Si

En este mundo nos enfrentamos dos bandos, el de los que sueñan con cambiar el mundo –o al menos un pedacito de él- y el de los que van desinflando el globito de la utopía en cualquiera de sus formas. Los primeros, sensibles a lo que ocurre en su entorno, buscan alterar el orden regido por el poder y el dinero, por el egoísmo y las autoridades que no les representan. Los segundos, quizás conformistas o reacios contra el cambio, cuadriculados en sus formas, temerosos o cautelosos, prefieren evitar levantar la voz y ser libres, desbaratando así cualquier grito de revolución. Ninguno es mejor que el otro, son simples posturas que vamos adoptando según vamos recorriendo nuestras vidas. En particular, y no solo por ser joven, me he involucrado en la revolución de las pequeñas cosas, pues, si no partimos desde allí será más difícil armar una estrategia para cambiar lo demás de golpe.

Liniers: una invasión de felicidad arremete contra la ciudad enojada

Liniers: una invasión de felicidad arremete contra la ciudad enojada

La cantautora francesa Zaz (Isabelle Geffroy) nos regalaría en el décimo track de su disco Recto Verso (2013) un himno para esos quienes no se rinden y buscan reinventarse sin conformarse con los defectos ni las trabas. En esta interpretación, nos permite viajar con ella en una serie de condicionales, aterrizando en quienes realmente somos y lo que podemos hacer. Pues, muchas veces solo nos quejamos, lo cual es válido, sin embargo, así no observamos el panorama completo ni, mucho menos, caemos en cuenta de lo que somos capaces de hacer.

Si yo fuera amiga del buen dios,
si conociera las oraciones.
Si yo tuviera la sangre azul,
el don de borrar y rehacerlo todo.
Si yo fuera reina o maga o princesa,
hada, gran capitán de un noble regimiento.
Si tuviera los pasos de un gigante
pondría, del cielo abatido, todas las lágrimas en ríos
y haría florecer en las arenas de donde hasta la esperanza huye.
Sembraría utopías,
doblegarse estaría prohibido.
No se apostarían más las miradas.
 

¿Si tú fueras dios, qué harías? Tal vez sea una pregunta algo infantil, pero las respuestas carecen de inmadurez. A la gente no suele gustarle pensar en hacer algo que no sea para ellos mismos, sin embargo, se queja, por ejemplo, de las autoridades… ¿y tú? ¿Esperarías a tener el mando?

Si tuviera miles y cientos.
El talento, la fuerza o los encantos
de los amos, de los poderosos,
si tuviera la llave de sus almas.
Si pudiera tomar las armas,
desencadenar un ejército de titanes,
encendería las llamas en los sueños extinguidos de los niños.
Llenaría las penas de colores, inventaría edenes para los desafortunados,
para los sin estrella, para los don nadie.
 

¿Y qué hay del poder? La comunicación, la capacidad de innovar y llegar a más personas solo con dedicación y sacrificios ¿Necesitamos algo más que esas herramientas? Como los niños a los que los educamos en función de esfuerzo y orden: ¿Por qué parece que nos cansamos de seguir dicha receta, o será que el hecho de ser adultos nos impide soñar? Tal vez, ser un niño grande sea la clave.

Pero no poseo más que un corazón hecho harapos
y dos manos llenas de ramas,
una voz que el viento ahuyenta por las mañanas.
Pero si nuestras manos desnudas se juntan,
nuestros millones de corazones unidos.
Si nuestras voces se unieran
¿Qué inviernos se resistirían?
Un mundo fuerte, una tierra alma gemela.
Construiremos sobre estas cenizas
poco a poco, migaja a migaja
gota a gota y corazón a corazón…
 

Quienes realmente somos y todo lo que podemos dar, sumado a quienes nos acompañan y multiplicado por nuestras ganas de hacer algo. Como locos, contra la corriente, así es como nos ven, pues nadie nos entiende. Sin embargo, no nos importa. Celebremos entonces el paso a paso y sigamos construyendo el cambio, con sonrisas sobre el sudor, con alegría ante el rechazo, con pasión e ilusión. Día a día, con una nueva actitud; voluntarios en un mundo de trabajo obligatorio; idealistas, soñadores o, simplemente, luchadores. Despertar con una pregunta ¿Qué harás para mejorar lo que te rodea? No te preocupes, lo estás haciendo bien.

Liniers: ¿cómo no voy a ser optimista? Tengo mi bote y el mar

Liniers: ¿cómo no voy a ser optimista? Tengo mi bote y el mar

Gracias latzenozu por el video subtitulado y la traducción

Acerca de PaoloCesare

Calmo, analítico, consejero, buen compañero, gran amigo (eso dicen, no les crean). Me atrevo a escribir para compartir y aprender con Uds.
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12 respuestas a Si

  1. olvido dijo:

    Sí, muy acertado tu comentario: cambiar el mundo comenzando con las cosas chiquitas, porque de muchos poquitos se hace un montón… y comenzar por cambiar -mejorar- nosotros mismos: ésa es la solución.

  2. Claudia dijo:

    =) Alentador! ¡Me gusto mucho!

  3. me encantó, me da nuevas esperanzas para creer en un mundo nuevo y posible, gracias por compartirlo 🙂

  4. jencas7 dijo:

    Paolo, excelente texto. Jesús dijo alguna vez: «Si tuvieras Fe como un grano de mostaza, podrías decirle a las montañas que se movieran y se moverán» Pero en estos días de revolución electrónica, política, económica y social la Fe nos suena a cursilería barata o a fanatismo religioso y olvidamos que las repuestas están en el origen y en el lado más sencillo de la vida.

  5. De los dos bandos, solo hay sitio en el primero, el segundo no es bando ni es nada, es una futura derrota de su propio ser, cada uno a solas lo tiene que rumiar.
    “Nos queda la palabra” decía Blas de Otero, y en ello estamos.
    Salud

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