-¿Y si dejo de amarte? -Te enamoraré todos los días

Y con esa seguridad podemos afirmar muchas veces que somos la persona indicada, aunque podamos estar en un error. En el mercado sentimental, el marketing nunca estuvo tan desarrollado como cuando uno se atreve a ofrecerse como la compañía ideal, el amigo en versión 2.0, el que puede hacerlo todo sin estropear lo más básico: la amistad. El incesante amante, el paño de lágrimas y saco de arena para el desquite del estrés. El todo abrumador. Sin embargo: ¿Qué nos hace decir tan arrebatada proposición? La respuesta es una sola: Nos seduce el vértigo de bordear el abismo entre la zona del amigo y el verdadero amor.

La zona del amigo (friendzone), aquella lista negra en la que nos pueden poner con la finalidad de hacernos eternos. No nos cambiarían por nada, valoran nuestras cualidades, cuentan con nosotros para todo, en las buenas y las no tan buenas. Y podríamos salir con esa persona que nos ha puesto en cuarentena solo para llenarnos de expectativas y falsas esperanzas mientras que para ella solo somos ‘especiales’, como un animal en extinción, que lejos de salvarle solo ceden la labor ‘a quien corresponda’. Estamos en la zona del amigo y nos duele, pero también tenemos una lista propia y no la firmaremos. Injusticia o karma, balance o compensación. ¿Es tan malo perder un amigo si podríamos convertirlo, al menos, en un gran aprendizaje? Piénsalo, tú y esa persona, ¿qué podría fallar?

Entonces, una serie de excusas recorre tus pensamientos. Lo primero: ¿Por qué creer que no va a durar? ¿Acaso son capaces de ver el futuro? Lo siguiente: Tal vez no nos conozcan del todo pero nos juzgan por parte de nuestra historia, como si fuésemos incapaces de rectificar, de haber aprendido. Y, por último, aunque existan más «peros», llega la excusa inmadura: Es la persona perfecta, pero no es «mi tipo». Y, con esa indignación, me permito dejarles un cortometraje mexicano que explica mejor lo que trato de decir:

No es una derrota si nos colocaron en ese lugar intocable, es solo un reto mayor. Eleven las apuestas, ajusten la tenacidad y, sobre todo, den las señales correctas, porque esa querida persona –amiga nuestra- necesitará pruebas, evidencias y hasta una hoja de ruta. Salir de la friendzone es para arriesgados, suicidas y demás locos que, como tú lector y yo, nos gusta emprender aventuras nuevas con la bandera del amor. Y, si al final, no resulta como esperabas, serás doblemente arriesgado al procurar recuperar la confianza y amistad de quien quisiste con vesania, o quizás comprenderás que su misión en tu vida ya ha culminado.

Nunca te arrepientas: Si fue algo bueno, fue increíble. Si fue algo malo, fue una experiencia

Conclusión

Un amigo lo será siempre y cuando ambos estén sintonizando la misma frecuencia. Basta que alguien entregue más para que esa amistad descompensada se degenere y se pierda. ¿Tener los ojos abiertos o caminar sin querer darnos cuenta? ¿Afrontar u omitir? Y ser lo suficiente valiente para cantar: ♫vamos, mátame, mientras sonríes como una amiga y yo iré corriendo solo para hacerlo otra vez…