La memoria de un político extraordinario

Conmoción general. Profunda tristeza. Unidad. Esas podrían ser las palabras clave que podríamos vincular al fallecimiento de Adolfo Suárez. Sin duda la muerte del pirmer presidente de la democracia ha sido uno de los acontecimientos más conmovedores que se han producido en los últimos tiempos. Conmoción ante una pérdida anunciada, pero no por ello menos dolorosa. Tristeza ante la desaparición de alguien que resultaba familiar para casi todos los que vivieron la transición. Unidad en el reconocimiento ante la magnitud y relevancia política del hombre que, tal como hemos oído repetir estos últimos días, consiguió en pocos años descomponer una dictadura dando paso a un Estado democrático.
timeA nadie se le escapa que Suárez es una figura histórica de primer orden. Su papel ha sido reconocido tanto a nivel nacional como internacional. No nos encontramos, por tanto, ante el óbito de un hombre común. Estamos ante la desaparición de un hombre extraordinario en el sentido literal de la palabra.
Cuando se produce la muerte de este tipo de personalidades mi naturaleza archivera se pregunta ¿dónde irán a parar sus papeles personales? ¿dónde residirá a partir de entonces la memoria más íntima y personal de aquel entrañable y digno político? ¿Dónde está el límite del interés personal y el colectivo cuando se trata de personajes de tanta relevancia? Sabemos que, por el momento esos papeles se encuentran en manos de su familia, pero ¿se tendrá previsto crear un espacio en el que siga latiendo el impulso vital del presidente fallecido? Quizás todavía sea pronto para hacernos estas preguntas.

Es evidente que tampoco estamos refiriéndonos a un legado documental común. Hombres extraordinarios dan lugar a memorias escritas extraordinarias, a documentos en los que está encerrada una parte importante de la historia de un país, un segmento relevante de la historia colectiva. Las cartas, las fotografías, los informes, los escritos políticos, las reflexiones que dejó por escrito Adolfo Suárez han de tener una enorme relevancia. Como archivero sería todo un lujo profesional contar con la posibilidad de acceder a esa documentación y dejar reflejado en un cuadro de clasificación el recorrido vital-documental de un hombre tan importante para nuestro país.

Resulta paradójico referirnos a la memoria de Adolfo Suárez, un hombre a quien la enfermedad le había obligado a perder los recueros hace ya algunos años. Pero su memoria está en su trayectoria vital, en su trabajo y, de una manera preferente cuando ya se ha perdido el recuerdo, en sus documentos. Como ya hemos señalado en otras ocasiones en el archivo está la vida y ésta sigue latiendo en cada una de las cartas o en cada una de las fotografías que con toda probabilidad forman parte del archivo personal de aquel político.

Acerca de Fernando Betancor Pérez

Archivero (El Museo Canario), Licenciado en Documentación (UC3M), Especialista Universitario en Archivística (UNED), Licenciado en Geografía e Historia (ULL) Publicaciones
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3 respuestas a La memoria de un político extraordinario

  1. Elisa Carballo dijo:

    Muy interesante Fernando…como siempre. Los archivos de los ex-presidentes deberían existir al completo, pero me temo que muchos documentos desaparecieron en los cambios de gobierno y otros se habrán silenciados para edulcorar dichas figuras. Una pena que la transparencia y democracia no haya llegado a los archivos.

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  3. Almudena dijo:

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