Franz y Albert

Por Jesica Guarrina

Tal como nos lo explica Mario Diament, cuando Franz Kafka (1883-1924) era apenas un abogado recientemente graduado que trabajaba para el Instituto de Seguros para Accidentes Laborales del Reino de Bohemia, y que solo había escrito, hasta ese entonces, 1911, unos cuantos pocos relatos; coincide en la Universidad Alemana en la que Albert Einstein (1879-1955) se disponía a enseñar en la cátedra de Física Teórica. Ambos se cruzaron, al menos una vez, en el salón literario de la Señora Berta Fanta, y lo que hasta hoy se desconoce de si ese encuentro no pasó de una casual y trivial conversación o no, ha dado motivo e impulso para que nuestro autor se apropiara de tal evento y creara esta magnífica pieza teatral. No solamente el guión es brillante, sino que las actuaciones también lo son. Ambos actores han logrado recrear y acercarnos a dos personajes del siglo XX, los dos pertenecientes a esferas diferentes de la cultura occidental, el primero a la literatura moderna, el segundo a la ciencia moderna. Esos personajes, especie de estereotipos o arquetipos resguardados celosamente en el imaginario colectivo, han cobrado vida durante una hora y media de espectáculo. Quizás resulte extraño verlos hablar, conversar entre ellos, intercambiar ideas; talvez resulte raro verlos representados de manera joven y jovial, lejanos a aquellas fotografias estándares que se encuentran hoy por hoy en la web. Lo cierto es que se logra la verosimilitud. Esa, a veces, tan buscada por los diretores y realizadores de teatro. Logramos entrar en la convención, observar calmamente la interacción entre un prematuro Kafka (Sorrentino), agobiado por las dudas, por sus dilemas existenciales y miedos, por la tirana figura de su padre, y entre un Einstein (Marcove) adulto, en actitud algo relajada, elocuente y graciosa, y que ya había cosechado algunos éxitos y controversias, tal como su revolucionaria y polémica Teoría de la Relatividad, publicada algunos años antes.

Desde abordajes en temas más específicos tales como la ilusión del concepto objetivo y cronológico de tiempo, propiamente tratado y estudiado en las teorías físicas de Einstein, o el concepto mismo de Relatividad, hasta temáticas más generales y universales, tales como la culpa, la represión y el dolor que genera la existencia física misma del ser humano en el mundo; Kafka y Einstein van proponiendo poco a poco ideas diversas y las van hilvanando una a una, discutiéndolas, entrecruzándolas, contrastándolas unas a otras. A través de una sutil danza entre toques de humor y tintes de drama, el espectador llega a sentir y a experimentar esa sensación de dolor producida por la pesadez del vivir –y no del morir- esa dificultad en soportar lo trágico de la cotidianeidad, evocada una y otra vez por ambos personajes. Se habla mucho, pero hay un hilo argumental que recorre toda la obra, casi llegando a Heidegger, sin mencionar a Heidegger: y es ese sentimiento de sufriminto y dolor, tan propiamente humano, del portar esa máscara social – esa fachada de sentimientos y pensamientos- que oculta la verdad del Ser. No podríamos sobrevivir si nos mostraramos ante los demás –y quizá ante nosotros mismos- tal cual somos en realidad. Sin embargo, y sin resultar ser, solamente, una mera crítica a la sociedad actual, o un ensayo actuado que intenta acercarse o reflexionar sobre uno de los tantos aspectos filosóficos y psicológicos que ha marcado la humanidad durante el último siglo; Franz y Albert también nos muestra un final esperanzador, una fuga, una puerta de entrada, un puente tendido hacia el otro lado de ese mencionado dolor, esa recompensa que se nos ofrece generosamente al soportarlo y atraversarlo.

Autoría: Mario Diament

El Tinglado Teatro. Mario Bravo 948, CABA. Sábados 22:30h y Domingos 20:30h.

Actúan: Miguel Sorrentino y Julián Marcove.

Diseño de escenografía e iluminación: Tito Egurza.

Realización de escenografía: Daniela Taiana.

Realización de vestuario: Matices.

Música original: Sergio Vainikoff.

Asesoramiento científico: Juan Pablo Paz.

Asesoramiento de magia: Pablo Kusnetzoff

Fotografía: Gianni Mestichelli.

Diseño gráfico: Aires Media.

Prensa: Simkin & Franco

Producción ejecutiva: Florencia Carreras.

Producción general: Stella Pergolesi & Orit Koif

Asistente de dirección: Iardena Stilman.

Dirección y puesta en escena: Daniel Marcove.