle de Cibao y tripas de Valle de Cibao, Brasil y Camerún, éste último el real del continente africano. Siendo un perfecto, tiene en su parte más ancha un cepo 54, con un largo de 5 pulgadas. Las venas en la capa son mínimas, ligeramente oleoso y muy firme, con aromas a paja, cuero y un leve establo. En la calada en frío me encuentro con notas de nueces, paja y algo de mantequilla.

Aunque me recibe una nota ligeramente ácida en las primeras caladas, no tardó mucho en cambiar positivamente y darme sabores más agradables a madera de roble, tierra y un toque dulce de nueces, mientras que en el retrogusto me encuentro con sabores dulces de tierra y una nota ligeramente cítrica. La quemada es muy buena y produce una ceniza que con pocas ganas dejé caer, pues se notaba bastante sólida pero siempre me la voy a terminar echando encima. La intensidad es media, con una fortaleza media-baja.

El segundo tercio muestra una clara evolución de los sabores, en donde entra en juego la complejidad del blend, destacando sabores de canela, galletas dulces y un toque de pimienta, mientras que en el retrogusto me encuentro con los sabores dulces de tierra que vienen del tercio anterior, así como el cítrico. La quemada se tuerce un poco, por lo que un toque técnico con el encendedor fue lo más propicio. Sin embargo, la intensidad de los sabores se redujo un poco y la coloco en media-baja, con una fortaleza similar a la del tercio anterior.

El sabor de madera en el último tercio se sintió más como de cedro que de roble, y le acompañaron notas de café, mientras que el retrogusto se mantuvo en los mismos sabores del tercio anterior y del primero. La intensidad afortunadamente aumenta a media nuevamente y se mantiene en ese punto hasta el final de la fumada, que llegó marcando una hora y 15 minutos después de encendido.

El Preferidos Platinum en ningún momento se plantea como de una intensidad o fortaleza altas, sino más bien como una experiencia sutil y elegante, con una cantidad respetable de sabores, a tono con ese estilo de tabaco dominicano de antaño. Por eso, no son cigarros para fumar de segundo o de tercero, sino de experiencia única y apenas con un destilado muy suave, o incluso sin él. Yo lo fumé con agua gasificada. Teniendo esa elegancia en cuenta, el Preferidos Platinum tiene un precio a ese nivel y termina costando alrededor de $25, al menos por el perfecto que viene en el tubo de aluminio. No es lo que suelo fumar, pero como fumada puntual y en un ambiente propicio, terminó siendo una fumada muy agradable, aunque suave.

Rafael Gonzalez – Perlas

Tengo un amigo llamado Rafael Gonzalez. Cuando vi este habano, le dije que por el nombre debe ser bueno. Pensaba que era el mejor chiste del mundo, pero luego Rafael me dijo que no es la primera vez que lo oye, y que obviamente ya no le da risa. Pero la verdad es que no lo compré, sino que fue un obsequio de un amigo a quien le gustan los habanos y que, después del aumento de precios de tantos habanos, me ha insistido que es el mejor momento de descubrir marcas que posiblemente no habría probado antes. El amigo que me lo regaló no es el homónimo, por cierto. Pero la marca Rafael Gonzalez tiene su historia interesante, desde su creación en 1928, y posteriormente en 1936, siendo pare de El Rey del Mundo. Su producción finalizó al poco tiempo de entrada la revolución cubana, pero en 1965 se reanudó. Luego de ese relanzamiento, junto con El Rey del Mundo, era considerada una marca de alta gama, pero hoy en día es parte de «otras marcas» del portafolio. La vitola Perlas de la marca fue lanzada en 2012.

Supuestamente la marca Rafael Gonzalez fue la precursora de la vitola Lonsdale, nombrada en honor a Hugh Cecil Lowther, Conde de Lonsdale. Pero el Perlas es un pequeño tabaco con medidas de 4 x 40, creado con hojas que provienen de la región de Vuelta Abajo. Se siente sólido entre mis dedos, pero al mismo tiempo pienso que debe ser un cigarro relativamente básico, al menos por lo poco conocido. Pero tiene aromas muy agradables en frío, que incluyen notas de miel en la capa, junto con una ligera nota de madera. Lo pico y la calada en frío tiene notas de caramelo y miel. Con estas dimensiones y este precio, pedir mucha complejidad, al menos en frío, no es del todo realista, pero ya me dispongo a darle candela.

Recién encendido tengo que confirmar un par de veces que lo encendí correctamente, pues es bastante sutil, sin asperezas, aunque considerablemente aromático. Sus sabores incluyen caramelo, cedro y vainilla, con un humo abundante aunque el tiro es algo apretado. Este tiro hace que lo fume lento, y en medio de todo, aunque molesto también es justo porque con estas dimensiones puedo ver que sea un cigarro de media hora o menos y el tiro que tiene me indica que va a durar más que eso. La ceniza tiene buen color y se sostiene bien sobre el cigarro, pero al cabo de un rato la dejo caer porque no soy de probar qué tan lejos puedo llegar. La fortaleza es baja, con una intensidad media.

Es mentira que voy a dividir este cigarro en tercios, sobre todo porque hace un tiempo dije que cualquier cigarro de 4 pulgadas de largo se mide en dos mitades. La segunda mitad mantiene su tiro apretado, pero al mismo tiempo descubro que no es un cigarro que deba ser fumado rápidamente ni con caladas largas. Al contrario, sus sabores son sutiles e incluyen abundante caramelo, chocolate, nueces y cedro, con un retrogusto que destaca el chocolate y las nueces, pero se siente pegajoso y muy agradable. Me toma 45 minutos fumarlo, pero fue una fumada agradable y ese tiro, aunque apretado, creo que me permitió disfrutar más del cigarro, porque me tomé el tiempo en cada calada. La fortaleza en esta segunda mitad aumentó a media, con una intensidad igualmente media.

Por un tema de sabores y tamaño, creo que este Rafael Gonzalez Perlas es uno de los mejores candidatos para tabaco mañanero, con un café suave y para media mañana. No es un cigarro sorprendente de por sí, pero creo que bien acompañado y en su momento justo puede hacer que ese rato sea sorprendente y un highlight del día. Además, el cigarro es una excelente herramienta introductoria al tabaco en general o al habano en específico. Sin duda uno de esos cigarros ignorados, que debe ser recordado de manera regular.