Si dentro de una botella de boca ancha introduces 3 o 4 cerillas encendidas y rápidamente la tapas con un huevo cocido, el huevo se meterá dentro.
El misterio reside en la necesidad de oxigeno que tiene el fuego al hacer la combustión. Al tapar la entrada de este (oxigeno) con el huevo, las cerillas consumen el que hay en el interior y al no haber más se apagan. Esto produce una disminución de la temperatura en el interior del recipiente y por tanto una menor presión del aire que se encuentra dentro. Como el aire de fuera está a mayor presión, empuja el huevo cocido (y por tanto flexible) hacia adentro.
Para sacarlo, que también se puede, habrá que echar vinagre y bicarbonato sódico en el interior. La mezcla de estas dos sustancias produce dióxido de carbono a gran presión lo que hará salir al huevo.
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