Reflejo del post anterior (la muerte de un amor)

Liniers: ¿Sabes lo que pasa? Vos y yo somos de planetas diferentes

Liniers: ¿Sabes lo que pasa? Vos y yo somos de planetas diferentes

Allí estás tú:

Con esa sonrisa y aquellas bromas que sentía siempre especiales. Jactándote de todo aquello que posees y que yo no podía ofrecerte. Con palabras dulces que ahora son ajenas, sin importar que hace unos meses eran exclusivamente para mí. Con la oportunidad que tanto querías de tener alguien a quien tocar y sentir porque no te bastó nunca todo lo que yo te entregué, y no te culpo: eres de otro planeta. Con aquel silencio tan cómodo porque realmente era lo mejor para los dos, o al menos eso te hice creer. Acompañando tus travesuras con ‘alguien’ a quien espero sepas ‘amar’ y esté dispuesto a todo por ti. Con ese gato al cual empecé a odiar porque le dedicabas más tiempo que a mí: espero que ya no seas tan infantil. Saliendo de marcha porque decidiste retomar tu vida como cuando te conocí, en juergas y descontrol: allá tú, yo no te seguiré. E, inexplicablemente, le preguntas por mí a quien está en medio de nosotros. ¿Para qué? Después de enterarme de todo esto tendré que ser fuerte… tengo que…

Aquel día en que lo nuestro acabó lloré muchísimo, como no lo había hecho antes. Aunque traté de creer en tus palabras «nunca te olvidaré» o «siempre serás el mejor en mi vida», sabía que sería difícil conformarme con eso. De aquella rutina rompecorazones a la cual ya estaba acostumbrado nuevamente me hice cargo, para que entendieras que no podías jugar conmigo a decirme ‘te quiero pero no te amo’. Esos últimos momentos dulces aún los tengo bien adentro, previos al desenlace: El final de un amor, el final de una vida. (Vida que, para mí, cambiaría por completo para honrar todo lo que significó este amor) Y la esperanza que me habías regalado meses atrás al decirme que vendrías por mí la transformé en una ilusión, una canción de un ‘nos vemos pronto’ que nunca llegaría. En paralelo tenía que ser firme, para no opacar los pequeños triunfos de mi hermano y no atormentarlo con mis líos como pudo ocurrir en un plano inverso. Ante esas circunstancias, agradezco a mis amigos por acompañarme a la distancia, en una tarea mágica pero increíble ante una situación muy crítica. Entonces decidí que viajar era el camino adecuado para empezar a olvidar… empezar a…

Y durante aquella odisea llegó un pensamiento frío, solo para aparentar…

En este viaje has aprendido una gran lección: «las cosas nunca saldrán como las planeas». Lo importante de vivir una aventura es vivirla sin renunciar a esas corazonadas que te impulsan a hacer cosas de las que no te arrepentirás. Sigue adelante.

Panorámica de las cataratas de Iguazú (desde el lado argentino)

Panorámica de las cataratas de Iguazú (desde el lado argentino)

Un escenario distinto, meses después el día en que cumplía uno de mis objetivos. Seguían el vacío que dejaste y todas aquellas promesas que hiciste por inexperiencia y que no cumpliste. Pero al enterarme de que habías empezado una nueva relación no pude llorar. Pasé por la amargura, indignación, tristeza, decepción e indiferencia en dos milisegundos. Estaba totalmente solo y decidí que era lo mejor camuflar este golpe para que nadie notara mi estado de shock. Y por ello fue el post anterior, una crisis depresiva que atacaba por dos flancos pero que se trataba básicamente de lo mismo. Te deseo todo lo mejor en tu nueva relación: Estás en otro nivel. Para mi corazón has muerto pero eres feliz, eso debe consolarme aunque sea contradictorio. Y estoy seguro de que «felicidad» me deseas aunque tácitamente. Es probable que nunca sepas que aún hasta ese día te seguía queriendo, pero ya no hay marcha atrás. Mis nuevas aventuras no te las dedicaré porque no volverás. Y aquella palabra que me regalaste: «esperanza» la enterré con mi voluntad de amar. Ya no conservo ni si quiera curiosidad por algo que ya he aprendido en varias formas sin buenos resultados. Querer amar y no ser correspondido del mismo modo… ¡del mismo!

Conclusión:

Tras una temporada de despedidas finales y relaciones amorosas que acabaron he llegado a la conclusión de que ambos escenarios son absolutamente iguales: El fin de un amor, El fin de una vida. En ambos casos solo con «fe» se podrían reencontrar. Tal vez existan casos resaltantes en donde las parejas pueden volver: Eso es porque nunca se terminó. Otros en donde los ex pueden ser amigos: Tal vez eso nunca fue amor (tal vez). Deben tener presente que es muy doloroso que alguien acabe con tu «esperanza» porque luego de eso el único camino válido es el «olvido». Fui victimario, ahora víctima otra vez. Pero esta vez Ya no tengo sufrimiento, ya no tengo quien me mienta. Ya no tengo a quien contarle lo que tengo en mi cabeza… 

Acerca de PaoloCesare

Calmo, analítico, consejero, buen compañero, gran amigo (eso dicen, no les crean). Me atrevo a escribir para compartir y aprender con Uds.
Esta entrada fue publicada en Personas y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.