Liniers – El principio de soñar… y allá vamos.

Vamos por la vida inmersos en una rutina impuesta por reglas sociales, por ideas sobre una existencia en búsqueda de la felicidad basada en un modelo quizás no tan eficiente hoy en día, pero lo suficientemente convencional como para aceptarlo sin reclamar: Estudiamos, trabajamos, estudiamos más para trabajar más. Intentamos planificar la felicidad como para almacenarla en recuerdos que hasta el mismo facebook nos hace dar cuenta: ¡Hace un año! Y nos dejamos llevar por excusas y límites que nos frenan cuando aún somos capaces de soñar, incluso, con vivir una libertad ajena a estos patrones de comportamiento. No cultivamos más el arte, lo apreciamos distante. No cultivamos más la aventura, la esquivamos con otros roles y miedos. Hacemos lo opuesto a lo que en verdad queremos. Nos vendieron la idea de que la felicidad está en el dinero, cuando en realidad está en las cosas pequeñas. La mejor manera de alcanzar un sueño no la encontrarás en un iPhone, sino en salir y saludar a un desconocido regalando una sonrisa sincera. Está en el «buenos días» de desayuno, en dar las gracias incluso por lo más cotidiano, en dejarse llevar por los sentimientos nobles como el cariño y la generosidad y en los abrazos espontáneos, esos que se dan para estar corazón con corazón. Todo sueño empieza cuando decides despertar y hacerlo realidad.

Al menos una vez nos habremos cruzado con alguien que parece haber roto el molde, que parece haberse salido de estos esquemas para hacer cosas no comunes. ¿Cuántas veces le dijimos: «estás loco»? Y aunque le hayamos criticado, con el simple hecho de haberlo intentarlo ya nos dio una lección de vida. Aquellos locos, en general, amantes de lo raro y lo distinto, parecen seres solitarios enfrascados en un cambio que nadie pidió que hicieran. Esos personajes extravagantes, peligrosos no por tener un arma sino porque su libertad es contagiosa, a tal punto de impregnar su capacidad de soñar. Seres atrevidos, sin ataduras, vistos mal desde afuera, incomprendidos. Y aunque seguramente hayan deseado bajar los brazos algún momento, son de esas personas que luchan por sus ideas y no se detienen hasta demostrárselo, a sí mismos, pues no les hace falta presumir, que estuvieron haciendo lo correcto. La sensibilidad de estas personas les hace ser fuertes y su tenacidad les hace infinitos. Entendieron que la soledad no es un castigo, sino un trampolín que les impulsa a llegar tan alto como soñaron. ¿Dinero? ¿Bienes? La felicidad está en lo que no se tiene, en lo que hay que hacer de uno, día a día. En romper los miedos y las excusas. En soñar siempre y sentirse libres sin omitir las responsabilidades.

Severi – Que tus sueños pesen más que tus excusas

¿Cómo es que no le damos importancia si en un principio todos fuimos niños capaces de soñar? ¿Dónde quedaron aquellas ideas de revolución y de creatividad? Más allá de las culpas sobre las cosas en la vida que no pudimos elegir, habrá que encontrar medios para lograr, si quiera, alcanzar un sueño, sin dejarse vencer por la monotonía del consumismo y la soledad. Toca dejar de lado las excusas y permitirnos sumar momentos de felicidad, de entrega real y sincera, y así capturar breves instantes hasta convertirlos en imborrables recuerdos, como fotografías tatuadas en nuestra piel que seguirán con nosotros hasta el final de nuestros días. En esta vida nada es como lo planeamos, pero tenemos la capacidad de improvisar y recalcular direcciones para llegar nuevamente hacia nuestro objetivo final. Viajar, reír, escuchar a los demás, son solo puntos de partida para crecer, para aprender a amar y a amarse uno mismo. Hagamos que valga la pena.

Hermann Hesse – Siempre ha sido así, y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte. –¿Fuera de eso, nada en absoluto? –Sí, la eternidad.

Conclusión:

Si nos olvidamos de soñar no es que hayamos dejado de ser niños, sino que nos hemos olvidado de cómo ser hombres. Si dejamos de lado los estereotipos sobre una vida de felicidad basada en cuántas cosas tienes, más personas podrían ser felices incluso con todas sus carencias. Si recordamos que somos libres sentiremos que aún estamos a tiempo, siempre lo estaremos… ♫sueños, no te olvides de los sueños