Liniers – Z-25 El robot sensible

Cuando en una relación el adiós se presenta, cruje el corazón y la desesperación forma parte de esos nuestros últimos momentos juntos. La distancia se convierte en un lugar cotidiano con el tiempo, el aislamiento no es más que una medicina para depurar nuestros miedos con resignación. Tal vez así, a la deriva, sin tener claro cuál será nuestro destino, podamos entender que no importa cuánto nos esforcemos en ser entendidos, ya no hará falta si no hemos aprendido a hablar desde el corazón. Cuesta conformarse, pero más cuesta admitir que no salió como lo habíamos planeado, sin embargo, no estará mal dejarse llevar. Aceptar entonces que el adiós te vuelve eterno.

Severi – Los miedos salen de acá. El valor sale de acá

Más allá de las relaciones que acabaron, la vida sigue para el que continuó con su esencia y descubrió en soledad aquella fuente de valor, aquel corazón sobreviviente que siguió entregando y entregándose sin dudar pese a lo desconocido que tenía por delante. La melancolía avasallante intentará siempre entorpecer su avance, sin embargo, solo lo engrandece porque en el tiempo contemplará todo el progreso ante la depresión y el abandono. El verdadero valor surge cuando el corazón perdona y cierra sus heridas, cuando no le hacemos caso a los fantasmas del pasado y perseveramos en nuestros pequeños logros, como impulsos aleatorios pero motivadores al fin y al cabo. Y cada nueva lección, y cada recuerdo, fusionados en un presente muchas veces adverso, marcan el día a día con plenitud y humildad. Recordar no es un encierro, es libertad.

Tal vez pocos puedan entender este punto: ante la opción de olvidar, obtiene más valor quien decide inmortalizar y llevarse en su travesía piezas de arte que engrandecerán más ese sentimiento forzado a acabar. Porque después de haberse entregado, solo queda recibir y reconstruirse a partir de sus propios pequeños retazos. Trascenderemos desde nuestras nuevas vivencias, de nuestra sensibilidad y nuestra transmisión de emociones. A lo mejor sea el camino difícil, pero no imposible. Aquí no se trata de no saber dejar ir, sino más bien de reconocer que esto que ha terminado ha sido bueno y que toca ir por algo mejor para nosotros.

Gabriel García Márquez – En verdad hay sentimientos que es mejor que se queden en lo platónico; y es mejor recordarlos así, irreales, inacabados, porque eso es lo que los hace perfectos.

Conclusión:

Darle su lugar al pasado para seguir un camino inesperado no es sencillo si se confunde con guardar esperanzas de un retorno. Lo importante es reconocernos en todo momento como somos y como sentimos. Lo que queda de nosotros servirá para una nueva versión que nos permita seguir aprendiendo. Desde este viaje en soledad todo parece estar cambiando ♫ Y estoy flotando en una manera muy peculiar y las estrellas lucen muy diferentes hoy