¿Os imagináis que hubieran metido a todos los territorios del norte de España en una misma comunidad autónoma? ¿Os imagináis que hubieran metido los territorios históricos del Reino de Galicia, el Principado de Asturias, el Ducado de Cantabria y el Señorío de Vizcaya en una misma comunidad autónoma con capital en Santiago de Compostela y que se quisiera dar unidad cultural con la cultura gallega y fueran perdiéndose las culturas asturiana, cántabra y vasca? ¿Os imagináis que esa comunidad autónoma se llamara Cristianía por tratarse de los primeros territorios cristianos que comenzaron la conquista de al-Ándalus?
¿Os imagináis que hubieran metido el Condado de Pamplona, el Condado de Aragón, el Condado de Sobrarbe, el Condado de Ribagorza, el Condado de Barcelona y todos los Condados Catalanes en una misma comunidad autónoma? ¿Os imagináis que esa comunidad autónoma tuviera capital en Barcelona y se basara únicamente en la cultura catalana para uniformizarla? ¿Os imagináis que hubiera sido bautizada con el nombre de Carolingia por haber conformado la Marca Hispánica, creada por el Imperio Carolingio para frenar la expansión musulmana allende los Pirineos?
Pues justamente eso es lo que ocurrió con la región y posterior Comunidad Autónoma de Andalucía. Unieron el Reino de Sevilla, el Reino de Córdoba, el Reino de Jaén, el Reino de Granada y otras entidades menores como el Reino de Algeciras-Ronda, el Reino de Gibraltar, el Reino de Niebla, la Intendencia de Nuevas Poblaciones, la Encomienda de Calatrava y el Adelantamiento de Cazorla, además de zonas que habían pertenecido a otros territorios históricos como a la Provincia de Extremadura, al Reino de Toledo o al Reino de Murcia. La llamaron Andalucía por considerarse que habían sido los últimos territorios musulmanes de la Península Ibérica (cuando el Reino de Badajoz, el Reino de Valencia y el Reino de Murcia fueron conquistados a la par), la erigieron como heredera de al-Ándalus, pusieron la capital en Sevilla e instauraron el acento y la cultura del antiguo Reino de Sevilla (exceptuando la parte de Sierra Morena, conocida históricamente como Banda Gallega y de influencia extremeña/asturleonesa) como elemento unificador e identificador de la «nacionalidad histórica» de Andalucía.
¿Por qué todos los territorios históricos españoles del Antiguo Régimen se convirtieron en sendas regiones en 1833 con la creación de las provincias menos el Reino de Sevilla, el Reino de Córdoba, el Reino de Jaén y el Reino de Granada? ¿Por qué estos reinos históricos fueron agrupados en un ente mayor?
No hay duda de que Andalucía era un invento decimonónico creado en la época del Romanticismo con el que se pretendía crear una única región sureña inspirada en la exótica al-Ándalus pero en realidad es el cajón del sastre donde han metido a todos los territorios históricos sureños, y más empobrecidos, exceptuando el Reino de Murcia, que seguramente se escaparía de la «Gran Andalucía» por tratarse por aquel entonces de una región biprovincial y no uniprovincial. Es algo parecido a lo que vimos hace unos años en el sur de Francia con la región llamada Mediodía-Pirineos, que tenía un nombre genérico, y, por cierto, carente de historia, para unir a los antiguos territorios históricos occitanos, hoy reconvertida en la región administrativa de Occitania. Y no es de extrañar, ya que las provincias españolas se basaron en los departamentos franceses y comparten con ellos los principios racionalistas y el ansia de derribar a toda costa los territorios históricos del Antiguo Régimen para crear un Estado-Nación centralista.
En cambio, el sur de nuestro vecino Portugal sí que constituyó un único territorio histórico y el antiguo Reino del Algarve pervive hoy como región histórica, sin necesidad de unirlo al Alentejo ni a otra región. Es verdad que ninguna región portuguesa, exceptuando las isleñas, posee una administración propia pero al menos conservan sus nombres y límites históricos sin crear una macrorregión artificial como es la actual Comunidad Autónoma de Andalucía.
En definitiva, la Comunidad Autónoma de Andalucía no deja de ser otra cosa que la expansión política, económica y cultural del antiguo Reino de Sevilla, que, gracias a Javier de Burgos o Blas Infante, entre otros, pasó de tener 3 provincias (Sevilla, Cádiz y Huelva) a dominar hegemónicamente a las 8 provincias actuales, y que, más tarde, la Transición afianzó otorgándole un gobierno único en estos 40 años de autonomía en común, a pesar de que el referéndum de 1980 no fuera un éxito tal y como nos intentan vender a través de la propaganda de la Junta y de su medio de comunicación Canal Sur.