«Crónica de un maratón anunciado…

Autor: Rodolfo Romero

 

Rodolfo
Todo comienza hace un año cuando una amiga me invita a participar en el sorteo de dorsales para Berlín 2014. Le hago caso y VA Y ME TOCA!
 
A partir de ahí comienza un arduo trabajo de convencer a Pepe para que me acompañe, quién lo diría… En éstas entramos en OET, “secta” que cambiará nuestras vidas los siguientes 11 meses.
Las primeras semanas pasan trotando “casi de puntillas” con un pitido a ritmo de paso militar que se convierte la playlist que nunca dejarás de oír, incluso en la ducha o durmiendo… Términos y conceptos absolutamente desconocidos (Tapping, skipping, ruso, K1, K2, K3, AEI, ANA) empiezan a ser parte de tu vocabulario casi sin darte cuenta, como si alguien se hubiera metido dentro de ti y empezase a decir cosas muy raras. Pasado el periodo de presentaciones y caras nuevas empiezas a interiorizar que  se acabó hacer planes los MyJ a partir de las 19.30h, pero como que no importa.
EL CASTIGO: +1KM
Todo cambia el día en que formas parte del grupo de WsUp, se acaban los tecnicismos para empezar a comer torreznos a todas horas, descubrimos que el carmín es algo más que color para los labios, notamos que hay un “castigado” que siempre tiene que hacer +1km y nos vamos a la cama a las 21.30h después de dar las buenas noches a la vecina… Sucumbo a la propuesta de correr la maratón de Madrid, siempre fui un poco facilón, que implica una vuelta más de tuerca en el entrenamiento.
Y así llegan las primeras mediasMs, con un frío que pela, presagio de que los fines de semana ya tampoco serán como antes (resistí al grupo de fundamentalistas de las 7.30h :O))
 En los siguientes meses conseguí no privarme de ninguna dolencia de las que aparecen en los listados de las revistas como “lesión de corredor”.
Afortunadamente las sorteé con estilo y llegué sano y salvo al M de Madrid. Me subí al carro de Jesús y con la ayuda de Sergio en los últimos metros y los ánimos de Rafa en varios puntos de la carrera llegué al paseo de coches del retiro con ganas de que llegara Berlín. Cruzar la meta fue una de las mejores experiencias de mi vida, pero se quedó corta al compararla con la comida de después. Realmente emotiva.
Los siguientes meses resultan duros, la preparación en los meses de calor no fueron plato de gusto, pero no había opción B. Los planes de entrenamiento seguían apareciendo cada lunes, acompañados de las fabulosas crónicas de Sergio, que hacían que empezar la semana cada lunes tuviera un aliciente especial.
Las tiradas largas en la CdC eran como la transvulcania y al llegar a casa el móvil estaba invadido con los sufrimientos del resto, uno con paellas, otros con GinTonics al borde del mar, barquitos en Formentera o en los fiordos, otros cruzan el charco para descansar en el Caribe o para hacer una prospección del recorrido del maratón de NYC, por no hablar del que se apunta a TODAS LAS CARRERAS DEL MUNDO… Menos mal que algún «despistao» se subió a la bici y se fue de Viaje por España…
Así llegamos a septiembre, con el 28-S en el horizonte. Últimas tiradas largas, alguna in the rain, para porsi le da por llover… La esperada semana de recuperación nos sirva para poner los  músculos a punto, hacer las preguntas acerca de la dieta de los días previos y ultimar detalles.
El viernes a las 19.30 h volamos destino Berlín, 3 h de vuelo sin incidencias, algo de cena y a la cama (un poco tarde para Luis). El sábado, tal y como nos había programado Carlos, hicimos 5km de trote por la zona de la salida y meta, que sirvió para reconocer el terreno y ponernos la carne de gallina. Después fuimos a la feria del corredor, ubicada el antiguo aeródromo de Tempelhof, a la altura del evento. La entrega de dorsales está al final del todo, como no podía ser de otra manera, pero las indicaciones del suelo te llevan casi de la mano. No tuvimos que esperar mucho tiempo, las colas iban deprisa (son alemanes) y las gestiones son rápidas. En el mostrador te entregan el dorsal, el chip y te ponen una pulserita (parecida a la que llevaban los primos en el hotel del Caribe).
Cuando hice la inscripción no tenía ni idea de tiempos y creo que puse 4 horas, pero es posible que dejara en blanco ese campo (no lo recuerdo), así que me asignaron el último cajón (la letra H). Pepe, que consiguió el dorsal más tarde, puso el tiempo de Madrid y le dieron letra E (varios cajones por delante). A pesar de que olvidé llevar la acreditación del tiempo de Madrid, decidí hacer el intento de cambiarme de cajón (sin mucha esperanza, la verdad).
PONCHO ROSA DE LOS CHINOS
Me preguntaron por el tiempo del último maratón y me pusieron una pegatina con la letra F, nunca pensé que fuera tan fácil. Algo es algo, ya podíamos estar más cerca y juntarnos en los primeros metros tras la salida. La feria es espectacular, podías encontrar lo que se te pasara por la cabeza, pero como no teníamos idea de comprar salimos pronto. El resto del día fue de paseo por el centro de la ciudad y terminamos con un crucero por el río Spree (muy recomendable, por cierto) para ver la arquitectura vanguardista de la ciudad. Además, tampoco había que castigar mucho al cuerpo.
El día D comienza muuuuy pronto, a las 6.30 h, con un desayuno sin excesos y llegando pronto a la zona de la salida.  El clima era estupendo, había preparado un poncho rosa de los chinos (como manda la tradición, verdad Jesús), pero no hizo ni falta. Como bien indica Pepe, nos detuvimos demasiado a la hora de entregar la bolsa con ropa seca y los pises del nervio. La cola dio para que Pepe entablara conversación con el finlandés y tuviera su momento de “Oh my DOG”. Llegamos al cajón muy justitos, de hecho calentamos por el camino, el km que separa la entrada de la salida lo hicimos a 4.10 por lo menos… La salida impresiona por los cuatro puntos cardinales, cruzar el arco te pone el pelo de punta.
A partir de ahí sabíamos que teníamos tarea, adelantar y no morir en el intento, pero como nos acompañaba Jesús todo se hacía más llevadero. El ritmo era realmente lento y la sensación de ir perdiendo tiempo cada km que pasaba hacía que esquivásemos corredores a pesar de trazar diagonales. Esta fue la tónica durante los 5 primeros kms, a partir de ahí se redujo considerablemente, pero seguía habiendo tapones en los globos y avituallamientos. En el km 8 nos esperaba la familia y, sin darnos cuenta, aparece Laura a nuestro lado (km 9) y todo era más fácil, parecía que había menos corredores.
Las calles repletas de gentes animando sin parar, bandas que representan a cada uno de los continentes, era imposible no sentirte representado y apoyado. Pasan los kms y, de repente, aparece Isidro (Km 13) sonriente con su correr sin esfuerzo para recordarnos que ya llevamos más de un tercio de la carrera y no nos hemos enterado… Algo menos de 10 minutos después aparece Laura, para recordarnos que debemos comer, le hacemos caso y cae el primer gel (limón). En este momento Pepe (calculadora humana) recapacita y advierte que, según la organización, llevamos 20 segundos por detrás del tiempo previsto. Si sólo hubiéramos hecho caso a nuestro “carmín” iríamos on time, pero ya habíamos hecho 400 m de más. Tocaba subir el ritmo y recuperar ese tiempo cuanto antes. Sin darnos cuenta llegamos a la MM. Luis hace acto de presencia para contarnos sus últimas desventuras con “la vecina” y nos anima sin parar hasta el Km 23 que toma el relevo Elena con su famoso “contoneo”. Raúl hace lo propio 2 km más tarde (km 25) y con sus chascarrillos nos lleva en volandas.
Los 3 km siguientes fueron el momento más duro, veía que Pepe no podía seguir el ritmo y decidí esperarle para ver si, entre Isidro (Km 26) y yo podíamos tirar de él y pasaba el mal trago. En el Km 28, al ver que no se recuperaba y no paraba de decirme que me fuera, decidí seguir. Me costó mucho, pero pensé que era lo mejor para los dos, él iba a sufrir y ninguno íbamos a conseguir el objetivo. Tocaba pisar el acelerador (4.40-4.45), había perdido mucho tiempo y sumado a la distancia de propina ponía la cosa muy cuesta arriba. La parte buena es que en seguida vendría Rocío (km 30) para acompañarme un ratito, me vino de lujo, no te preocupes que te recompensaré (Sevilla está a la vuelta de la esquina).
En el km 33 aparece Sergio (único dando ánimos y escribiendo crónicas) y recordamos Madrid. A partir de aquí comienza el calvario, sin avisar  empieza a dolerme la parte posterior del muslo, donde se junta la cacha con la pierna, ellos me entienden bien ;-). Sergio me dice que no lo piense, que apriete los dientes, seguro que se pasa con el gel del km 35. Le hago caso y sigo adelante, son menos de 10km, me repito una y otra vez. Era el Km 36 y Rafa salta de entre el público, no pude evitar que me viniera a la mente la imagen de verle gritando en Príncipe de Vergara (M Madrid). José María (+1) toma el relevo (km37), le digo que de cardio-resp voy  bien pero la pierna está “al punto”. Notaba que si apretaba un poco más iba a explorar, pero tenía que hacerlo.
Él no paraba de repetir “ánimo, quedan menos de 5 Km, ni uno más”. Así llego al km 39, Isidro grita como “vamos a por esa serie de 1000”, acelero y consigo hacer los siguientes a 4.40-4.45. Todo un triunfo que no hubiera sido posible de no encontrarme con Raúl. Paso por el km 41, llega la última curva a la derecha y aparece la puerta de Brandemburgo, estaba ahí. Miro el reloj y veo km 42.200 (3h.27m), pero no sabía cómo iba con respecto a la organización, desconocía cuánto había corrido de más. Tenía que hacer el último esfuerzo, conseguí hacer los últimos metros a menos de 4.40 gracias a Luis que se desgañitó. Desde que pasé por el arco hasta que crucé la línea de meta no pararon asaltarme flases de estos 11 meses estupendos de esfuerzo, sacrificio y, cómo no, diversión. Cruzar la línea de meta era el premio a todo lo anterior, el tiempo había pasado a un segundo plano. Me quedo con el camino, ya no importaba si había llegado en más o menos de 3.30, sólo quería que llegase Pepe y darle un abrazo. Lo habíamos conseguido.
PARECÍA UN CONCIERTO DE LOS 60
Estuve esperando un rato en los metros siguientes a la meta y eso parecía un concierto al aire libre de los ´60 bajo el lema sexo, drogas y R&R, todo el mundo se abrazaba, se besaba, una autentica exaltación de la amistad…
Con la sensación del deber cumplido, ya con Pepe, nos dirigimos a la zona de cerveza y descanso. Comentamos la jugada y colorín colorado esta maratón se ha acabado.
Agradezco enormemente la acogida, allá por noviembre del año pasado, el apoyo incondicional  y los ánimos sin igual de todos y cada uno de vosotros. Espero que sintáis este logro como lo que es, un éxito de todos vosotros, y en especial de Pepe, ya que sin su apoyo y compañía (física y psíquica) no hubiera sido posible. Enhorabuena!!!!
Próxima estación, USA

Publicado por

patriciamatey

Periodista especializada en Salud, Medicina y Biociencia, con 21 años de experiencia en la sección de Salud del diario EL MUNDO.

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