“tu Papado es el más atormentado de la Historia ya que señala y determina el cambio qué prepara Mi Próximo Regreso en la Gloria con Mi Madre María Madre de Dios y Madre de la Iglesia” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).-Ver documento original–

El Papa Benedicto XVI renunció a ser Pedro por una razón: “¡ES LA HORA! ¡Y NO SE PUEDE ESPERAR MÁS! ¡Ya no puedes esperar!!Ya no puedo esperar!” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

Es la hora: “Padre, ha llegado la Hora: glorifica a Tu Hijo para que Tu Hijo te glorifique” (Jn 17, 1).

Es la hora de la Pasión de la Iglesia, del Cuerpo Místico de Cristo. Y Jesús, Rey de la Iglesia, Roca Robusta de la Iglesia, Única Verdad que hay que seguir, batalla contra el Vaticano, contra Roma: “Yo soy « DAVID »… tú eres «la piedra» en Mis Manos y el Vaticano… madriguera de los siete vicios capitales y otras infamias es «GOLIAT» que derribar” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

Jesús no está en Roma, en el Vaticano desde hace mucho tiempo. Y la razón: “el Vaticano ha demostrado y todavía demuestra en sus cumbre de no ser y no querer ser parte de la Iglesia qué Me pertenece y de la cual María es Madre. El Vaticano es fortaleza intransitable a cada control humano y es madriguera de los siete vicios capitales y otras infamias. La Iglesia en cambio Soy Yo con todos los hijos que Me aman y qué cada día se inmolan a Mi Imitación testimoniándome y el de ellos… es verdadero martirio” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

Jesús lucha contra el demonio que se ha apoderado del Vaticano, no de Su Iglesia.

Son dos cosas muy distintas: Iglesia y Vaticano. Cuando el Vaticano o Roma se separa de la Verdad, que es Jesús, el Vaticano ya no es Iglesia, ya no forma Iglesia.

«Ubi Petrus, ibi ergo Ecclesia» (San Ambrosio de Milán, Enarr. in Ps., 40, 30: PL 14, 1134.)

“Allí donde está Pedro, allí está la Iglesia”: desde hace mucho, desde antes del Concilio Vaticano II, en Roma no está Pedro, sino la rebeldía a Pedro, la desobediencia a Pedro, el suplantar a Pedro, el imitar a Pedro, el anular a Pedro.

Jesús no puede estar en un sitio donde se amordaza a Pedro.

Jesús ha aguantado estos años permitiendo muchas cosas en el Vaticano, muchas injurias a sus Papas, muchas desobediencias al Magisterio Auténtico de la Iglesia. Y Jesús ha dicho: basta. No hay más tiempo, porque hay que saldar el pecado contra Pedro, para seguir siendo Iglesia y formando la verdadera Iglesia.

En Dios está la Misericordia y la Justicia, al mismo tiempo. Y, cuando el pecado en el Vaticano ha llegado a una cumbre, entonces viene sólo la Justicia Divina sobre el Vaticano.

Jesús ha aguantado estos años a los hombres, esperando con paciencia su conversión en Roma. Ha esperado en Su Misericordia. Y ha esperado fuera de Roma, pero asistiendo al Papa verdadero. Porque, durante 50 años, han habido Papas falsos sin que nadie se diera cuenta en la Iglesia. Eso es lo que signifca que Satanás se sentó en la Silla de Pedro. Satanás puso su falso Papa, en secreto, suplantando al verdadero, en ciertos momentos que la situación lo pedía.

Por eso, quien no discierna en el Espíritu todo cuanto ha sucedido en estos 50 años y sólo critique a los Papas, se separa de la Verdad de la Iglesia, como lo han hecho muchos, por no comprender los Signos de los Tiempos en el Espíritu, sino sólo en su cabezas, en sus mentes, en lo que veían exteriormente.

Es la hora de acabar con una farsa de más de 50 años en el Vaticano, en Roma.

La Iglesia de Jesús no es la que presenta el Vaticano. Esa no es la Iglesia verdadera, la fundada en Pedro. Ésa sólo es un engaño montado por los Cardenales, Obispos y sacerdotes que han hecho del Vaticano una cueva de ladrones.

Y el Señor coge el látigo ahora, el látigo de la Justicia Divina. Y, para eso, tiene que permitir un pecado en Pedro, por el pecado de muchos que llega a su cumbre en el Vaticano.

Nunca se peca solo y nunca se es santo solo.

Los Obispos y sacerdotes en el Vaticano que han pasado 50 años pecando, viviendo en secreto una rebeldía y una desobediencia al Papa, sin quitar ese pecado, sin arrepentirse de ese pecado, llega un momento en que ese pecado alcanza su cumbre, su techo. Y es necesario su castigo, que aparezca la Justicia de Dios para saldar ese pecado, que no se puede saldar de otra forma. Cada pecado en Dios tiene su camino para expiarlo, para repararlo. Y el pecado de la Jerarquía se expía así, con este dolor para toda la Iglesia.

La rebeldía a Pedro significa gobernar la Iglesia quitando a Pedro. Eso es lo que se ha intentado hacer durante más de 50 años. Y esa rebeldía mantenida tanto tiempo, sin quitarla, dando los frutos que se han visto en todas partes en la Iglesia, en estos últimos 50 años, llega a la cumbre de ese pecado: obligar a Pedro a irse de la Iglesia, obligarle a renunciar.

Esa cumbre tuvo su fruto el 11 de febrero, en que el Papa Benedicto XVI tuvo que renunciar por la imposición del pecado de muchos en el Vaticano.

Ese pecado de muchos trajo el pecado en el Papa Benedicto XVI, porque un pecado no viene solo. El que peca hace pecar, transmite su pecado al otro. Quien se encara con el demonio y le tienta, entonces viene lo peor.

Para luchar contra el demonio, sólo hay una forma: la Virgen María con el Arcángel San Miguel, unidos en la fuerza del Espíritu. Y no hay otra manera.

Y los hombres, en el Vaticano, han tentado al demonio con sus pecados y han querido vivir una vida santa en sus pecados, han querido ser más justo y más infalibles que Pedro en la Iglesia. Y, por eso, han caído en los lazos del demonio.

Es lo que vemos hoy día: nadie cree en el pecado, nadie cree en el demonio en el Vaticano. Luego, todos haciendo el juego del demonio. Todos instrumentos de Satanás. Y así no se puede ser Iglesia y formar la Iglesia de Cristo: “«VATICANO-SINAGOGA » igual hipocresía… podredumbre de cada género. Hombres de cándidos y ricos vestidos por fuera pero podridos en el corazón y deshonestos en las acciones… ávidos de riquezas y de poder” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

Jesús ha dicho: ha llegado la hora de la pelea contra el Vaticano. Y, por eso: “¡Es necesario Pedro Mio! ¡O ahora o ya no harás a tiempo! Qué tú tengas el coraje de ejercer el Poder Santo que te he dado y de despegarte del Vaticano como Yo Me he apartado de la Sinagoga” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

El Papa Benedicto XVI renunció por el pecado de muchos en el Vaticano. Obligado a renunciar, obligado a cometer él un pecado, porque ningún Papa puede renunciar al don de Dios. Pero ese pecado cae dentro de la Justicia Divina: “La vestidura que te cubre… es potente por Voluntad Mia por lo tanto cuida el Hábito y protegelo pero desnudate de cualquier otro privilegio y separate de los fariseos y de los escribas de hoy. Enseña al mundo con este acto de verdadera humildad la belleza de la Iglesia de Cristo Jesús que Yo Soy” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

El Papa Benedicto XVI sigue teniendo el Poder de Dios: “La vestidura que te cubre… es potente por Voluntad Mía por lo tanto cuida el Hábito y protégelo”. Benedicto XVI debe proteger ese poder divino como Papa, pero ya no en el Vaticano, sino fuera de Roma.

“pero desnúdate de cualquier otro privilegio y sepárate de los fariseos y de los escribas de hoy”: sólo queda en el Papa Benedicto XVI el poder de Dios, por ser Papa, pero no queda ningún otro privilegio en él, porque su misión ya no es regir la Iglesia desde Roma, sino hacer la misión que tiene que hacer fuera de Roma.Y su pecado le quita los privilegios que tenía, pero no su poder divino como Papa.

En Roma sólo queda edificar una nueva iglesia. Para eso, el esfuerzo del demonio en tantos Obispos y sacerdotes durante más de 50 años. Para seguir siendo Iglesia, hay que salir de Roma, porque Jesús ya está fuera de Roma. Y Jesús llama al Papa Benedicto XVI a salir de Roma para continuar su misión.

El pecado de muchos en la Iglesia obliga a Pedro a irse de Roma. Y donde esté Pedro allí está la Iglesia.

Benedicto XVI todavía sigue en Roma, escondido. En él está toda la Iglesia en estos momentos. Pero todavía es inútil su cabeza, su ser de Papa, su poder divino. Tiene que irse fuera, sin privilegios, sin nada de lo que es un Papa, para seguir actuando con el Poder de Dios que está en él. Y sólo en él.

“Enseña al mundo con este acto de verdadera humildad la belleza de la Iglesia de Cristo Jesús que Yo Soy”: Benedicto XVI tiene que enseñar al mundo lo que es la Iglesia cuando se levante de su pecado. Ése será el verdadero acto de humildad del Papa Benedicto XVI.

Su renuncia no fue un acto de humildad, sino un acto de pecado. En el pecado no hay humildad.

Sólo se puede seguir al Papa Benedicto XVI cuando se enfrente al Vaticano, a Roma, porque es Jesús el que ha iniciado la batalla contra Roma. Y su Pedro tiene que seguirlo con lo único que le queda: el poder divino, por ser el verdadero Papa.

Por eso, es necesario que se vea en Roma un enfrentamiento entre dos Papas: Benedicto XVI y el falso Papa, Francisco.

Tiene que haber pronto una confrontación en el Vaticano: los que se pongan con Benedicto XVI y los que estén con Francisco.

Francisco es una cabeza de herejías, que reúne a muchos herejes en torno suyo. Benedicto es el verdadero Papa, que guía a la Iglesia hacia dónde Cristo quiere.

Por eso, hay que enfrentarse a Francisco, que nadie lo hace, porque no han comprendido los Signos de los Tiempos.

“No mires detrás… y no mires a la derecha y a la izquierda. Mira sólo adelante… porque Yo estóy delante a ti y te precedo para allanarte la calle. Se dócil Pedro… haz que Yo pueda lanzar la piedra que eres contra Goliat ya que está usando mal mucho poder… aquel poder que a pesar de la tentación he alejado de Mí y he derrotado. Pedro Mio… haz que Yo pueda lanzar la piedra que eres contra Goliat… contra el Vaticano ya que está usando la riqueza y muchos privilegios para sí y no para los pobres y los hambrientos en todo el Mundo» (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).

Este es el negocio de Francisco: pide dinero, no para los pobres, sino para él mismo. Un verdadero Papa nunca pide dinero. Sólo Judas estaba preocupado por el dinero, como lo está Francisco, que es el nuevo Judas, que por treinta monedas de plata, ha vendido a Cristo y a Su Iglesia a los masones.

Cristo Jesús tiene que lanzar la piedra contra el Vaticano, pero esa piedra es el Papa Benedicto xVI cuando se levante de su pecado y se ponga en marcha allí donde le indique el Señor.

“El verdadero creyente denuncia las injusticias… tiene el coraje de gritar la Verdad de Dios ya que ser humildes de verdad significa decir la Verdad y obedecerLe a Dios” (02 de febrero de 2011 – Jesús a Conchiglia).