lo que yo leo

Un blog sin pretensiones, sobre reseñas literarias para leer en 10 minutos; contiene comentarios sobre libros, recomendaciones, divagaciones y toda clase de digestiones literarias que un lector compulsivo ha aderezado a su gusto. Por supuesto, abierto a colaboraciones y opiniones. Casi es obligatorio equivocarse aunque, evidentemente, yo soy yo y tú, eres tú, por supuesto; pero ni yo soy tú ni tú eres yo, por lo tanto, todo lo que escribas es tu responsabilidad: cada uno es dueño de sus palabras y de sus silencios, sin embargo, tu libertad no te permite escribir nada ilegal o degradante para otros como tú y como yo. Es por eso que, al menos ese SILENCIO sí impera en este blog.

«cela, un cadáver exquisito», de francisco umbral: un ajuste de cuentas exquisito.

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«Cela pudo parecer fascista por autoritario y despótico, pero luego se ha visto, con los años y el trato, que todo era literatura. Cela a quien quería parecerse era a Valle-Inclán en la prosa, a Baroja en las novelas, a Azorín en los arcaismo, etc. casi todo el 98» F.U.

Es sabido, que en el firmamento, las luces de las estrellas se opacan entre sí de tal modo que el brillo de unas nos impiden apreciar el de las otras. Entre las constelaciones del arte ocurre exactamente lo mismo y, en el caso del universo de la literatura, es tanto más evidente como que los propios protagonistas se encargan de legar a la posteridad testimonio escrito de sus desavenencias, envidias y relaciones furibundas.

¿Quién puede dejar de apreciar la ácida enemistad entre Cervantes y Lope, con aquella frase de “la guardia cuidadosa”  (“me han sonado tan bien, que me parecen de Lope, como lo son todas las cosas que son o parecen buenas”)? ¿O ese estupendo prólogo a la segunda parte de El Quijote, que por sí solo encarna un género narrativo, en el que el genio cervantino despacha con gusto a aquel nacido en Tordesillas al que tilda de “asno, mentecato y entrometido”? Y, así mismo, ¿Quién no conoce el archifamoso soneto de Quevedo “erase un hombre a una nariz pegado” donde retrató, por los siglos, al poeta Góngora?

El libro objeto de esta reseña no llega a las alturas de los grandes autores del Siglo de Oro pero no es menos lacerante, mordaz y sardónico. Con la intención declarada de Francisco Umbral de hacer un retrato de su mentor y amigo Camilo Jose Cela, fallecido el mismo año de su publicación, va desgranando una serie de anécdotas y momentos biográficos, alternando críticas opiniones y comentarios a la obra del autor gallego.

Desde su llegada en los años 60 al Café Gijón, el escritor madrileño se introduce en las tertulias literarias apadrinado por Camilo Jose Cela, quien en esa época ya era un escritor consagrado, renovador de la literatura de posguerra con obras como “La Familia de Pascual Duarte”, “Viaje a la Alcarria” y “La colmena”. Se codea con viejas glorias como Gonzalez Ruano (posteriormente denostado por su dudosamente ética relación con el régimen nazi) o el poeta García Nieto. Y jalona su biografía con decepciones como el fallido intento de alcanzar el rango de miembro de la academia.

No deja de parecer un libro oportunista y apresurado: su estructura formal, dividida en dos partes principales VIDA y OBRA, finalmente no responde a su enunciado, y se entremezclan anécdotas, opiniones y análisis, barajadas aleatoriamente. De la memoria de su dilatada relación, Umbral va extrayendo capítulos cortos y de fácil lectura, que más parecen breves apuntes, aunque maravillosamente redactados, o incluso, una recopilación de columnas periodísticas y notas de sociedad.

Se respira en toda la obra una voluntad inconfesada de Francisco Umbral de ajustar cuentas con su “padre” intelectual, teñida del narcisismo del propio autor, quien no cesa de retratarse constantemente así mismo. ¡Recuerdo la famosa escena televisiva protagonizada por Francisco Umbral: “yo he venido a hablar de mi libro”! Pues bien, en muchas de sus páginas se asoma el autor, dejándose ver, bien como tenue reflejo, bien como umbría presencia, más pareciendo un libro memorialístico que autobiográfico.

El acierto de la obra reside, por un lado, en su inmejorable estilo narrativo, la puntillosa y certera mirada de Francisco Umbral y su verbo fustigante y ágil que no deja recoveco sin hurgar, ni flaqueza sin zaherir; en esto se nota su notable capacidad de articulista.

Igualmente, entiendo acertado su análisis de la obra de Cela que, sobre todo a partir de “Mazurca para dos muertos” (1983), construyó de su persona un personaje, y estuvo recreándose en él hasta su fallecimiento, ganándose en el camino el aprecio y reconocimiento general (léase Premio Nacional de Narrativa, Príncipe de Asturias, Premio Nobel, Planeta y Cervantes) concedidos más a su trayectoria pasada que a su logros posteriores a “La colmena”.

También, para concluir, es interesante para toda aquella persona coetánea a los hechos relatados, que revive, ahora desde la nostalgia, las interioridades de un finado pasado.

Un saludo.

Francisco Umbral, periodista, poeta, novelista, biografo y ensayista madrileño, (el orden es arbitrario e ignoro si del gusto del interfecto en orden a sus preferencias y/o prioridades), nacido en 1932 y fallecido en 2007. Su andadura literaria se inició en Valladolid bajo el ala protectora de Miguel Delibes, en el periódico El Norte de Castilla. Su llegada al Madrid natal se produce en 1961. Allí frecuentará las tertulias del Café Gijón donde se relacionará con escritores como García Nieto y Camilo Jose Cela. Trabajará y colaborará con inumerables publicaciones y periódicos y alternará esta labor de columnista (recopilada, entre otros en Mis placeres y mis días, 1994) con la ingente producción de novelas (Mortal y Rosa, 1975; las ninfas, 1975) y biografías (Larra, anatomía de un dandy, 1965; Lorca, poeta maldito, 1968; Ramón y las vanguardias, 1978. Recibió importantes premios como el Premio Nadal de novela por Las Ninfas en 1975; el Premio González Ruano de Periodismo en 1980 por su artículo El trienio; finalista del Premio Planeta en 1985 con Pío XII, la escolta mora y un general sin un ojo; en 1991 el Premio Nacional de la Crítica por Leyenda del César visionario; en 1996 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras; en 1997 el  Premio Nacional de las Letras Españolas; en el año 2000 el Premio Cervantes. Por cierto, que no pudo entrar en la Real Academia Española en 1990, siendo apadrinado por Camilo José Cela, Miguel Delibes y José María de Areilza, siendo elegido para el sillón «F», Jose Luis Sampedro.Tampoco obtuvo el premio Nobel, y eso se nota en el libro objeto de esta reseña.

INDICE: Epígrafe. ATRIO. LA VIDA. Gente bien. El 98. Baroja. El niño terrible. El Café. Ríos Rosas, 54. Son Armadans. La cucaña. José García Nieto. El inglés. El vagabundo. El vagabundo almuerza. La política. La preguerra. El fascismo. Censor y delator. La rosa. Muerte de César. La Alcarria. Cela y las generaciones. Marina. Salieri II. El Nobel. La finca. San Camilo. Toledo. Puerta de Hierro. Cena en Puerta de Hierro. Cela y el dinero. El milenio. 2001. La gloria. LA OBRA. Cela por sí mismo. El proceso. El plagio. Una trayectoria. Izas, rabizas y colipoterras. El andarín de su órbita. La novela de la guerra. Mazurca. Profesor de energía. Boj. Husserl. Nietzsche y Cela. El compromiso burgués de la novela. Su españolismo. Articulismo. La cultura de las cosas. La prosa Lírica. Lo castizo. Los sueños vanos, los ángeles curiosos. Profesor de energía. ÍNDICE ONOMÁSTICO

 

cela: un cadaver exquisito-francisco umbral-9788408043409

  • Editorial: PLANETA
  • ISBN: 9788408043409

 

Autor: loqueyoleo

En un mundo mudo y lleno de ruido y furia, resuena el silencio de las palabras olvidadas entre las páginas de un libro: despierta, comparte y lee.

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