CÓMIC PARA TODOS

‘Desaparecido’ 6, de Kei Sanbe

Editorial: Norma.

Guión: Kei Sanbe.

Dibujo: Kei Sanbe.

Páginas: 208.

Precio: 8 euros.

Presentación: Rústica con sobrecubierta.

Publicación: Febrero 2017.

El sexto volumen de Desaparecido confirma que estamos ante una serie sensacional. Con más o menos ritmo, desde el planteamiento inicial hasta la forma en la que lo ha ido desarrollando, Kei Sanbe lo ha mostrado en cada uno de los volúmenes que hemos leído hasta ahora. Pero es que el cambio radical que imprime a la serie en esta entrega, casi mil páginas después de habernos enganchado, es impresionante. Por supuesto, no se va a desvelar en estas líneas cuál es el camino con el que Sanbe nos impacta, pero sí se puede adelantar que es uno difícilmente adivinable. El gancho está, como se vio al final del anterior número, el quinto (aquí, su reseña), en que ya conocemos la identidad del malo de la función. Pero Sanbe nos da mucho más que eso. Nos da un segmento de su historia en el que nos obliga a volver atrás, a comprobar todo lo que hemos ido leyendo hasta ahora, cada pista que el autor puso sobre la mesa, cada fecha en la que seguimos a Satoru tratando de evitar que sus compañeros de colegio caigan en las garras del secuestrador y asesino desconocido.  O, simplemente, nos lleva a la fascinación por el formidable relato de ese citado malo, que es lo que nos conduce a un clímax muy diferente a lo que podríamos esperar. En otras palabras, Desaparecido no deja de sorprender en su sexto volumen. Y el escenario al que nos lleva es bestial.

No es fácil evaluar los muchos aciertos de Sanbe en este punto de la historia sin desmenuzar lo que sucede en ella, pero es obligado hacerlo así, porque lo que provoca Desaparecido es justo la sensación de que el autor no deja de sorprendernos sin necesidad de recurrir a imposibles saltos mortales, un deus ex machina de los que tanto proliferan o piezas que en realidad todavía no había desplegado sobre el tablero. Todo estaba ahí, y habrá quien lo haya visto, algunas cosas de hecho sí que se podían intuir con relativa facilidad, pero la forma en la que encajan todas las piezas no. Cuando lo hacen, además, Sanbe vuelve a desperdigar las piezas de este fascinante puzle y nos obliga a empezar de nuevo, solo que esta vez lo hace sin contarnos las normas. No las sabemos ni en el flashback con el que se culmina esta parte de la historia, formidable y turbio, ni tampoco en la segunda mitad de este volumen, cuando de verdad arranca un Desaparecido bastante nuevo en muchos aspectos. Sanbe incluso cambia el ritmo narrativo, añade una forma diferente de entrar al relato, aunque mantiene lo esencial, y es que Satoru va descubriendo detalles al mismo tiempo que el lector. Ese juego sigue funcionando como al principio, y es algo digno de elogio después ya de seis volúmenes y más de un millar de páginas.

El dibujo de este sexto libro también forma parte de la reinvención que experimenta la serie. Hay muchos cambios y eso exige mucha destreza por parte de Sanbe para no romper la atmósfera de la serie. Cierto es que ya nos había venido preparando desde el principio, y no desvelaremos cómo, por supuesto, pero es un trabajo importante el que realiza aquí. Además, hay que destacar que hay muchos elementos narrativos destacables en la forma en la que Sanbe dibuja algunos momentos de la historia, haciendo algo más que simplemente ponerlos en la página para su comprensión visual. Hay muchos momentos en los que las imágenes hablan por sí solas, y además con bastante contundencia, y ahí Sanbe sí consigue aprovechar lo que en algún momento del relato se ha podido considerar como un punto débil de su dibujo, la ausencia de fondos en determinadas viñetas. Aquí ese recurso funciona muy bien como elemento narrativo, dando una sensación muy convincente. Desaparecido crece mucho en este volumen, y ya estaba siendo una serie muy buena, así que parece evidente que Sanbe ha acertado con la dirección a seguir y nos coloca como lectores en esa agridulce posición en la que estamos disfrutando tanto que cerrar la última página se convierte en una molestia hasta que podamos hacernos con el siguiente volumen.

Boku Dake ga Inai Machi comenzó a serializarse en la revista Young Ace en 2012. El sexto volumen recopilatorio lo publicó Kadokawa en junio de 2015. El único contenido extra es un epílogo en forma de cómic para explicar un error de la historia en su cronología.

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Esta entrada fue publicada en 1 agosto, 2017 por en Kadokawa, Kei Sanbe, Manga, Norma y etiquetada con , .

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